Guerra privatizada
La suspensi¨®n temporal decretada por el Gobierno iraqu¨ª de las actividades de la empresa de seguridad estadounidense Blackwater, que protege a los diplom¨¢ticos de Estados Unidos, supone un severo rev¨¦s para la estrategia de Washington en Irak. Sin estos mercenarios, de los que puede haber hasta unos 50.000 en dicho pa¨ªs, Estados Unidos no podr¨ªa seguir adelante con un conflicto en el que combaten 160.000 soldados profesionales, a menudo desmoralizados al ver que los contratados cobran hasta 1.000 d¨®lares al d¨ªa, mucho m¨¢s de lo que ellos perciben.
La decisi¨®n del Gobierno iraqu¨ª llega despu¨¦s de un enfrentamiento entre un grupo de insurgentes y hombres de Blackwater que proteg¨ªan el traslado de un destacamento diplom¨¢tico norteamericano. Blackwater mand¨® refuerzos, incluidos helic¨®pteros, que causaron la muerte de al menos 11 civiles iraqu¨ªes. No fue el primer incidente de este tipo. Estas fuerzas operan al margen de la ley, porque Estados Unidos tuvo buen cuidado de dotarles de inmunidad ante la justicia local cuando entreg¨® el poder a un Gobierno iraqu¨ª. Los soldados regulares, por el contrario, est¨¢n sometidos al derecho internacional de guerra. La Administraci¨®n estadounidense impone unas normas militares propias a estas empresas, pero Blackwater fue contratada por el Departamento de Estado y no por el Pent¨¢gono, lo que le permiti¨® eludirlas.
Pese a todo, sobre Blackwater pesa una amenaza mucho mayor. La Fiscal¨ªa de Carolina del Norte, donde tiene su sede dicha compa?¨ªa de seguridad, investiga el env¨ªo a Irak sin autorizaci¨®n de armamento ligero que ha podido caer en manos de la insurgencia. De otro lado, hay una divergencia indiscutible entre Bagdad y la Embajada norteamericana, puesto que mientras que la segunda parece que va a esperar a que concluya la investigaci¨®n del Gobierno iraqu¨ª sobre Blackwater antes de decidir si prescinde o no de sus servicios, el poder formal iraqu¨ª podr¨ªa pedir hasta la rescisi¨®n de la orden que hace inmunes e impunes a los mercenarios. La suspensi¨®n, en cualquier caso, puede abrir la v¨ªa a la retirada de otras empresas o a m¨¢s ataques de los insurgentes, que han puesto al descubierto un flanco d¨¦bil, Es urgente dar marcha atr¨¢s y regular a la baja y a escala internacional este nuevo mercenariado que privatiza la guerra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.