La vida como pr¨¢ctica de riesgo

En Jared has aides, episodio de la sexta temporada de la serie South Park, Trey Parker y Matt Stone, en su a veces exasperante esfuerzo por pulsar los l¨ªmites de la correcci¨®n pol¨ªtica, llegaban a la conclusi¨®n de que, 20 a?os despu¨¦s de la irrupci¨®n de la enfermedad en la escena p¨²blica, ya resultaba l¨ªcito bromear acerca del sida. En el fondo, el presunto atrevimiento de Parker y Stone era una punta de iceberg: el reciclaje de la vieja amenaza bajo la apariencia de la enfermedad cr¨®nica propicia la desmemoria y la insensibilidad frente a una tragedia que sigue condicionando nuestra realidad y nuestros protocolos afectivos y sexuales. Por todo esto, Los testigos, de Andr¨¦ T¨¦chin¨¦, es una pel¨ªcula necesaria, que levanta acta de la irrupci¨®n de la epidemia en la esfera cotidiana y recorre su eco a trav¨¦s del tiempo, sirvi¨¦ndose de un complejo entramado de relaciones que bien podr¨ªa funcionar como mapa de un hipot¨¦tico contagio. Pero, aunque la idea de la transmisi¨®n del virus sustenta el suspense de algunos momentos, T¨¦chin¨¦ utiliza el concepto de contagio m¨¢s bien como paradigma narrativo: en Los testigos se contagia la incomunicaci¨®n y el prejuicio, pero tambi¨¦n la pasi¨®n, la comprensi¨®n y la entrega, entre muchas otras cosas.

Al contrario que el Roger Spottiswoode de la televisiva And the Band played on (1993), T¨¦chin¨¦ entiende que la ret¨®rica del cine de cat¨¢strofes no es la apropiada para hablar de un cataclismo que oper¨® de una forma demasiado sutil, transformando la normalidad de muchos en lo que se dio en llamar pr¨¢cticas de riesgo. Los testigos, que convierte a la un tanto inveros¨ªmil escritora que interpreta Emmanuelle B¨¦art en su voz narrativa, tiene forma, estructura, esp¨ªritu y textura de gran novela: una falsa saga familiar, cuyo sujeto colectivo se va armando mediante una red aleatoria de afinidades, afectos y deseos, y donde la irrupci¨®n de lo fatal partir¨¢ en dos el tono y la pulsaci¨®n del conjunto.

Podr¨ªa argumentarse que, en cierto sentido, Los testigos es casi un ejercicio de cine colosalista aplicado al intimismo. T¨¦chin¨¦ carga el metraje de temas, personajes y relaciones, al tiempo que refrena toda tendencia al melodrama y al sentimentalismo manipulador. El cineasta est¨¢ tan fino, en este sentido, que el cr¨ªtico puntilloso s¨®lo podr¨ªa reprocharle los sospechosos segundos de m¨¢s que detiene su mirada sobre la imagen de un beb¨¦, cuyo padre est¨¢ a la espera de diagn¨®stico.

Tr¨¢iler de 'Los testigos'