Copia de alquiler

El Gobierno present¨® ayer dos medidas para incentivar el mercado de la vivienda que corren el riesgo de convertirse en un aparatoso fiasco pol¨ªtico. El presidente del Gobierno y la ministra de Vivienda informaron de que a partir del 1 de enero los j¨®venes de entre 22 y 30 a?os podr¨¢n percibir una ayuda mensual de 210 euros mensuales para alquilar una vivienda; pero se da la circunstancia de que est¨¢ en vigor un plan nacional aprobado en Consejo de Ministros que subvenciona el alquiler de una vivienda con 240 euros mensuales a los j¨®venes de hasta 35 a?os. La segunda medida es una desgravaci¨®n fiscal a los alquileres del 10,05% en el IRPF que, junto con el tramo auton¨®mico, sumar¨ªa una desgravaci¨®n de hasta el 15% en la declaraci¨®n de la renta. Pero como el tramo auton¨®mico no tiene por qu¨¦ aplicarse, la idea difundida ayer desde el Gobierno de que se quiere equiparar el tratamiento fiscal del alquiler con el de la compra de vivienda peca de cierta exageraci¨®n.

Resulta un poco rid¨ªculo que el Gobierno presente como nueva una pol¨ªtica de ayudas que ya existe. El hecho de que la subvenci¨®n patrocinada por Carme Chac¨®n se aplique a rentas de hasta 24.000 euros en lugar del ¨¢mbito m¨¢s reducido de la norma aprobada en julio de 2004, no es causa suficiente para pronosticar que estamos ante un tratamiento novedoso y casi definitivo de las dificultades que tienen los j¨®venes para encontrar una vivienda. Existe, adem¨¢s, una objeci¨®n de orden estrat¨¦gico: la subvenci¨®n directa, en versi¨®n Trujillo o en la extendida copia de Chac¨®n, estimula la demanda de alquileres, pero el principal problema del alquiler en la actualidad es la oferta de pisos que puedan arrendarse. Hasta ahora, el Gobierno no ha conseguido convencer a los propietarios de pisos libres de que el mercado del alquiler es una opci¨®n rentable. Sin oferta, los j¨®venes no encontrar¨¢n un alquiler por el que puedan solicitar los 210 euros previstos.

Resulta irritante el evidente ¨¢nimo electoral con el que se tramit¨® ayer la presentaci¨®n de una ayuda p¨²blica que no es m¨¢s que la correcci¨®n de otra que ya existe, sin explicar que ya existe y por qu¨¦ no funciona. No est¨¢ de m¨¢s recordar que estas medidas son costosas: los 210 euros mensuales supondr¨¢n al erario p¨²blico casi 450 millones de euros. En Espa?a no se ha producido el debate p¨²blico necesario sobre el destino del super¨¢vit presupuestario y, por ello, no est¨¢n claros los criterios con los que debe utilizarse pol¨ªtica y socialmente. Esta falta de criterio se aprecia en la aparici¨®n inarticulada de ayudas sociales que han brotado como champi?ones las ¨²ltimas semanas.