El Supremo de EE UU estudiar¨¢ la legalidad de la inyecci¨®n letal
37 Estados aplican este m¨¦todo para acabar con la vida de los condenados a muerte
El Tribunal Supremo de Estados Unidos anunci¨® ayer su intenci¨®n de considerar si es constitucional usar la inyecci¨®n letal en los casos de pena de muerte. La decisi¨®n de la m¨¢xima corte reviste gran trascendencia, ya que de los 38 Estados que aplican la pena capital en Estados Unidos (sobre un total de 50), 37 usan la inyecci¨®n letal como m¨¦todo para acabar con la vida de los reos.
Nebraska es el ¨²nico Estado que no ejecuta a sus presos con el c¨®ctel mortal de barbit¨²ricos y tiene la silla el¨¦ctrica como ¨²nico m¨¦todo. En Nebraska los condenados no pueden elegir, como en el Estado de Washington o Idaho, por ejemplo, donde adem¨¢s de la inyecci¨®n letal pueden optar entre la horca y el pelot¨®n de fusilamiento, respectivamente.
Cuando el Tribunal Supremo abra sus sesiones el pr¨®ximo martes debatir¨¢ la demanda presentada por dos reclusos en Kentucky -Ralph Baze y Thomas Clyde Bowling- que denunciaron a ese Estado en 2004 alegando que la inyecci¨®n letal equivale a un castigo "cruel e inusual", lo que est¨¢ prohibido por la Constituci¨®n. Baze deb¨ªa haber sido ejecutado ayer por la noche, pero el Supremo de Kentucky suspendi¨® la ejecuci¨®n.
No es ¨¦sta la primera vez que el Supremo permite que condenados a muerte cuestionen la inyecci¨®n letal. Pero s¨ª es la primera que los nueve jueces de la Corte deciden considerar la constitucionalidad de si la mezcla de drogas usada en Kentucky -y en otros Estados- viola la prohibici¨®n contenida en la Octava Enmienda, que literalmente dice: "No se requerir¨¢ fianza excesiva, ni se impondr¨¢n multas excesivas, ni se infligir¨¢ castigo cruel e inusual".
El Supremo va a estudiar el caso de Baze y Bowling, dos presos que llevan a?os esperando en el corredor de la muerte. Ambos presentaron una denuncia en 2004 y apelaron hasta llegar a la m¨¢xima instancia judicial. "?ste es uno de los casos m¨¢s importantes en las ¨²ltimas d¨¦cadas", dijo el abogado defensor, David Barron. Baze lleva en prisi¨®n 14 a?os por matar a tiros a un sheriff y a su ayudante. Bowling mat¨® a un matrimonio y dispar¨® a su hijo de dos a?os en 1990. Ambos tendr¨ªan que haber sido ajusticiados en 2004.
La inyecci¨®n letal comenz¨® a utilizarse en 1978, como una alternativa a m¨¦todos como la horca, la c¨¢mara de gas, la electrocuci¨®n y el fusilamiento. Desde que la pena de muerte se reinstaur¨® en EE UU en 1977, un total de 790 de las 1.098 ejecuciones que se han llevado a cabo hasta hoy han sido con inyecciones intravenosas de barbit¨²ricos.
Los 37 Estados que emplean la inyecci¨®n letal usan la misma mezcla de drogas: una anestesia, un paralizante muscular y una sustancia que detiene la marcha del coraz¨®n. Los contrarios a la pena de muerte dicen que si el condenado no recibe suficiente anestesia, sufre dolores atroces, sin poder quejarse.
El pasado 13 de diciembre, ?ngel D¨ªaz mor¨ªa tras 35 minutos de agon¨ªa. Tuvo que recibir una segunda inyecci¨®n para que su coraz¨®n se parara. Al practic¨¢rsele la autopsia se descubri¨® que la primera aguja hab¨ªa atravesado la vena y hab¨ªa derramado el l¨ªquido dentro del m¨²sculo del brazo. Dos d¨ªas despu¨¦s, el entonces gobernador Jeb Bush suspend¨ªa la pena de muerte y encargaba a una comisi¨®n "que considerara la constitucionalidad de las inyecciones letales".
La esperanza de ver la abolici¨®n de la pena de muerte en Estados Unidos est¨¢ en los tribunales. No en la clase pol¨ªtica, no en la movilizaci¨®n ciudadana. El horizonte de la abolici¨®n no se ve cercano a corto plazo, pero si las tendencias de opini¨®n se mantienen y se extiende la corriente revisionista que ha comenzado, podr¨ªa llegar ese d¨ªa.
El abogado y escritor Scout Turrow sentencia en su libro La pena m¨¢xima: "El Tribunal Supremo en alg¨²n momento llegar¨¢ a la conclusi¨®n de que el castigo capital y la posibilidad de un proceso legal justo son incompatibles".
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