Letras como reflejo de la vida
El libro 'Diarios de la calle' retrata a un grupo de estudiantes de un suburbio estadounidense a trav¨¦s de sus diarios
Plasmar en un diario la propia vida. Ese gesto que muchos j¨®venes y ni?os hacen cada d¨ªa, fue lo que convirti¨® a un grupo de alumnos de un instituto de los suburbios de una ciudad de California (Estados Unidos) en los Escritores para la Libertad. Animados por su profesora de lengua, Erin Gruwel, un grupo de estudiantes procedentes de sectores marginales comenz¨® a rega?adientes con la tarea escolar que les hab¨ªa impuesto: escribir un diario para poner en pr¨¢ctica una rutina que les ayudar¨ªa a conocerse mejor.
Cuatro a?os despu¨¦s continuaban con el encargo, pero con una diferencia, se hab¨ªan convertido en una clase cohesionada, le hab¨ªan cogido el gusto a escribir y, a pesar de que muchos de ellos pensaban que no iban a graduarse "jam¨¢s", casi todos estaban a punto, casi sin darse cuenta, de entrar en la Universidad.
La editorial ha organizado un concurso para alumnos de Madrid y Catalu?a
Algunos de los testimonios que escribieron los alumnos de Gruwell y la propia profesora aparecen en Diarios de la calle, editado en espa?ol por la editorial Elipsis. Este sello de Catalu?a quiere ahora que los estudiantes catalanes y madrile?os emulen a los Escritores de la Libertad. Para ello han creado el concurso.
Se trata de una p¨¢gina en blanco, en la que podr¨¢n participar todos los alumnos de entre 14 y 17 a?os de los institutos de la Comunidad de Madrid y la catalana. "Queremos que los chicos escriban y que sus historias se conviertan en una radiograf¨ªa sociol¨®gica de su mundo", sostiene Luis S¨¢bat, director de Elipsis.
Para poner en marcha esta iniciativa, que comenzar¨¢ el pr¨®ximo mes de octubre, la editorial cuenta con la colaboraci¨®n de varias asociaciones de profesores. "Los escritos ayudar¨¢n a que los profesores consigan entender mejor a sus alumnos, que tambi¨¦n pueden participar bajo seud¨®nimo", dice S¨¢bat.
En esa "p¨¢gina en blanco" -aunque con la extensi¨®n que se quiera-, los estudiantes podr¨¢n hablar de su vida, de sus sentimientos, de sus ideales. Un comit¨¦ de evaluaci¨®n compuesto por profesores y miembros de la editorial analizar¨¢ los escritos y publicar¨¢ los 200 mejores en una edici¨®n conmemorativa, que ver¨¢ la luz el pr¨®ximo 23 de abril, D¨ªa del Libro.
Un barrio de g¨¢nsteres y camellos
- Diario 2. "Querido diario: ?qu¨¦ diablos hago aqu¨ª? ?Soy el ¨²nico blanco en este curso de lengua! Estoy sentado en una esquina del aula (si es que se le puede llamar as¨ª a este caos), mirando mi horario y pensando si de verdad ser¨¢ ¨¦ste el sitio al que ten¨ªa que ir. Bien, entiendo que en el instituto uno conoce muchos tipos de personas, pero lo que veo en este lugar no es exactamente lo que ten¨ªa en mente. Estoy metido en un aula llena de chicos problem¨¢ticos que provienen de los peores barrios".
- Diario 5. "Es jodidamente sencillo conseguir una pistola: es como ir por chicles al colmado de la esquina. No necesitas m¨¢s de 25 d¨®lares. Lo ¨²nico que tuve que hacer fue pedir a mis padres dinero para comprar material escolar. Fue muy f¨¢cil, porque en el barrio por el precio de una mochila puedes conseguir una pistola y algunas balas, y probablemente te sobre dinero. Al d¨ªa siguiente compr¨¦ una del calibre 22 y un cargador".
- Diario 5. "La se?orita Gruwell nos pidi¨® que escribi¨¦ramos o hici¨¦ramos un dibujo describiendo nuestro barrio. No puedo creer que me permita dibujar. Me pregunto si sabe cu¨¢nto odio escribir. Detesto mi barrio. Est¨¢ rodeado de g¨¢nsteres y camellos. Hay demasiadas oportunidades que parecen estar fuera de mi alcance. ?Qu¨¦ meta me esfuerzo por alcanzar? No me esfuerzo, porque no tengo metas; en lugar de eso, me atengo a lo que va saliendo".
- Entrada 3. Se?orita Gruwell: "Cuando le pregunt¨¦ a uno de mis alumnos novatos si pensaban graduarse, me dijo: '?Graduarme? Joder, si ni siquiera s¨¦ si podr¨¦ celebrar mi decimosexto cumplea?os'. Para algunos de estos chicos la muerte parece estar m¨¢s a la mano que un diploma".
- Diario 31. "La se?orita G. reparti¨® libros y bolsas de la librer¨ªa Barnes & Noble. Cuando vi la expresi¨®n en la cara de la gente, me sent¨ª feliz. Ten¨ªa ganas de empezar a leer inmediatamente. Empec¨¦ a leer La noche, de Elie Wiesel, y no pude esperar para comenzar La ola, de Todd Strasser, El diario de Ana Frank y El diario de Zlata".
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