Falso sublime
No se puede esperar una est¨¦tica optimista en tiempos de deshielo y batallas gas¨ªsticas. La lectura que del mundo hacen la mayor¨ªa de los autores contempor¨¢neos es el de un lugar de desastres, poblado de miserables que miran su condena a trav¨¦s de una lente rota. El arte no ser¨ªa m¨¢s que una superficie din¨¢mica, una membrana regeneradora que permite a lo vivo existir en el l¨ªmite de s¨ª mismo.
El trabajo de Pamen Pereira (Ferrol, 1963) busca fijar la resonancia entre ambos mundos, el que quiere sobrevivir y el ideal, para darle una nueva causalidad. Un conjunto de dibujos y tres esculturas perfilan su nuevo proyecto titulado Ant¨¢rtida, el lugar donde "la sobrecarga sensorial es causada por el sol, el cielo, el hielo, el fr¨ªo. All¨ª el mundo es nuestro cuerpo". Capas desplegadas, l¨ªneas cabelludas de humo sobre pan de oro y terciopelo vislumbran la tierra desgarrada en montes, islas, glaciares, equilibradas sus formas sobre una superficie donde se hace el vac¨ªo, la frontera entre el medio natural, salvaje, rom¨¢ntico, inaccesible, y el cuerpo donde se libra la verdadera dimensi¨®n del ser humano ante los ciclos profundos de la naturaleza.
PAMEN PEREIRA
Galer¨ªa Antonio de Barnola
Palau, 4. Barcelona
Hasta el 6 de octubre
Tras su viaje por las tierras
azules de las islas Orcadas, el mar de Weddell y los estrechos de Bismarck y Gerlache, la artista descubre formas primigenias que sella en gruesas l¨ªneas de sombra parecidas a la piel de un felino. El fuego recobra su virulencia en monta?as heladas, silenciosas, intencionadas, como modelos en una pose enf¨¢tica que nos hablan m¨¢s de la naturaleza de nuestra imaginaci¨®n que de su imperturbabilidad. Al lado de este paisaje entr¨®pico, condenadas a parecerse a lo que fueron, unas esculturas de alabastro, como s¨²bitas monta?as heladas, buscan la respuesta a su par¨¢lisis en la proximidad y en la proporci¨®n humana. Colocadas sobre un mobiliario chino, se diluyen en su domesticidad. No sentimos el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s por tocarlas y, sin embargo, sus formas se convierten, de una manera banal, en la base de cierta moda ornamental que el arte vive hoy. La propia idea de vocaci¨®n que tiene la obra de Pamen Pereira se ve frustrada por una falsa aspiraci¨®n a la sublimidad. El vicio del amaneramiento.
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