"El disco tiene hondura y hasta maldad"
Calamaro reivindica en su nuevo trabajo la cumbia cultural con "canciones redondas"
Andr¨¦s Calamaro (Buenos Aires, 1961) suspira: "Mi ej¨¦rcito cada vez es m¨¢s peque?o". Est¨¢ hablando de Bruce Waldack, el amigo estadounidense a cuya memoria dedica su nueva entrega, La lengua popular (Gasa-Warner). "Bruce era un millonario de las puntocom al que conoc¨ª en un avi¨®n, rumbo a Argentina. Un tipo extremadamente generoso que me meti¨® en el mundo de Internet cuando yo dedicaba mi tiempo a cuidar de un burro en la sierra de ?vila. Apareci¨® muerto en su penthouse porte?o y nos dej¨® muchas inc¨®gnitas respecto a su vida".
Con Calamaro no valen las preguntas directas. Esa evocaci¨®n del amigo desaparecido desemboca en una reflexi¨®n sobre los nuevos flujos migratorios: "Antes eran los potentados anglos que adquir¨ªan haciendas, pero es que Francis Ford Coppola se ha comprado una casa-b¨²nker en Buenos Aires. Yo mismo vend¨ª mi piso, m¨¢s conocido como Camboya Profunda, a una gringa". Le asombran esos nuevos residentes, dada la inseguridad que reina en la capital argentina. "No es un lema de la derecha. Con dos millones de parados y una epidemia de adictos a algo parecido al crack, los asaltos son constantes. Los ricos dejan sus mansiones para instalarse en pisos m¨¢s f¨¢ciles de proteger".
Calamaro cuida muy mucho sus palabras. "No quiero formar parte de la oposici¨®n a N¨¦stor Kirchner. Tengo simpat¨ªa por su mujer, y m¨¢s despu¨¦s de comprobar c¨®mo se desenvolvi¨® en su visita a Madrid. La izquierda argentina se ha atomizado y, me parece, cada vez es m¨¢s reaccionaria y desorientada. Creo que, en lo ¨ªntimo, detesta al pueblo".
No es el caso de Calamaro. Su nuevo disco incluye algunas aproximaciones a los sonidos imperantes en los barrios populares. "Me cuesta entender el temor de algunos exquisitos a la cumbia, a los ritmos de las provincias y dem¨¢s. En Argentina, siempre nos hab¨ªamos quejado de no tener una m¨²sica popular y bailable, al estilo de la samba brasile?a. Ahora existe y se mira con sospecha. Yo dir¨ªa que debemos apostar por el desarrollo paralelo de una cumbia cultural, con un cierto nivel intelectual".
La lengua popular oscila entre "las cadencias tropicales aggiornadas y el rock and roll de guitarras". "Puede parecer un disco superficial pero tiene hondura, sentimiento, hasta maldad. No es un ejercicio de estilo. Puede que inquiete a mi p¨²blico m¨¢s fiel y reaccionario, lo digo con cari?o. De todos modos, creo que son canciones redondas, con grandes estribillos. Para los que me acusaban de dispersarme, les ofrezco un disco cl¨¢sico, 12 temas y un librito muy hermoso, con dibujos de Liniers. Que me dejen de llorar con lo bonitos que eran los elep¨¦s: se pueden hacer objetos muy atractivos alrededor de los compactos".
En los ¨²ltimos tiempos, Calamaro ha trabajado con productores de fuerte personalidad, m¨²sicos que han marcado sus sucesivas entregas: Javier Lim¨®n, Litto Nebbia y, ahora, Cachorro L¨®pez, su antiguo compa?ero en Los Abuelos de la Nada. "Son discos que hubieran sido imposibles sin ellos, as¨ª que no les culpen". Andr¨¦s sigue prometiendo un rescate en toda regla de sus inedit¨®xicos, el turbulento material compuesto entre El salm¨®n (2000) y El cantante (2004): "Aqu¨ª ya hay dos de esas paranoias camboyanas, los temas que abren y cierran el disco, Los chicos y Mi Cobain. Ahora considero aquellas piezas como catarsis literarias a las que me apetece dar forma musical. En realidad, me divierte m¨¢s hacer canciones nuevas con Cachorro y dem¨¢s amigos". Sexy & barrig¨®n se titula una de esas canciones frescas. ?Le sirve como autorretrato? "Es una broma. Prefiero definirme como esposo feliz y como padre ilusionado".
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