Chile: ?c¨®mo hacemos para ser izquierdistas?
Todos queremos ser izquierdistas, ?pero c¨®mo hacemos para serlo?
?sta es la pregunta que parece afligir al Gobierno de Michelle Bachelet, que recientemente ha visto bajar sus ¨ªndices de apoyo en las encuestas a un 39%. La cifra recoge fundamentalmente la insatisfacci¨®n que sienten los santiaguinos por la desastrosa implementaci¨®n de un ambicioso plan de transporte urbano que ha dejado a la gente expuesta a horas de espera, a caminatas por calles peligrosas, a ausentismo laboral, o simplemente a viajar en los apretujados buses como un animal rumbo al matadero.
La imprecisi¨®n en identificar a los culpables de este mal servicio ha irritado a la ciudadan¨ªa de la capital, que ve con escepticismo c¨®mo los funcionarios escabullen las responsabilidades o las remiten a funcionarios de administraciones pasadas. La gente pide una soluci¨®n urgente para poder movilizarse y le interesa poco saber si el culpable fue quien dise?¨® el sistema de transporte que no funciona, o quien lo implement¨®. En ambos casos, son los Gobiernos de la Concertaci¨®n de centro-izquierda que gobierna en Chile desde el retorno de la democracia en 1989 los que se sientan en el banquillo de acusados. Y de esta grave situaci¨®n debiera estar aprovechando la oposici¨®n de centro-derecha, llamada aqu¨ª "La Alianza", para ganar adeptos.
Pero las mismas encuestas que magullan la popularidad de Bachelet no dan cifras nada auspiciosas para la derecha. Antes bien, la poblaci¨®n marca un distanciamiento fuerte con ambos conglomerados pol¨ªticos. En un momento de la historia del pa¨ªs -y acaso del mundo occidental- donde las fronteras entre derecha e izquierda son difusas, la gente se siente confundida y le resta adhesi¨®n a los pol¨ªticos.
El tema no tiene urgencia, pues las elecciones municipales son en Chile el pr¨®ximo a?o, y las presidenciales, reci¨¦n el 2009. Pero que un c¨²mulo de candidatos eventuales de ambas coaliciones ya est¨¦ haciendo campa?a habla de una cierta debilidad de la imagen de Michelle Bachelet como conductora "pol¨ªtica". Entre comillas va el t¨¦rmino "pol¨ªtica", porque la credibilidad hacia las buenas intenciones de la gobernante es enorme. Todo el mundo le tiene simpat¨ªa, y acaso eso explica que las encuestas no la castiguen a¨²n m¨¢s.
Si el tema del sistema de transporte pareciera ser s¨®lo un asunto de la capital, tambi¨¦n las regiones del pa¨ªs, del norte al extremo sur, se encuentran alteradas, pues muchos fondos que deber¨ªan ir para fomentar el desarrollo de las provincias se destinan a parchar malamente el transporte en la capital. Los provincianos sienten que est¨¢n "subvencionando" a los capitalinos.
Pero, en fin, lentamente, el transporte muestra se?as de recuperaci¨®n y puede ser que de aqu¨ª a un a?o est¨¦ funcionando de maravilla. Probablemente entonces las nuevas encuestas eleven la figura de Bachelet y sus ministros, y deje a la Concertaci¨®n en mejor pie para las elecciones que habr¨¢ el 2008 y el 2009.
La crisis del transporte hace evidente la frustraci¨®n de la gente y tambi¨¦n destapa un cierto clima de insatisfacci¨®n generalizado donde los trabajadores tienen la sensaci¨®n de que el ¨¦xito de Chile como pa¨ªs exportador, con opulentas arcas fiscales gracias, entre otras exportaciones, a los miles de millones de d¨®lares que Chile ha conseguido vendi¨¦ndole cobre a China, no se derrama en sueldos dignos para ellos.
?Qu¨¦ es un sueldo digno en Chile? El honorario b¨¢sico de un trabajador es tan bajo que mis lectores espa?oles abrir¨¢n espantados los ojos. Ronda apenas los 200 euros mensuales. Y si bien los distintos gobiernos de la Concertaci¨®n centro-izquierdista muestran notables cifras de reducci¨®n de la pobreza, y un macizo esfuerzo para beneficiar a la poblaci¨®n en salud, vivienda y educaci¨®n, persiste la impresi¨®n demoledora de que la riqueza en Chile est¨¢ brutalmente mal distribuida y que los economistas tienen m¨¢s puesto el coraz¨®n en los temas de equilibrios macroecon¨®micos que en aliviar las necesidades de la gente.
La percepci¨®n de que los pol¨ªticos y empresarios son indolentes a estos apremios fue tan grande que hace pocas semanas un incidente deton¨® en Chile lo que estaba tapado por distintos tipos de ret¨®ricas: la Iglesia cat¨®lica, a trav¨¦s de su portador, el obispo Alejandro Goic, llam¨® a los poderes chilenos a establecer ya no un sueldo m¨ªnimo, sino un sueldo "¨¦tico". E incluso le puso una cifra: 250.000 pesos. Algo as¨ª como 370 euros mensuales.
El noble obispo Goic recibi¨® fuego granado e ir¨®nico de los economistas, y frases tiernas y evasivas de los pol¨ªticos. Pero que la Iglesia, para usar un t¨¦rmino futbol¨ªstico, pusiera en movimiento el bal¨®n, excit¨® la capacidad dormida de movilizaci¨®n de los chilenos, y, tras mucho tiempo de calma, se ha vuelto a ver efervescencia social en las calles del pa¨ªs.
Esto culmin¨® el 29 de agosto, cuando la Central Unitaria de Trabajadores convoc¨® a protestas en las calles. El Gobierno no las autoriz¨®, pero las protestas de todos modos se hicieron. No faltaron los actos de vandalismo, ni tampoco las conductas sorprendentes de algunos pol¨ªticos de la coalici¨®n gobernante, que se solidarizaron con los manifestantes "contra" su propio Gobierno.
Conclusi¨®n: ?alarma roja! Varios pol¨ªticos quieren perfilarse ante el pueblo como de "m¨¢s izquierda" sembrando la pol¨¦mica y la divisi¨®n entre las fuerzas gobernantes.
Un senador de origen popular, Alejandro Navarro, fue golpeado brutalmente por un polic¨ªa, y las im¨¢genes del pol¨ªtico con la cabeza sangrando rumbo al hospital subieron la temperatura de los insatisfechos chilenos. Seg¨²n un entretenido observador, tambi¨¦n esa cabeza sangrante habr¨ªa hecho subir el rating del senador algunos puntos en su improbable carrera hacia la presidencia de 2009.
Si la activa Iglesia chilena habl¨® por imperativo ¨¦tico, es porque percibe que hay una insatisfacci¨®n ya no s¨®lo soterrada en Chile, sino muy expresiva, que a mediano plazo puede vulnerar el exitoso, aunque poco sensible, modelo de desarrollo.
?Menuda encrucijada en la que se encuentra Chile: pr¨®spera econom¨ªa con dram¨¢tica desigualdad social, amplia riqueza que no va a dar al desarrollo de los pobres con la urgencia que ¨¦stos necesitan, sino al ritmo pusil¨¢nime de los equilibrios macroecon¨®micos, deterioro de la imagen de los pol¨ªticos que hace que no cosechen "futuro" ni gobierno ni oposici¨®n!
Curioso momento: se esperaba que Michelle Bachelet fuera m¨¢s izquierdista que sus predecesores, el dem¨®crata-cristiano Eduardo Frei y el socialista Ricardo Lagos, pues parti¨® con mayor¨ªa en la c¨¢mara de diputados y de senadores que le auguraba un r¨¢pido tranco en la aceleraci¨®n de leyes que beneficiaran a los pobres y ratificaran el "Humanismo socialista" de la mandataria. Pero a poco andar, algunas figuras parlamentarias del bloque gobernante se desgajaron de ¨¦l hacia una independencia cr¨ªtica y la mayor¨ªa se ha vuelto inestable e impredecible.
?C¨®mo es el amor en los tiempos del c¨®lera? ?C¨®mo se puede ser izquierdista en los tiempos de la beatificaci¨®n medi¨¢tica del neoliberalismo?
O, puesto de otra manera: ?se puede ser socialista sin que se enojen los empresarios y los pol¨ªticos socialistas? Al parecer, en el Chile de Bachelet, esta inocente pregunta no tiene por el momento respuesta.
Antonio Sk¨¢rmeta es escritor chileno.
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