El mar Muerto entra en la UVI
Un proyecto para detener la agon¨ªa: un canal desde el mar Rojo
os jordanos adinerados acud¨ªan hace s¨®lo cuatro d¨¦cadas al hotel Lido, en la orilla norte del mar Muerto, a disfrutar de los ba?os y a flotar sin esfuerzo. A¨²n est¨¢n en pie las ruinas del hotel, restos del peque?o embarcadero y la piscina. Pero el agua salada queda ya muy lejos, a 1,3 kil¨®metros. "Esta explanada era el delta del Jord¨¢n y estuvo inundada hasta 1968", se?ala con el dedo el ge¨®logo israel¨ª Amos Bein. El mar Muerto agoniza. Su nivel desciende un metro cada a?o. Los pa¨ªses ribere?os de la cuenca del r¨ªo, ¨¢vidos de agua dulce, son voraces, y las muy rentables explotaciones de potasio ayudan al continuo descenso del nivel del mar.
La sobreexplotaci¨®n de los r¨ªos de la cuenca del Jord¨¢n que nutren este mar sin vida es la causa de todos los males. "En los a?os sesenta del siglo pasado, 1.700 millones de metros c¨²bicos desembocaban en el mar Muerto. Hoy s¨®lo son 500 millones. La superficie alcanzaba entonces los 1.000 kil¨®metros cuadrados, y ahora son 650", explica el ge¨®logo israel¨ª Amir Eidelman, que observa el deterioro progresivo del mar desde hace 40 a?os. "Israel", contin¨²a, "consume el 45% de las aguas del Jord¨¢n; Jordania, el 34%; Siria, el 20%, y L¨ªbano, el 1%. Es leg¨ªtimo. Pero los Gobiernos han preferido el agua dulce a la conservaci¨®n del medio ambiente". El asfixiante calor durante gran parte del a?o y la "tremenda" evaporaci¨®n hacen el resto. La carretera 90 bordea el mar y conduce a la lugar m¨¢s profundo de la superficie terrestre: 420 metros bajo el nivel del mar. En 1940 eran s¨®lo 392. Algunos balnearios y kibutz jalonan el paraje des¨¦rtico, agrietado por lo que fueron torrentes que alimentaban la laguna cada vez m¨¢s salada. A pocos kil¨®metros del extremo norte, la Palestinian Exploration Fund marc¨® en una gran piedra, hoy al borde del camino, el nivel del agua a comienzos del siglo XX. La distancia hasta la orilla es ahora de cientos de metros, y el desnivel entre la roca y el mar, de 28.
En los a?os sesenta desembocaban 1.700 millones de metros c¨²bicos. Hoy s¨®lo son 500 millones
La sobreexplotaci¨®n de los r¨ªos de la cuenca del Jord¨¢n es la causa de todos los males de este mar
Se deja atr¨¢s la reserva natural de Einot Zukim y, conforme se avanza hacia el sur, se observa cierto trasiego de camiones. M¨¢s de 10.000 personas trabajan alrededor del mar en la extracci¨®n de sal, y sobre todo potasio, empleado para elaborar fertilizantes. Es un negocio pr¨®spero y un obst¨¢culo que habr¨¢ que salvar para regenerar el mar. "Cuanto m¨¢s salino es el mar, m¨¢s f¨¢cil le resulta a las f¨¢bricas obtener el potasio. El empeoramiento es favorable para sus intereses", comenta Bein.
Tiene sorpresas ocultas la carretera 90. Unas estructuras met¨¢licas sostienen el asfalto en un tramo de la v¨ªa, que no se asienta en tierra firme. El terreno comenz¨® a hundirse en la d¨¦cada de los ochenta. S¨²bitamente, enormes y peque?as hondonadas comenzaron a aparecer en la orilla del mar. Hoy son m¨¢s de 1.500, que tienden a unirse y expandirse, y que amenazan la estabilidad de carreteras, hoteles e infraestructuras. "Como el mar retrocede, el agua dulce que llega de las monta?as se filtra en la orilla y se mezcla con el agua salada que hay bajo la superficie. Es el agua salada lo que da consistencia al suelo, de ah¨ª que la intrusi¨®n de agua dulce diluye la sal y se producen los hundimientos", precisa Eidelman. En pocos sitios se puede pisar la orilla. S¨®lo en Ein Gedi y algunos balnearios pueden los ba?istas embadurnarse con los barros negros, saludables para las afecciones cut¨¢neas.
?Qu¨¦ hacer? La apuesta de los pa¨ªses ribere?os contiene riesgos. Israel y Jordania dise?an desde hace tiempo, con la ayuda del Banco Mundial, un canal para trasvasar agua desde el mar Rojo hasta el mar Muerto y para desalinizar 800 millones de metros c¨²bicos anuales; 180 kil¨®metros de tuber¨ªas -ser¨ªan 120 si las aguas se trajeran desde la costa de Israel, pero Jordania no desea que su vecino tenga el poder para cerrar el grifo- transcurrir¨¢n por territorio jordano. "No es realista pensar que se va a restablecer el caudal de agua fresca a la cuenca del Jord¨¢n. El proyecto costar¨ªa entre 4.000 y 6.000 millones de euros. Hay que recaudar fondos y comenzar las obras. Se necesitar¨¢n 20 a?os, y para entonces el nivel del mar habr¨¢ bajado otros 20 metros", sostiene Eidelman. Por si algo faltara, como es norma en Oriente Pr¨®ximo, afloran recelos pol¨ªticos. Egipto y Arabia Saud¨ª, ribere?os del mar Rojo, plantean objeciones, aunque todos conf¨ªan en que podr¨¢n ser salvadas, dado que la obra es "vital para Jordania", seg¨²n los ge¨®logos hebreos. Mucho m¨¢s que para Israel, que cuenta con la mayor desalinizadora del mundo en Ashkel¨®n, y con el Mediterr¨¢neo.
El plan tampoco est¨¢ exento de riesgos. "El canal", sostiene el ge¨®logo, "transcurrir¨¢ por el valle de Arava. Es una zona s¨ªsmica peligrosa para las conducciones. Si fueran da?adas podr¨ªan producirse grandes filtraciones que contaminar¨ªan los acu¨ªferos de agua dulce. Adem¨¢s, cambiar¨ªa la composici¨®n del agua del mar Muerto y habr¨ªa riesgo de que aparezcan nuevos microbios". Mientras, la marcha atr¨¢s de las aguas prosigue. Aunque todo tiene un l¨ªmite. "Cuando la superficie descienda hasta los 450 kil¨®metros cuadrados, la evaporaci¨®n casi desaparecer¨¢. Cuando la salinidad es enorme, y en el mar Muerto hay 350 gramos de sal por litro, diez veces m¨¢s que en el Mediterr¨¢neo, la evaporaci¨®n es muy lenta. Con el caudal de agua que desemboque en el mar ser¨¢ suficiente para mantener ese nivel". El mar muerto, aseguran Bein y Eidelman, nunca morir¨¢.
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