Lo natural es hablar de sexo en clase
Alumnos y docentes acogen con inter¨¦s Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, ajenos a la pol¨¦mica pol¨ªtica
A los alumnos, los temas de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa les resultan cercanos. La clase suscita el debate y la participaci¨®n de los escolares, que un¨¢nimemente se manifiestan ajenos a la controversia suscitada por la Iglesia cat¨®lica, organizaciones afines a ella y el PP. Esta materia se ense?a este a?o en las comunidades que han optado por colocarla en 1? o 3? de ESO.
Las comunidades gobernadas por el PP han manifestado su intenci¨®n de retrasar la implantaci¨®n de esta asignatura el m¨¢ximo posible. EL PA?S ha asistido a clase en cuatro centros de distintas partes de Espa?a. Esto es lo que se ha encontrado.
BARCELONA. P?BLICO "Al chico que le guste otro chico que haga lo que quiera"
"Somos todos iguales?", pregunta el profesor en clase. "Noooo", responden los alumnos casi al un¨ªsono. Todos son nuevos. Los alumnos y el profesor. Es su segunda clase de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. EL PA?S ha entrado en un aula del instituto barcelon¨¦s Infanta Isabel de Arag¨®n.
Son 26. 14 chicos y 12 chicas. El profesor, Ant¨®n Carrera, saca el tema: la identidad y la tendencia sexual. La clase es interactiva e invita a subir al estrado a un chico y a una chica. "Hay algunas diferencias entre ellos", dice el profesor. "?l debe pesar la mitad que ella. No pasa nada. Son dos personas. Los dos son de piel blanca, pero podr¨ªa ser que no. Y no pasa nada. Tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones. Han venido a clase a la misma hora, les pondr¨¦ el mismo examen y el s¨¢bado y el domingo har¨¢n fiesta. Tienen derecho a venir aqu¨ª a ser instruidos y a m¨¦dico si se ponen enfermos. ?No os parece?".
La clase sigue en medio de un tenue barullo de voces. "Pero hay otra diferencia", dice el profesor. Baja el barullo. "El sexo es una de estas diferencias. Ella es una chica y ¨¦l, un chico. Hasta ahora parece que lo m¨¢s normal es que un chico se sintiera atra¨ªdo por una chica y al rev¨¦s. Pero alguien del sexo masculino se puede sentir atra¨ªdo por otro del mismo sexo. Y lo mismo el sexo femenino. ?Os parece bien?", inquiere el profesor. "S¨ª", se escucha. Y el profesor da este argumento: "El sexo es una cosa y la preferencia sexual puede ser otra".
"?Conoces a alg¨²n chico que le gusten los chicos?", pregunta el profesor a un alumno. "No, pero que haga lo que quiera", replica el chico. Y luego se dirige a una chica: "?Sabes de alguna amiga tuya que le gusten las chicas?", le pregunta. "Tengo dos amigas que les gustan las chicas. Me parece perfecto. Que hagan lo que quieran", dice sin cortarse ni un pelo.
Los alumnos sienten curiosidad por la nueva materia. Ainoa tiene 14 a?os. "La asignatura est¨¢ bien. Explica lo que pasa en la sociedad. Es interesante aprender a respetar otras culturas o saber cosas de la Constituci¨®n y que hay que ser respetuosos con las diferentes formas de sexualidad. Pero hay el peligro de que con el libro todos pensemos igual. Y no es eso. Esta asignatura la tendr¨ªan que empezar a poner en primaria para los m¨¢s peque?os". Su compa?ero Iv¨¢n, tambi¨¦n de 14 a?os, dice: "Cada uno debe hacerse su opini¨®n. Tendr¨ªan que ponerla antes de nuestra edad".
JA?N. CONCERTADO "En una sociedad plural hay diversidad sexual"
?Qu¨¦ significa Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa? Tom¨¢s Cuesta, profesor del colegio concertado Vera Cruz, de Ja¨¦n, anima a sus alumnos de la clase de 3? de ESO-B a pronunciarse sobre el t¨ªtulo de su nueva asignatura. La mayor¨ªa se encoge de hombros y pocos son los que se atreven a dar alguna opini¨®n. "Saber comportarse", comenta Paqui; "respetar a los dem¨¢s", agrega un t¨ªmido Sergio. Parece claro que la agria pol¨¦mica pol¨ªtica que persigue a esta materia desde hace meses no se ha instalado en las aulas, al menos en las de este centro de Ja¨¦n, de clara vocaci¨®n religiosa, donde se imparte con toda normalidad.
Este colegio, en el que estudian unos 750 alumnos desde infantil a ESO, ha adoptado un manual de la editorial Santillana como gu¨ªa para impartir la materia. Eso s¨ª, el texto se adaptar¨¢ "en funci¨®n al ideario cristiano del centro", se?ala Tom¨¢s Cuesta, que tambi¨¦n es el jefe de estudios de este colegio que pertenece a una cofrad¨ªa de nazarenos y que es gestionado por la Fundaci¨®n Vera Cruz. Aunque el centro pronostica que "no habr¨¢ grandes modificaciones". Cuesta explica que s¨®lo se intentar¨¢ "preservar los valores religiosos que inspiran al colegio".
De momento, en la primera clase de esta asignatura el profesor aprovecha para avanzar los que ser¨¢n temas de debate durante el curso. Aspectos como la convivencia dentro y fuera del entorno escolar, las relaciones humanas, la sociedad plural, la pol¨ªtica, los distintos tipos de orientaci¨®n sexual o la solidaridad y las ONG salen a relucir, sin ning¨²n prejuicio ni condicionante previo, en el animado coloquio en el que se ha convertido la clase.
Y nada mejor que el f¨²tbol como recurso para que los chicos aparquen su timidez y empiecen a emitir juicios. "El f¨²tbol es un espect¨¢culo y al campo hay que ir a divertirse, aunque siempre hay un grupo de exaltados que van a otra cosa", comenta Pablo, el m¨¢s participativo.
M¨¢s adelante irrumpe en escena la pol¨ªtica. "Quemar fotos del Rey es una injuria a la Corona", dice Pablo, que demuestra estar al tanto de la actualidad. "Los Reyes son un adorno", le replica Manu. ?Y qu¨¦ es la sociedad plural?, pregunta en voz alta el profesor. "Donde tienen cabida diferentes culturas, religiones, opiniones", comentan los alumnos; "y tambi¨¦n donde hay diversidad en la orientaci¨®n sexual", recalca el tutor, intentando provocar un debate sobre uno de los temas m¨¢s cuestionados por los obispos.
Pero quiz¨¢ fue el de la solidaridad el tema que m¨¢s intervenciones depar¨®. "Ser solidario no es s¨®lo estar en una ONG, tambi¨¦n lo es levantarse del autob¨²s para que se siente un anciano", dice Ana. Y su compa?ero Alfonso le precisa: "Tambi¨¦n lo es comprar una camiseta del Bar?a, porque la patrocina Unicef".
ZARAGOZA. P?BLICO "Si no colabor¨¢is en casa, no sois solidarios"
El Instituto de Educaci¨®n Secundaria (IES) Pedro de Luna de Zaragoza, que tiene 600 alumnos, est¨¢ en uno de los barrios con m¨¢s personalidad de la ciudad. Junto a la Iglesia mud¨¦jar de la Magdalena, en una encrucijada de callejas del centro hist¨®rico. EL PA?S asiste a la primera clase de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa que se imparte en este centro. En este instituto hay recelos entre el profesorado por la pol¨¦mica sobre esta materia. "Si no es m¨¢s que la ¨¦tica de siempre. Aqu¨ª nadie ha alegado, ni ha objetado y, sin embargo, las c¨¢maras no cesan de enfocarnos", manifiestan varios docentes. Un texto de la editorial Oxford es el manual elegido para esta materia.
Los 19 alumnos de 1? de ESO D, (14 chicas y 5 chicos) ocupan los pupitres de la clase que imparte el profesor Fernando Lahoz, que da adem¨¢s Ciencias Sociales. Lahoz explica someramente la pol¨¦mica que ha suscitado la asignatura y entra en materia. "Con qu¨¦ trabajamos: con la persona". Explica los procesos de socializaci¨®n, la familia, los amigos, el mundo del trabajo, el del ocio... Pone el ejemplo de la serie de televisi¨®n Aqu¨ª no hay quien viva para explicar las formas de convivencia. "?Ojo!", advierte, "esta definici¨®n es m¨ªa: hablamos de la familia y de que hay muchos tipos de familia".
Los alumnos lo entienden a la perfecci¨®n. Han visto la serie y les es f¨¢cil identificar a los distintos tipos por los grupos que viv¨ªan en la casa: las tres se?oras mayores, los dos homosexuales (se saben todos los nombres), el portero, la familia del tipo del se?or Cuesta. La menci¨®n a las series de televisi¨®n les anima a participar y a entender la explicaci¨®n de c¨®mo ha cambiado la fotograf¨ªa de la familia tipo en Espa?a: "Antes era uniforme, ahora ya no lo es", dice el docente.
Luego les habla de la solidaridad. "?Colabor¨¢is en las tareas de casa? Doy por supuesto que s¨ª porque de lo contrario sois insolidarios", les dice. Murmullos entre los chicos. No hay preguntas, ni dudas aparentemente.
La clase termina. Al final tres alumnas, F¨¢tima y Eunice, de 15 a?os, y Andrea, de 13, responden que no entienden la pol¨¦mica que se ha generado con la materia. Daniel tiene 14 a?os y dice que "la pol¨¦mica es rara, la asignatura est¨¢ bien". Guillermo, tambi¨¦n de 14 a?os, agrega que tampoco entiende el ruido que se ha hecho y que ese d¨ªa ha visto que "la materia puede ser interesante".
M?RIDA. P?BLICO "Ya hemos o¨ªdo hablar de esto en la familia y el colegio"
En el Instituto de Educaci¨®n Secundaria S¨¢enz de Buruaga, en M¨¦rida, los alumnos se van colocando en mesas con un ordenador para cada dos alumnos. Son 24 alumnos de 14 y 15 a?os. Aseguran no haber o¨ªdo hablar de esta materia. "Se va a hablar de la Constituci¨®n, de los derechos humanos, del respeto a las normas sociales, de la familia, del di¨¢logo, de derechos y de deberes..., dice la profesora. Isabel P¨¦rez. "?Son cosas nuevas?", pregunta Isabel, la profesora. "No" responden casi al un¨ªsono 24 voces. "Y d¨®nde empezamos a o¨ªr hablar de esto". "En la familia", pareciera que se pusieran de acuerdo en la respuesta. "?Y d¨®nde m¨¢s?" "En el colegio y en el instituto..."
Como si esperara que sus propios alumnos fueran dise?ando el programa, Isabel les incita a hablar. "?Qu¨¦ valores se van aprendiendo desde peque?os?". "El respeto y la educaci¨®n". "?Y si somos respetuosos, qu¨¦ somos? "Amables". "Bien. Vamos a llamar a eso tolerancia". Y frente a la tolerancia algunos alumnos sentados en las primeras filas describen entre risas los "empujones en los pasillos para salir al recreo". "A eso lo llamamos agresividad, y ?frente a la agresividad?...". "Paz", contesta r¨¢pidamente una voz.
Pero el programa del curso contempla m¨¢s valores. "?Cu¨¢ntas camisetas ten¨¦is? ?una?". "No", responden todos a la vez levantando la voz. ?Dos? "No". "?Tres, cuatro, cinco... m¨¢s de cinco?". "S¨ª". "Y adem¨¢s necesitar¨¦is que sean de marca, ?necesit¨¢is que sean de marca?". "Por lo menos de Bershka o de Stradivarius", se oye entre las ¨²ltimas mesas de la clase. Y se comienza a hablar de "consumo responsable". El director del centro, Manuel Acedo, que hasta el momento ha permanecido en silencio, les pide que miren al techo, a las l¨¢mparas. Cada regleta tiene dos tubos fluorescentes. "Pero s¨®lo permanece encendida una; se ve bien y evitamos gasto", explica. Los chicos lo comprueban. "Hay que administrar lo que se consume", concluye Acedo.
Se termina el tiempo. "?Ten¨¦is alguna pregunta que hacer, alguna duda?". "?Va a haber examen?" Pregunta clave. "Claro que va a haber una evaluaci¨®n, pero esta clase va a ser una clase pr¨¢ctica, participativa", a?ade. Suena el timbre. Es momento de otra clase. Isabel P¨¦rez y Manuel Acedo abandonan el aula. Ha comenzado un reto, dicen ya en el pasillo.
Esta informaci¨®n ha sido elaborada por Sebasti¨¢n Tobarra (Barcelona), Gin¨¦s Donaire (Ja¨¦n) Concha Monserrat (Zaragoza) y Cruz V. V¨¢zquez (M¨¦rida).
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