El doctor ?ngel Castilla
Nacido en San Sebasti¨¢n en 1915 y fallecido hace unas semanas en Madrid, donde transcurri¨® casi toda su larga vida, ?ngel Castilla y Polo fue reconocido como uno de los pediatras m¨¢s notorios y apreciados desde 1940, cuando empez¨® a ejercer su profesi¨®n, hasta casi los primeros a?os del presente siglo. Un ejercicio que practic¨® como un arte para el que estuvo especialmente dotado.
De vocaci¨®n m¨¦dica muy temprana, desde su primera infancia, el doctor Castilla fue pionero en la manera de entender la relaci¨®n profesional con sus peque?os pacientes y muy especialmente con sus madres; una relaci¨®n basada en la gran confianza que su persona y simpat¨ªa despertaba, en la eficacia de sus diagn¨®sticos y en la sensatez de sus consejos.
Trat¨® y cuid¨® los males de tres generaciones de personas que siempre sintieron por ¨¦l un profundo reconocimiento y afecto que fue m¨¢s all¨¢ de la estricta relaci¨®n m¨¦dica. Trabajador infatigable reconocido con la medalla al m¨¦rito en el trabajo por su dedicaci¨®n, el doctor Castilla fue muchas cosas m¨¢s, entre las que podr¨ªa -quiz¨¢- destacarse su especial y profundo sentido de la paternidad ejercida, como todas las facetas de su vida, con el mejor de los talantes, gran generosidad y ejemplar tolerancia y afecto.
Fue amante de las bellas artes, lector de casi todo lo que destacaba en las librer¨ªas y dotado -como estaba- de una gran agudeza e inquietud intelectual, sigui¨® muy de cerca el pensamiento y el panorama c¨ªvico espa?ol desde que, muy joven, frecuentara la Revista de Occidente.
Educado en el Instituto Escuela, mantuvo siempre vivos los ideales de la modernidad y el liberalismo que quisieron enraizarse en Espa?a y que se vieron truncados por el enfrentamiento de la guerra incivil, como sol¨ªa repetir. Bromeaba con cierta resignaci¨®n sobre su vejez, refiri¨¦ndose a que no deb¨ªa quedar nadie vivo de los j¨®venes que repartieron con ¨¦l, en la Puerta del Sol, el art¨ªculo-manifiesto de Ortega y Gasset pidiendo el cambio del r¨¦gimen mon¨¢rquico en Espa?a.
Hab¨ªa dedicado especial atenci¨®n a cultivar la amistad de personas de varias generaciones, pero asum¨ªa con no poca nostalgia la partida definitiva de sus amigos m¨¢s antiguos, especialmente las recientes de Juli¨¢n Mar¨ªas y de Jos¨¦ Ortega.
Fue tambi¨¦n el ¨²ltimo de los 11 hermanos Castilla y Polo en morir, aunque esa penosa circunstancia se viera, sin duda, compensada por la solidez de su propia familia, formada por su mujer, Ina Reparaz, sus 9 hijos y sus 14 nietos.
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