Europa, a mitad de camino...
La Conferencia Intergubernamental (CIG), el m¨¦todo cl¨¢sico para preparar los Tratados de Reforma europeos, acaba de superar la mitad de su camino, en un silencio clamoroso si se compara con la luz y taqu¨ªgrafos de la Convenci¨®n que redact¨® el Tratado Constitucional. El Gymnich, reuni¨®n informal de los ministros de Asuntos Exteriores de Viana do Castelo, ha sido la primera oportunidad -es de temer que sea la ¨²nica- para los representantes del Parlamento Europeo de intervenir en el trabajo en curso del grupo de juristas sobre los proyectos de Tratados, antes de que se concluya por la v¨ªa r¨¢pida.
El Parlamento abri¨® la puerta al acuerdo del Consejo Europeo de junio para convocar esta CIG con el Informe que elabor¨¦ con mi colega Elmar Brok, del PPE, que obtuvo un apoyo del 75% de los votos, as¨ª como el r¨¢pido dictamen conforme a su convocatoria. No hemos ocultado que este paso representa un sacrificio pol¨ªtico que compartimos con la mayor¨ªa de Estados y ciudadanos de la UE que hab¨ªan ratificado ya el Tratado Constitucional. Si lo hemos dado es para poder seguir avanzando todos juntos en el sugestivo proyecto hist¨®rico de la Uni¨®n Europea en la l¨ªnea de la Declaraci¨®n de Berl¨ªn.
El acuerdo que permiti¨® superar la crisis consiste, en esencia, en reemplazar el Tratado Constitucional como coronaci¨®n de un proceso por una reforma de los existentes en dos Tratados, incorporando como enmiendas las innovaciones contenidas en el mismo. A tal efecto, el Consejo de Junio aprob¨® un prolijo y minucioso mandato que conten¨ªa todas las instrucciones de lo que se deb¨ªa hacer. Como siempre en estos casos, no se trata de una simple acci¨®n mec¨¢nica de recortar y pegar, sino que el ingenio humano, y m¨¢s si se trata de expertos juristas, produce aut¨¦nticas filigranas. Pi¨¦nsese en el juego que ha dado durante m¨¢s de tres milenios un mandato tan preciso como los Diez Mandamientos desde que Mois¨¦s los baj¨® del monte Sina¨ª.
No va a ser tarea f¨¢cil explicar a la ciudadan¨ªa el resultado de estos cambios. Desde luego, no parece que el mejor m¨¦todo sea afirmar de modo panglosiano que no ha cambiado nada, apenas algunos detalles formales, porque todo ha sido vertido a los nuevos Tratados. Si, como afirman los bi¨®logos, el ser humano y la mosca comparten m¨¢s del 90% del ADN, y es evidente que el resultado no es el mismo, en este caso el texto resultante es para iniciados.
En particular, hay dos cuestiones pendientes que constituyen para el PE conditio sine qua non:
- La ciudadan¨ªa de la Uni¨®n, que figura en el Tratado de la Uni¨®n desde Maastricht, por lo que se trata de un concepto clave ratificado reiteradamente por los 27 Estados. El mandato elimin¨® al ciudadano del art¨ªculo 1¡ã, regresi¨®n que no nos gust¨® nada, pero lo que es inaceptable es la desaparici¨®n del concepto de ciudadan¨ªa, pilar fundamental de la UE del t¨ªtulo I del TEU, "democracia", lo cual lleva al resultado absurdo de que el Parlamento Europeo representa al ciudadano europeo, pero no se sabe qui¨¦n es este tipo de "animal pol¨ªtico", por decirlo con Arist¨®teles.
Nuestra posici¨®n es respetar la definici¨®n existente en los Tratados en vigor.
- La Carta de Derechos Fundamentales, que tiene entidad constitucional propia como fruto de la Primera Convenci¨®n, y no puede ser reducida a una declaraci¨®n -?adem¨¢s, la n¨²mero 11!- ni a un protocolo. La Carta tiene entidad propia -es la carta-, debe ser proclamada de modo solemne por las tres Instituciones antes de la ratificaci¨®n y publicada en el Diario Oficial, serie L. Adem¨¢s, ser¨¢ seguramente el ¨²nico texto que se podr¨¢ presentar y explicar de modo satisfactorio a los ciudadanos europeos, por lo que habr¨ªa que publicarlo tras el Pre¨¢mbulo.
En relaci¨®n con la Carta, el Parlamento hace una propuesta constructiva sobre el Protocolo 7¡ã (que excluye de la aplicaci¨®n de la Carta al Reino Unido, y al que se quiere a?adir Polonia) para permitir su derogaci¨®n unilateral, es decir, que de la exclusi¨®n de su aplicaci¨®n al pa¨ªs en cuesti¨®n se pueda pasar a la inclusi¨®n sin necesidad de la ronda de ratificaciones. Con ello respondemos positivamente al hist¨®rico paso dado por el Gobierno de Brown, consistente en el env¨ªo al Parlamento brit¨¢nico en julio del libro verde sobre The Governance of Britain (La Gobernanza de Gran Breta?a), en el que defiende la idea de ciudadan¨ªa y de Constituci¨®n escrita para el Reino Unido, con un claro reconocimiento de la importancia de los derechos que la ciudadan¨ªa europea concede a los brit¨¢nicos, entre otros, a elegir o ser elegidos alcaldes en Espa?a.
Otros puntos de preocupaci¨®n son los intentos de retroceder en la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n o en la Justicia y Asuntos Interiores hacia posiciones intergubernamentales, con el intento solitario de Polonia de incorporar el compromiso de Ioannina al Tratado.
Por parte del Parlamento, est¨¢n muy avanzados los trabajos de preparaci¨®n del complicado Informe sobre la distribuci¨®n de esca?os del PE, que esperamos est¨¦ aprobado para la Cumbre informal de Lisboa.
En conclusi¨®n, el PE mantiene intacta, con la mayor¨ªa de Estados y ciudadanos europeos, la voluntad pol¨ªtica de reforzar Europa con los Tratados de Reforma, a condici¨®n de que se rectifiquen los retrocesos que los convertir¨ªan en Tratado de Contrarreforma. Tras conseguir la aprobaci¨®n por el Consejo de Lisboa en Octubre, tenemos que actuar con la m¨¢xima diligencia y coordinaci¨®n en el proceso de aprobaci¨®n y ratificaci¨®n para que los Tratados est¨¦n en vigor en tiempo y forma. Para ser solidarios, convendr¨ªa que esta vez empiecen los que no se han pronunciado hasta ahora o tuvieron problemas. Por nuestra parte, trabajaremos para lograr los Tratados de Reforma m¨¢s aceptables, pero no renunciamos a seguir construyendo esta creaci¨®n continua, para coronar nuestro proyecto com¨²n, una Uni¨®n Europea fuerte y democr¨¢tica.
Enrique Bar¨®n Crespo es europarlamentario socialista y ex presidente del Parlamento Europeo.
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