Meterse en un l¨ªo

"Nos hemos metido en un l¨ªo, reconozc¨¢moslo", dijo Maragall el mi¨¦rcoles en referencia a la reforma del Estatuto catal¨¢n. Pero lo que propuso a continuaci¨®n s¨®lo podr¨ªa servir para agravarlo: que si el Tribunal Constitucional emite una sentencia desfavorable para el nuevo Estatuto, los catalanes que lo votaron estar¨ªan en su derecho de pedir un nuevo refer¨¦ndum.

En marzo, CiU lleg¨® a proponer que el Parlamento catal¨¢n apoyase la convocatoria de una consulta popular sobre la independencia de Catalu?a en el caso de que el Constitucional "declare nulos algunos art¨ªculos del Estatuto". Aparte otras consideraciones, como la ilegalidad de tal consulta, y del conflicto que provocar¨ªa con el Estado, la propuesta supone de entrada una presi¨®n ileg¨ªtima sobre el Tribunal.

Maragall no ha hablado de independencia, pero su temeraria sugerencia se inscribe en la misma l¨®gica de presi¨®n indebida: significa poner sobre los hombros de los magistrados la responsabilidad de llevar a la pol¨ªtica catalana a un callej¨®n sin salida.

Una vez eliminado, por buenas razones, el recurso previo de inconstitucionalidad, es obligado atenerse a lo que a posteriori decida el Tribunal. Ello plantea un problema pol¨ªtico en los casos de leyes que requieren un refrendo popular, como las reformas estatutarias. Porque la eventual nulidad o sometimiento a interpretaci¨®n de determinados art¨ªculos se producir¨ªa despu¨¦s de ese refrendo.

Pero ¨¦sas son las reglas del juego, y la obligaci¨®n de un pol¨ªtico responsable es respetarlas: tener en cuenta la existencia de ese filtro a la hora de elaborar el texto, y explicar a los ciudadanos que m¨¢s vale esa garant¨ªa de constitucionalidad que forzar por temor la convalidaci¨®n de preceptos inconstitucionales.