Las redes sociales en la organizaci¨®n de la empresa
La organizaci¨®n de las empresas se tuvo que adaptar a Internet y ahora debe incorporar las ventajas de la Web 2.0
LA OLA WEB 2.0 EST? GANANDO terreno en las empresas como lo dej¨® claro la excelente conferencia Office 2.0 que tuvo lugar en San Francisco a principios de mes. Estamos en una fase de transici¨®n con fuertes resistencias y modelos econ¨®micos inciertos. La tecnolog¨ªa avanza, la gente la usa, pero los negocios siguen encerrados en el modelo econ¨®mico 1.0.
La tecnolog¨ªa avanza, la gente la usa m¨¢s, pero los negocios siguen encerrados en el modelo econ¨®mico 1.0
Cualquiera que use Facebook o la mensajer¨ªa instant¨¢nea en la universidad los va a querer integrar en su trabajo
Frente a las m¨¢s de 70 empresas que presentaron sus productos, la impresi¨®n dominante es que todas ofrecen lo mismo alrededor de dos ideas: herramientas para hacer on-line lo que se hace con el ordenador y una mayor facilidad de colaboraci¨®n.
Las primeras siguen siendo los muy conocidos Google Docs, seguidos por Zoho y ThinkFree. Zoho.com ofrece a las peque?as y medianas empresas un nivel de sofisticaci¨®n comparable a la de un departamento inform¨¢tico tradicional, pero a mucho menor costo. Su nueva suite Business permite un control eficaz con la flexibilidad requerida cuando todo el mundo no trabaja en el mismo lugar.
En el caso de ThinkFree.com, se limita a los programas esenciales (texto, hoja de c¨¢lculo, presentaci¨®n), pero apuesta por la sincronizaci¨®n entre lo que se hace on-line, ausente de otras ofertas.
La originalidad proviene en parte de las representantes europeas. La brit¨¢nica Huddle.net apuesta por "una mezcla de redes sociales, m¨¢s herramientas, m¨¢s seguridad" explica su director comercial, Alastair Mitchell. Cada usuario puede constituir equipos ad hoc (o redes sociales al estilo de Ning.com), pero agrega un gran cuidado en materia de seguridad. La belga ContactOffice.com tiene el paquete m¨¢s completo, con wikis, foros y hasta mensajes SMS para agilizar la colaboraci¨®n entre los empleados.
La premisa esencial de Office 2.0 es que va a cambiar la forma en que trabajamos. Hasta prometen -lo que no hay que creer ciegamente- que el trabajo va a ser "m¨¢s divertido". El panel sobre El futuro del trabajo fue presentado por A. M. Mal¨ª, cuyos empleados trabajan desde su casa o desde un Starbucks y tienen todas sus aplicaciones y datos en Red. Todos estuvieron de acuerdo en que las tendencias esenciales son ahora movilidad, flexibilidad y, m¨¢s que nada, colaboraci¨®n.
Jonathan Rochelle, de Google, cont¨® c¨®mo sus ingenieros hab¨ªan hecho posible la modificaci¨®n de documentos en tiempo real sin prestarle mucha atenci¨®n, pero que el p¨²blico lo hab¨ªa convertido en una funcionalidad esencial. A veces se adelantan y "piden cosas antes de que seamos capaces de ofrecerlas", afirm¨® Danny Kolke, director general de la empresa Etelos.com.
Muchos empleados ya est¨¢n involucrados en una cultura 2.0 que adquieren fuera y quieren introducir en las empresas. Cualquiera que haya utilizado Facebook o las mensajer¨ªas instant¨¢neas en la universidad lo va a querer integrar en su trabajo. Huddle y ContactOffice no gastan dinero en marketing. Ganan terreno de manera viral sin tener que ir a buscar los responsables inform¨¢ticos.
Tales cambios dan lugar a un verdadero choque cultural entre quienes conciben el trabajo de manera jer¨¢rquica y tradicional y quienes lo experimentan de manera m¨¢s colaborativa, m¨¢s horizontal, en Red.
La segunda batalla opone a esas empresas entre s¨ª. Todo parece indicar que la tendencia se va a imponer, pero tambi¨¦n que la gran mayor¨ªa de las que estuvieron representadas en la conferencia desaparecer¨¢n.
La mayor¨ªa de esas empresas que ofrecen herramientas 2.0 siguen operando en una l¨®gica 1.0 de negocios. Piensan en su negociaci¨®n con los responsables de empresas m¨¢s que en los individuos que las van a introducir y que deben ganar con ofertas muy generosas.
Copiar lo que se hace con el ordenador para ofrecerlo en red sigue siendo la tendencia dominante. No es la soluci¨®n. Todos los saben; pero la tecnolog¨ªa perturbadora que nos obligar¨¢ a reconsiderar profundamente la forma en que trabajamos todav¨ªa no es evidente. Se intuye que facilitar¨¢ la colaboraci¨®n e integrar¨¢ una buena dosis de redes sociales.
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