El paso adelante
Hace 24 a?os, cuando ten¨ªa 25, Alberto Ruiz-Gallard¨®n era un tipo ambicioso, algo obsesivo y delgad¨ªsimo, con gafotas de pasta y pinta de empoll¨®n de tebeo. Ya hab¨ªa comenzado en pol¨ªtica, aunque su destino era de lo m¨¢s deprimente: concejal en la oposici¨®n de los asuntos de personal del Ayuntamiento de Madrid.
En el Ayuntamiento, Ruiz-Gallard¨®n aplica la receta de gasto p¨²blico y fuerte endeudamiento
Nacho Cano: "No era muy empoll¨®n, s¨ª muy inteligente. Y su amor por la m¨²sica me consta"
"Se pone cerca de Rajoy para, si ¨¦ste se estrella, darle el empuj¨®n final", opina un dirigente del PP
Las elecciones municipales dejan su partida particular en tablas. Aguirre y Gallard¨®n arrasan
"Menospreci¨® a Esperanza. La ve¨ªa como una mujer fr¨ªvola", seg¨²n un ex asesor de Gallard¨®n
EL DELGADUCHO SE HIZO FUERTE . Ya no queda nada del concejal delgaducho que se liaba y enrollaba hasta hacer perder la paciencia a sus propios correligionarios. Se ha convertido en un parlamentario peligroso y h¨¢bil, capaz de rematar con frialdad al que noquea.
El novato era conocido en el sal¨®n de plenos por dos cosas: por ser hijo del vicepresidente de AP Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Gallard¨®n, y por lo prolijo y aburrido que llegaba a resultar en sus trabajadas intervenciones kilom¨¦tricas. "Era un pesado", resume el senador del PSOE y ex regidor Juan Barranco, por entonces primer teniente de alcalde. "Pegado al reglamento siempre. Y dale, y dale, y dale con el reglamento, y venga a hablar. Hasta Tierno, que era amigo de su padre, se llevaba las manos a la cabeza cuando le o¨ªa".
Una tarde, pasada la hora de comer, Ruiz-Gallard¨®n disert¨® casi cuarenta minutos sobre un asunto intrascendente. Le iba a contestar el concejal de Personal del PSOE, Javier Angelina, pero Barranco, harto, arrebat¨® el micr¨®fono a su compa?ero, mir¨® de reojo a Ruiz-Gallard¨®n y solt¨®:
-Como dijo san Lucas, crezca el ni?o en bondad y sabidur¨ªa.
En un sonado debate en la Asamblea de Madrid machac¨® a la portavoz socialista Cristina Almeida
Y se levant¨®, dando por terminada la sesi¨®n.
"En bondad no s¨¦ si ha crecido el ni?o", se r¨ªe ahora Barranco. "Pero en sabidur¨ªa, s¨ª, y mucho. Ah¨ª est¨¢ ?no?".
En efecto. Ah¨ª est¨¢: en estos 20 a?os, Alberto Ruiz-Gallard¨®n ha ganado peso, ha perdido volumen de gafas, ha abandonado por el camino el aspecto de empoll¨®n de libro y se ha convertido en un pol¨ªtico original y elaboradamente at¨ªpico, pero clave de la derecha en Espa?a. Hasta sus m¨¢s enconados enemigos, que se encuentran en el PP, naturalmente, le reconocen un logro dif¨ªcil: haber ganado por goleada las ¨²ltimas cuatro elecciones a las que se ha presentado (dos a la Comunidad de Madrid, dos al Ayuntamiento). Pero le acusan de poner su ambici¨®n personal, que apunta a La Moncloa, por encima de cualquier cosa, de cualquier persona y de cualquier cargo.
Hasta sus enemigos le elogian por haber ganado por goleada las ¨²ltimas cuatro elecciones
En agosto, Ruiz-Gallard¨®n se postul¨® para acompa?ar a Rajoy en un puesto destacado en la lista del Congreso de las pr¨®ximas elecciones de marzo. El alcalde asegura que su intenci¨®n es reforzar al candidato del PP a la presidencia del Gobierno y de paso dar voz a los ciudadanos de Madrid. La interpretaci¨®n es la contraria desde muchos sectores del PP. Est¨¢n convencidos de que el gesto esconde un movimiento t¨¢ctico perfecto encaminado a situarse bien en la lucha por el poder en el partido si Rajoy pierde las elecciones. "Se pone cerca de Rajoy para, si ¨¦ste se estrella, darle el empuj¨®n final", resume un dirigente del PP en Madrid. "Imaginemos que pierde Rajoy y que Rodrigo Rato se retira, que es posible porque a lo mejor no le apetece estar cuatro a?os en la oposici¨®n para jug¨¢rsela en 2012. Entonces, sin Rato, habr¨¢ un congreso a cara de perro entre los dos enemigos, entre los dos ¨²nicos candidatos capaces de liderar el PP y convertirse en la cabeza visible de cara a las elecciones de 2012: Esperanza Aguirre y Ruiz-Gallard¨®n. Y para eso es casi indispensable ser diputado. Y de ah¨ª el paso de Ruiz-Gallard¨®n", a?ade otro dirigente regional del PP, partidario de Esperanza Aguirre.
Por lo pronto, las declaraciones de Ruiz-Gallard¨®n (y sus interpretaciones) arrastraron al PP a un estado de convulsi¨®n interno considerable. Para liquidarlo, Rajoy se proclam¨® el pasado lunes candidato a las elecciones en un acto algo esquizofr¨¦nico e impensable meses atr¨¢s. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, resumi¨® as¨ª el episodio en una entrevista a este peri¨®dico: "El PP es el primer partido en el que hay m¨¢s codazos por ir de n¨²mero dos que de uno. Es ins¨®lito".
Rajoy cerr¨® la crisis en falso, sin revelar los nombres de sus acompa?antes en las listas. Desde entonces, Ruiz-Gallard¨®n se ha limitado a acudir a sus actos casi protocolarios de alcalde. Pero en el PP siguen mirando de reojo a este pol¨ªtico educado y culto, aparentemente contradictorio, amante de la f¨®rmula 1 y los aparatos electr¨®nicos, proclive a ponerse colorado, de riza forzada y movimientos algo artificiales, que asegura amar tanto la m¨²sica como para abandonar su pr¨¢ctica cuando se dio cuenta de que le gustaba m¨¢s escucharla que interpretarla. No es simp¨¢tico a la primera, como Aguirre, ni se desenvuelve en la calle con su soltura en el trato directo con la gente. Algunos lo achacan a una suerte de soberbia. Sus colaboradores lo atribuyen a una timidez innata imposible de extirpar.
?T?MIDO O SOBERBIO?. No es simp¨¢tico a la primera, como Aguirre, ni se desenvuelve en la calle con su soltura en el trato con la gente. Algunos lo achacan a una suerte de soberbia. Sus colaboradores lo atribuyen a una timidez innata imposible de extirpar.
Llor¨® de alegr¨ªa al inaugurar el ¨²ltimo t¨²nel del enterramiento de la M-30. Y en medio de la campa?a electoral, fue capaz de despedirse, con una frialdad absoluta y una sangre fr¨ªa apabullante, de Miguel Sebasti¨¢n, candidato del PSOE al Ayuntamiento, despu¨¦s de que ¨¦ste mostrara en un debate televisado en directo la fotograf¨ªa de la abogada Monserrat Corulla, presuntamente relacionada con la Operaci¨®n Malaya marbell¨ª, y le preguntara si manten¨ªa con ella alguna relaci¨®n.
Naci¨® en Madrid, en 1958. Pertenece a una familia acomodada y culta. Su t¨ªo abuelo fue Isaac Alb¨¦niz. Su abuelo, un periodista que cant¨® las excelencias guerreras en ?frica del general Franco; su padre, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Gallard¨®n, un abogado y pol¨ªtico mon¨¢rquico inteligent¨ªsimo que fue encarcelado por oponerse a la dictadura y que acompa?¨® a su amigo Manuel Fraga en la formaci¨®n de AP.
Estudi¨® el Bachillerato en el colegio de los padres jesuitas de Nuestra Se?ora del Recuerdo, en Madrid. All¨ª coincidi¨® con Nacho Cano, uno de los integrantes del grupo musical Mecano. "Era algo mayor que yo; se vio m¨¢s con mi hermano Jos¨¦ Mar¨ªa. Por lo que recuerdo, no era muy empoll¨®n, s¨ª muy inteligente. Aunque cuando m¨¢s lo he tratado es ahora. Le considero amigo. Y en este pa¨ªs, que es una pesadez, es alguien que intenta equilibrar posturas. Y su amor por la m¨²sica me consta".
En 1977, con 19 a?os, ingres¨® en AP de la mano de su padre y de Manuel Fraga. Para entonces cursaba derecho en el CEU. Hace el servicio militar, donde se aficiona al paracaidismo. Se casa con Mar Utrera, hija de un ministro falangista de Franco. Terminada la carrera, saca el n¨²mero dos de las oposiciones para fiscal. Ejerci¨® poco: en 1983 es elegido concejal de la oposici¨®n del Ayuntamiento de Madrid. All¨ª conoce y comparte bancada con su actual rival en el partido, Esperanza Aguirre, tambi¨¦n edil en la oposici¨®n. Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid y por entonces l¨ªder de AP en el Ayuntamiento, recuerda sobre todo "sus enormes ganas y su disposici¨®n para trabajar". Un compa?ero de filas le recuerda "incisivo y ya muy ambicioso".
?Y AZNAR? "Aznar siempre ha visto a Esperanza como su ni?a bonita", dice un dirigente af¨ªn a Aguirre. Pero ahora, Ana Botella, su mujer, es concejal de Madrid y se encarga del proyecto m¨¢s atractivo. "Y eso puede influir".
En septiembre de 1986, Fraga le nombra secretario general del PP. Dos meses despu¨¦s muere su padre, por entonces diputado de AP. Al velatorio acuden pol¨ªticos de todas las tendencias, atendidos por un Alberto Ruiz-Gallard¨®n hoy casi irreconocible, muy enflaquecido, dentro de un traje que parec¨ªa quedarle enorme. Desde entonces lleva una cadenita de plata prendida al cintur¨®n, que muere en el bolsillo izquierdo del pantal¨®n y que le sirve de llavero: la misma cadena que utilizaba su padre para lo mismo llevada de la misma forma.
Con 28 a?os se present¨® a las elecciones auton¨®micas en Madrid. Perdi¨®. Con 32 volvi¨® a presentarse. Volvi¨® a perder. Con 36 gano, convirti¨¦ndose en el presidente de la Comunidad de Madrid. Centr¨® su legislatura en construir kil¨®metros de metro. Hizo 31. Prometi¨® m¨¢s para su segundo mandato. Sobre todo en el sur de la regi¨®n de Madrid, el cintur¨®n rojo, el caladero habitual de los votos socialistas. Vuelve a ganar.
Ya no queda nada del concejal delgaducho que se liaba y enrollaba en los plenos hasta hacer perder la paciencia incluso a sus propios correligionarios. Se ha convertido en un parlamentario peligroso y h¨¢bil, que no perdona; en un enemigo dif¨ªcil capaz de rematar con frialdad al que noquea. En junio de 2000, en un sonado debate en la Asamblea de Madrid, machac¨® a la portavoz socialista, Cristina Almeida. Eran los tiempos de T¨®mbola, y Almeida, que hab¨ªa salido en varios programas de televisi¨®n, pregunt¨® por "la degradaci¨®n que se est¨¢ produciendo en Telemadrid". Ruiz-Gallard¨®n recurri¨® a la iron¨ªa y no solt¨® una presa f¨¢cil hasta que la deshizo: "Cuando usted, se?ora Almeida, sale en televisi¨®n cantando Si yo tuviera una escoba, ?es eso televisi¨®n de calidad? ?Son se?as de identidad de una televisi¨®n de calidad que vaya usted a Cr¨®nicas marcianas con el padre Apeles? Y cuando va el padre Apeles, ?es telebasura?". Luego cit¨® uno por uno los programas a los que hab¨ªa acudido Almeida: "Los comunes, Locos de atar, Humor cinco estrellas, Me lo dijo P¨¦rez, La sonrisa del pel¨ªcano...".
Las tuneladoras roen la tierra excavando los t¨²neles por donde circular¨¢ el Metrosur a la misma velocidad que aumenta la deuda de la Comunidad de Madrid. Esto se convertir¨¢ en una de las caracter¨ªsticas de su gesti¨®n: grandes obras en un plazo mete¨®rico, grandes deudas, instituci¨®n exhausta. Esto le criticar¨¢ el equipo de Esperanza Aguirre, que le suceder¨¢ en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, y que se quej¨® de encontrar la hucha vac¨ªa.
A DERECHA E IZQUIERDA. "En las encuestas no es el pol¨ªtico m¨¢s valorado entre los simpatizantes del PP; pero es el m¨¢s valorado, de entre los l¨ªderes del PP, por el conjunto de los ciudadanos. Y se trata de sumar votos para Rajoy", afirma un colaborador.
"Le viene de un problema de ideolog¨ªa. No tiene ideolog¨ªa", asegura un alto dirigente regional del PP en Madrid, partidario de Aguirre. "Yo soy liberal. Soy partidario de no incrementar el gasto p¨²blico. De no subir los impuestos. ?l es todo lo contrario. Su ideolog¨ªa es seg¨²n le da, tiene ocurrencias, ideas sobre esto y lo otro. Su verdadera capacidad de gesti¨®n se tendr¨ªa que ver en momentos de crisis, con el viento de proa, con estrecheces presupuestarias".
?ngel P¨¦rez, de IU, es portavoz de IU en el Ayuntamiento. Conoce bien a Ruiz-Gallard¨®n porque compiti¨® con ¨¦l en la Asamblea de Madrid durante ocho a?os. "S¨ª que tiene ideolog¨ªa. Claro. Es de derechas. Y es capaz de traducir esa ideolog¨ªa a pol¨ªtica efectiva. Pertenece a una derecha peligrosa porque no se le ve venir. Ha asumido ciertos valores sociales que son valores sociales asumidos ya por la derecha europea. Pero no cree en lo p¨²blico porque es muy amigo de privatizar empresas p¨²blicas, organismos p¨²blicos. En una palabra: no cree en el Estado. Y cuando digo que es peligroso es porque es listo y ha asumido que sin el centro no puede ganar. No conviene menospreciarle".
Manolo Cobo, primer teniente de alcalde y mano derecha de Ruiz-Gallard¨®n desde hace una d¨¦cada, asegura que el actual alcalde de Madrid tiene en pol¨ªtica unas cuantas ideas inamovibles "como la idea de Espa?a, por ejemplo". "Pero en el resto no es sectario ni dogm¨¢tico. ?l sostiene que la izquierda se ha apropiado de unas banderas, como el reequilibrio territorial, por ejemplo, que no le pertenecen. Por eso nosotros, cuando gobernamos la regi¨®n de Madrid, intentamos dotar de inversiones determinadas zonas que lo necesitaban. Y romper estereotipos siempre acarrea cr¨ªticas de personas que no tienen costumbre de mover nunca sus posiciones. A principios de los noventa, Ruiz-Gallard¨®n, que entonces era senador, se opuso al servicio militar obligatorio. Le dijeron de todo desde el PP. A?os despu¨¦s, un presidente del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, abol¨ªa el servicio militar obligatorio".
LA CADENA DEL PADRE. Desde la muerte de su padre, en 1986, lleva una cadenita de plata prendida al cintur¨®n, que muere en el bolsillo izquierdo del pantal¨®n y que le sirve de llavero: la misma cadena que utilizaba su padre para lo mismo llevada de la misma forma.
En julio de 2002, el destino de Ruiz-Gallard¨®n da un vuelco por orden, precisamente, de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que le designa como candidato a la alcald¨ªa. No le apetece mucho, pero acepta. A su vez, Esperanza Aguirre ser¨¢ la candidata a sucederle en el gobierno regional. Le apetece y acepta. Una vez en el Ayuntamiento, Ruiz-Gallard¨®n aplica la receta de gasto p¨²blico y fuerte endeudamiento que ya hab¨ªa empleado en la Comunidad. Se compromete, en cuatro a?os, a soterrar m¨¢s de 10 kil¨®metros de la autov¨ªa que parte en dos la ciudad y la separa del r¨ªo: la M-30. Durante cuatro a?os, los madrile?os soportan un estado permanente de obras, el hecho de circular por la M-30 se convierte en un martirio zigzagueante y cambiante cada semana; se suceden los atascos, los mares de polvo, la sensaci¨®n perenne de vivir en una ciudad que parece siempre provisional...
Pero los t¨²neles se terminan a tiempo. Con la lengua fuera y la hucha vac¨ªa, pero se terminan.
Mientras tanto se ha ido larvando una lucha sorda entre las dos cabezas visibles del PP en Madrid: Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que cada d¨ªa se detestan con m¨¢s argumentos.
"Ruiz-Gallard¨®n menospreci¨® a Esperanza. La ve¨ªa como una mujer fr¨ªvola que desembarcaba en Madrid sin mucho futuro y no le dio importancia. ?l estaba muy c¨®modo sin hacer mucho caso al partido, porque el presidente del PP en Madrid, P¨ªo Garc¨ªa Escudero, le dejaba hacer. Pero a Esperanza no hay que despreciarla", asegura un antiguo colaborador de Ruiz-Gallard¨®n, ahora en el bando de Aguirre.
20 A?OS DE EVOLUCI?N. En estos 20 a?os, Alberto Ruiz-Gallard¨®n ha ganado peso, ha perdido volumen de gafas, ha abandonado por el camino el aspecto de empoll¨®n de libro y se ha convertido en un pol¨ªtico original y elaboradamente at¨ªpico, pero clave de la derecha en Espa?a.
A principios de octubre de 2004, Aguirre mueve ficha. Se postula como aspirante a presidir el PP en Madrid. Ruiz-Gallard¨®n reacciona y ordena a Manolo Cobo que se presente a su vez. Garc¨ªa Escudero, para evitar un congreso suicida entre las filas del PP, fuerza una reuni¨®n de la junta directiva regional de Madrid, compuesta por 300 vocales. "Empezaron a hablar vocales, concejales y diputados, la inmensa mayor¨ªa contra Gallard¨®n, y fue como si se abriera el tap¨®n y la gente se desahogara", recuerda un dirigente del PP asistente a la reuni¨®n. "Le dijeron de todo: que era desleal al partido, un arrogante; le recordaron casi uno por uno los feos que hab¨ªa ido haciendo en sus a?os de presidente regional o de alcalde... Fue un poco una venganza, pero ¨¦l se lo hab¨ªa buscado. Un ejemplo: ¨¦l iba a un pueblo y sonre¨ªa al alcalde, aunque fuera socialista, y le alababa la gesti¨®n, y al portavoz del PP, que estaba en la oposici¨®n, pues ni le dirig¨ªa la palabra, y as¨ª en un pueblo, y en otro, y en otro. Y esos portavoces estaban ah¨ª esa noche y le devolvieron todos los desplantes juntos esa noche. Ruiz-Gallard¨®n se dio cuenta de que en un congreso no ten¨ªa nada que hacer con Aguirre y orden¨® a Cobo retirarse", a?ade un l¨ªder regional del PP af¨ªn a la presidenta regional. Aguirre hab¨ªa dado un paso adelante y hab¨ªa ganado. Ya no hab¨ªa ning¨²n motivo para menospreciarla.
Las elecciones municipales de mayo dejan su partida particular en tablas. Los dos arrasan.
Y ahora, el que ha dado un paso adelante ha sido el alcalde. Siete meses antes de las elecciones generales. "El momento no ha resultado oportuno. Debi¨® haber pactado con Rajoy, con el que Ruiz-Gallard¨®n tiene buena relaci¨®n, lo de ir en las listas de n¨²mero dos o tres o cuatro antes de hablar", sostiene un miembro del PP que se considera neutral.
"Lo ¨²nico que quiere es ayudar", replica Cobo. "En las encuestas no es el pol¨ªtico m¨¢s valorado entre los simpatizantes del PP, pero es el m¨¢s valorado, de entre los l¨ªderes del PP, por el conjunto de los ciudadanos. Y se trata de ganar unas elecciones. De sumar votos. Para Rajoy. Lo inexplicable es que haya gente en contra de que se presente", a?ade.
No es la primera vez que el alcalde se ve en el ojo del hurac¨¢n pol¨ªtico, vapuleado por determinados miembros de su partido; acusado de saltarse las reglas, de ir a lo suyo y de puentear al l¨ªder en beneficio propio. La diferencia es que ahora hay una fecha, una hip¨®tesis concreta y un enemigo con rostro y nombre. La fecha es marzo, la condici¨®n es si Rajoy pierde y el enemigo es Esperanza Aguirre, con la que deber¨¢ coincidir en infinidad de actos protocolarios en Madrid y disimular su enfrentamiento en sordina con sonrisitas de medio lado y abrazos fugaces. En una futura batalla cara a cara, Ruiz-Gallard¨®n cuenta con el apoyo del andaluz Javier Arenas y el gallego Alberto N¨²?ez Feijoo, seg¨²n fuentes del partido. Aguirre, adem¨¢s de Madrid, domina el PP en Castilla-La Mancha, Murcia, La Rioja y el Pa¨ªs Vasco.
?Y Aznar? "Aznar siempre ha visto a Esperanza como su ni?a bonita", asegura un dirigente del PP af¨ªn a la presidenta. Pero ahora, Ana Botella, su mujer, es concejal en el Ayuntamiento de Madrid, desempe?a la lucida cartera de Medio Ambiente y se encarga del proyecto m¨¢s atractivo de la legislatura: vestir y adornar los kil¨®metros ganados a la M-30 a base de t¨²neles al lado del r¨ªo. "Y eso puede influir, claro que s¨ª", a?ade este mismo dirigente.
En marzo del a?o que viene, Alberto Ruiz-Gallard¨®n tendr¨¢ 49 a?os. Faltan siete meses. Entonces se sabr¨¢ si el paso adelante dado ahora descubre por completo a este eterno candidato en la sombra.
Vigilar las obras en moto
ALBERTO RUIZ-GALLARD?N es aficionado a las motos.
Y muchos fines de semana se relaja montando en moto. Lo de relajarse tal vez suene exagerado. "Iba en moto a visitar las obras de la M-30 y luego nos recordaba a cada concejal correspondiente los fallos, las imperfecciones, lo que hab¨ªa descubierto mientras iba ¨¦l solo por ah¨ª", asegura el primer teniente de alcalde y mano derecha del alcalde, Manuel Cobo. "Es exigente, detallista; es de ese tipo de personas a las que no les da igual una cosa que otra en nada", a?ade.
"Marca las prioridades, y con ¨¦sas trabaja. En la legislatura pasada, de lo que se trataba era enterrar la M-30 a tiempo. Y a eso estuvo dirigido el equipo. A veces puede llegar a descuidar otros campos, pero creo que marcar esas prioridades, a la larga resulta beneficioso para la ciudad", explica un concejal que trabaj¨® con ¨¦l durante la pasada legislatura.
"Adem¨¢s", prosigue Cobo, "en el Ayuntamiento hay mucha m¨¢s presi¨®n que en la Comunidad de Madrid. Siempre se acerca un vecino cuando entras en la cafeter¨ªa, o uno que te reconoce por la calle, y se dirige al alcalde y le explica que tal sem¨¢foro no funciona o que tal calle est¨¢ estropeada. Puedo asegurar que Alberto Ruiz-Gallard¨®n toma nota de todo, y luego, de vuelta al despacho, llama al director general de turno y le cuenta lo que le ha denunciado el vecino", a?ade Cobo.
Otra persona que trabaj¨® con ¨¦l en la Comunidad de Madrid asegura que es muy exigente, pero que deja obrar. "Pide resultados, pero no te marca constantemente", sostiene.
Eso s¨ª: madruga mucho, y se conecta a Internet para ver de madrugada las ediciones digitales de los peri¨®dicos antes incluso de que lleguen a los quioscos.
A diferencia de su predecesor, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, aficionado a la zarzuela y al madrile?ismo, Ruiz-Gallard¨®n huye como de la peste del casticismo. En la ¨²ltima campa?a electoral, por ejemplo, Rafael Simancas y Miguel Sebasti¨¢n, candidatos socialistas a la Comunidad y al Ayuntamiento, respectivamente, se pasearon por la Pradera de San Isidro con gorrilla de chulapo dej¨¢ndose ver.
Esperanza Aguirre, candidata del PP a la Comunidad de Madrid, fue m¨¢s lejos todav¨ªa: se plant¨® un traje de chulapa y con ¨¦l recorri¨® toda la feria con los brazos en jarras y una sonrisa de oreja a oreja. En cambio, Alberto Ruiz-Gallard¨®n acudi¨® muy temprano y casi de tapadillo.
Otro ejemplo del cambio operado en el Ayuntamiento: el anterior alcalde se hac¨ªa acompa?ar en las inauguraciones de la banda municipal y cada Navidad cantaba un villancico desde un balc¨®n de la plaza Mayor acompa?ado de una cupletista.
Alberto Ruiz-Gallard¨®n no ha cantado jam¨¢s. Y en la
inauguraci¨®n del t¨²nel que cerraba el soterramiento de la M-30, el 9 de mayo de este a?o, son¨® La primavera, de Antonio Vivaldi.
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