Los lunes a la Diputaci¨®n
Siempre hay una reacci¨®n primaria ante la evidencia de una crisis: atrincherarse. O parapetarse, defenderse, ocultarse o resguardarse. Hay un libro, El r¨ªo sin orilla, del argentino Juan Jos¨¦ Saer que plantea que atrincherarse en lo emp¨ªrico no aumenta el conocimiento, sino la ignorancia. Se refiere a ese conocimiento que surge de la experiencia de lo vivido, y que no se basa ni en la teor¨ªa ni en el razonamiento, ya que se adquiere por instinto no por pensamiento. La mayor¨ªa de los partidos se atrincheran por el conocimiento emp¨ªrico de sus vivencias en pol¨ªtica. Por instinto. Por ello, en momentos complicados, sus dirigentes se resguardan para defenderse.
En M¨¢laga, desde las elecciones municipales, se est¨¢ viviendo un fen¨®meno de atrincheramiento que afecta, en mayor o menor medida, a todas las fuerzas pol¨ªticas, pero que est¨¢ siendo especialmente lamentable en IU por su propia debilidad num¨¦rica. La direcci¨®n acaba de expulsar al 50% del grupo municipal en el ayuntamiento de la capital, un concejal. Y lo ha hecho en contra de las directrices de la ejecutiva federal. O al menos de una parte de esa ejecutiva. La expulsi¨®n podr¨ªa ser un hecho aislado, sino fuera porque el asunto tiene mayor calado. Se trata de un paso m¨¢s en la crisis interna que vive Izquierda Unida y donde la direcci¨®n andaluza se ha situado con el n¨²cleo duro del Partido Comunista que se enfrenta a Llamazares.
Unos d¨ªas antes de esta expulsi¨®n en M¨¢laga, la comisi¨®n ejecutiva regional, en su primera reuni¨®n tras las vacaciones, acord¨® una medida similar: echar del partido a Francisco Checa, el dirigente que tom¨® posesi¨®n de su acta en la Diputaci¨®n de Ja¨¦n, tras ser elegido por sus compa?eros -todos expedientados- en contra del candidato avalado por la direcci¨®n provincial. Tambi¨¦n, en esta decisi¨®n, bajo el pretexto disciplinario se esconde el enfrentamiento entre facciones. Este proceso de laminaci¨®n interna est¨¢ poniendo sobre las cuerdas la credibilidad de una formaci¨®n pol¨ªtica que ha perdido ya la mitad de sus siglas. Tambi¨¦n al 50% de su electorado, por lo que camina de batacazo electoral en batacazo electoral.
La expulsi¨®n del edil de M¨¢laga, Antonio Serrano, marca, igualmente, la distancia que existe entre la realidad de los hechos y la cacareada democracia interna, especialmente significativa en IU que tanto alardea de ella. Serrano form¨® parte de la lista alternativa que perdi¨® frente a la oficial -la oficial de aqu¨ª-, pero su porcentaje de apoyos posibilit¨® una candidatura de integraci¨®n, como establecen los, en teor¨ªa, democr¨¢ticos estatutos de IU. Ni durante la campa?a ni una vez elegidos estos ediles se han dirigido la palabra. El candidato, Pedro Moreno, se arrog¨® todas las responsabilidades, mientras a Serrano se le anunci¨® que le iban abrir las cartas que le dirigieran como concejal, al entender que eran del grupo municipal y no suyas.
Otro tanto de lo mismo ocurre con los dos representantes de IU en la Diputaci¨®n de M¨¢laga, donde gobiernan con el PSOE. Para no favorecer la proyecci¨®n de la diputada poco afecta a la ejecutiva, se le han devuelto a los socialistas algunas de las competencias que ella ten¨ªa a cambio de m¨¢s cargos de confianza para su compa?ero de partido, ¨¦ste s¨ª adscrito al sector oficial. Con esta operaci¨®n IU ha logrado aumentar hasta una veintena su personal de libre designaci¨®n, hasta el punto de que ya podr¨ªan celebrar las reuniones de la ejecutiva en la propia instituci¨®n. En el listado figura otro buen n¨²mero de dirigentes que acabaron las elecciones con escasa fortuna. Para entendernos, que se presentaron a alcaldes y algunos no salieron ni de concejal.
Con los despose¨ªdos en las urnas est¨¢ ocurriendo igual que con los que se atrincheran ante las crisis, que tambi¨¦n encontramos ejemplos en los dem¨¢s partidos. Eso s¨ª, visto desde fuera resulta preocupante ver como tanta gente y con tanta facilidad ha logrado cambiar los lunes al sol por los lunes a la Diputaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.