Las estrellas negocian duro
Los grandes cantantes y grupos aprovechan la fuerte competencia entre instituciones para imponer cl¨¢usulas abusivas en sus contratos
La suspensi¨®n del concierto que Chayanne iba a ofrecer en las fiestas de Bilbao volvi¨® a poner de manifiesto que los representantes de los artistas m¨¢s conocidos del panorama musical no se andan con chiquitas cuando firman un documento. Se sienten con poder y lo ejercen. A los del cantante puertorrique?o les bast¨® con aducir "motivos personales" para excusar su ausencia en la Aste Nagusia y el Ayuntamiento tuvo que conformarse con escenificar una pataleta ante los medios de comunicaci¨®n.
"La singularidad de los artistas les permite negociar contratos que en otros sectores ser¨ªan abusivos", se quej¨® en una rueda de prensa Isabel S¨¢nchez-Robles, concejal de Turismo y Fiestas que no est¨¢ dispuesta a hacer m¨¢s declaraciones al respecto. En cambio, el intermediario en la frustrada actuaci¨®n, Unai Fresnedo, responsable de Radiation Tours, no tiene reparos en opinar ni se escandaliza por la cuesti¨®n. Aunque admite que los contratos de los artistas importantes como una tupida mara?a de cl¨¢usulas que les permiten ahorrarse cualquier menoscabo en caso de incomparecencia.
"Si el concierto no lo compra una ciudad, lo comprar¨¢ otra. Lo saben y se aprovechan"
Muestra, concretamente, el contrato que tuvo que firmar con motivo de la actuaci¨®n de Paulina Rubio en el Bizkaia Arena, el pasado mes de abril, y repasa los supuestos de arresto, huelga, epidemias, percances con el transporte y dificultades laborales que, entre otras circunstancias, hubieran justificado la ausencia de la cantante mexicana. El empresario reconoce la falta de concreci¨®n de muchas cl¨¢usulas ("huelga, ?d¨®nde?"), que los elevados cach¨¦s est¨¢n "desfasados" y que muchas exigencias del contrato se revelan al final del espect¨¢culo como innecesarias, simples caprichos. Pero dice que la gran demanda de conciertos permite que los artistas y sus representantes impongan sus condiciones.
I?igo Argomaniz, responsable de Get In, coincide en que cuestiones como la exclusividad y el elevado inter¨¦s por traer a un cantante o grupo llevan a suscribir acuerdos "que ser¨ªan abusivos llevados a cualquier otro negocio o materia". "El problema est¨¢ en que, si no lo acepto yo, lo acepta otro. Ellos saben aprovecharse de eso, sobre todo con el boom que hay ahora en toda Espa?a, donde todo el mundo hace festivales y conciertos, y las instituciones p¨²blicas lo compran todo en fiestas. Saben que, si no lo compra una ciudad, lo compra otra", resume el organizador del pr¨®ximo concierto de Bruce Springsteen en Barakaldo.
Unai Fresnedo concluye que para moverse en el complicado mundo de la contrataci¨®n art¨ªstica es fundamental "tener un buen seguro, hacer un buen trabajo y saber que a veces te pasa [que se suspende una actuaci¨®n)]". Aunque cuando media dinero p¨²blico es cuando se generan esc¨¢ndalo y debate social, las suspensiones son frecuentes en el mundo de la m¨²sica. Los contratos de algunas figuras recogen incluso una cl¨¢usula que indica que antes de un mes de su celebraci¨®n pueden suspender a su antojo la actuaci¨®n.
Otros sucesos permiten al contratado romper unilateralmente el compromiso cuando la fecha se echa encima; entre ellos, una enfermedad convenientemente acreditada y lo que los estadounidenses llaman acts of God (actos de Dios), categor¨ªa que incluye fen¨®menos como terremotos. Chenoa ampli¨® el repertorio de excusas convincentes cuando en 2002 suspendi¨® su actuaci¨®n en las fiestas de Vitoria por amenazas de los radicales. En esos casos no hay que hacer frente al pago del cach¨¦, ya que la actuaci¨®n no se produce. Por eso, y porque en su caso el pago lo realiza un t¨¦cnico municipal cada noche, despu¨¦s de las actuaciones, el Ayuntamiento de Bilbao no ha tenido que asumir directamente ning¨²n coste econ¨®mico por la cancelaci¨®n en los ¨²ltimos a?os de los conciertos de Prodigy, Madness, Primal Scream y Chayanne anunciados inicialmente en su Aste Nagusia.
Otra cuesti¨®n es el resto de los gastos de producci¨®n, que incluyen montaje de escenarios y recintos, infraestructuras, carteler¨ªa, promoci¨®n del evento, etc. Ese dinero est¨¢ gastado o comprometido, y lo debe cubrir una entidad aseguradora, cuyas p¨®lizas incluyen expresamente las inclemencias del tiempo y la incomparecencia justificada del artista. Tambi¨¦n se cubren causas ajenas al organizador, como es un apag¨®n.
Existen empresas especializadas en seguros de espect¨¢culos dispuestas a correr con los gastos justificados con contratos y facturas, por una prima que oscilar¨¢ entre el 4% y el 10% de los gastos de producci¨®n, o de ¨¦stos sumados al cach¨¦. Su suscripci¨®n habr¨¢ resultado rentable en los ¨²ltimos meses para los organizadores de las actuaciones de Elton John, Miguel Bos¨¦, The Knack, Pancho C¨¦spedes, Raimundo Amador y los Babyshambles de Pete Doherty, suspendidas en los ¨²ltimos meses en Euskadi. Antes, al p¨²blico rockero le escocieron especialmente las bajas de Rolling Stones (suspendieron su primera visita a San Mam¨¦s por laringitis de Mick Jagger), David Bowie (no actu¨® en Vista Alegre por problemas de espalda) y The Black Crowes (en 2005 no encabezaron el Azkena Rock tras cancelar su gira europea).
Por supuesto, los contratos habituales tienen la peculiaridad de que los artistas s¨ª se cubren bien las espaldas en caso de suspensi¨®n de la actuaci¨®n por parte de la organizaci¨®n. Se pacta una indemnizaci¨®n en funci¨®n del adelanto con que se produzca, pero tambi¨¦n hay casos en los que hay que pagar todo el cach¨¦.
La picaresca es una sombra que planea frecuentemente sobre las suspensiones de conciertos, hasta el punto de que muchas excusas esgrimidas son dif¨ªciles de creer. En el ¨¢mbito privado, cuando no media el pago de un cach¨¦ fijo, muchas cancelaciones las motiva realmente el miedo del artista a enfrentarse a un auditorio semivac¨ªo. Pero en el sector p¨²blico hay suspensiones que se deben simplemente a que el contrato no estaba amarrado, como parece que sucedi¨® con Elton John en Vitoria. I?igo Argomaniz, de Get In, critica la "man¨ªa" de las instituciones p¨²blicas de anunciar actuaciones cuando todav¨ªa no est¨¢n firmadas, lo que, en el mejor de los casos, s¨®lo lleva a encarecer la contrataci¨®n.
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