Fuego sobre la Corona
La quema de unas fotos de la familia real en Girona ha generado mucho ruido. Demasiado. Para j¨®venes con dudas existenciales, propias de la ¨¦poca de formaci¨®n de la personalidad, debe ser muy gratificante una gamberrada que te lleva a la portada de los telediarios y de los peri¨®dicos. Y todo ello sin apenas riesgo alguno porque todo el mundo sabe que ninguno de estos j¨®venes acabar¨¢ en la c¨¢rcel. Vivimos en democracia. Nadie, ni Dios ni el Rey, est¨¢n a salvo de la cr¨ªtica. Y los que queman una foto "pierden mucha raz¨®n", como dice el presidente Zapatero, pero s¨®lo cometen un delito de opini¨®n. Y los delitos de opini¨®n no deben existir en democracia. Pero hay muchos sectores interesados en que el ruido contin¨²e. La prensa espa?olista ve en ello una oportunidad de seguir acusando al Gobierno de liquidar Espa?a. Y desde el independentismo republicano cuesta darse cuenta de que estos aquelarres dicen mucho sobre su impotencia para cambiar realmente las cosas. Sorprende, eso s¨ª, la diligencia de la Fiscal¨ªa del Estado en un tema que no se sostiene con el sentido com¨²n de un sistema penal democr¨¢tico. Y sorprenden tambi¨¦n las se?ales subterr¨¢neas de preocupaci¨®n que se emiten desde palacio. Deber¨ªa sentirse muy d¨¦bil la Monarqu¨ªa si pensara que estos n¨²meros callejeros pueden hacerle un solo rasgu?o. Y, sobre todo, ser¨ªa un s¨ªntoma de desconocimiento de d¨®nde se sit¨²a el verdadero peligro para la Corona. Hay un sector de la derecha con capacidad de hacer da?o que est¨¢ de u?as con el Rey. Ciertamente este sector tiene una parte folcl¨®rica: los antiguos cortesanos frustrados por la desaparici¨®n de la Corte y algunos profesionales de la prensa rosa m¨¢s o menos despechados y con ganas de dar gasolina al negocio de la telebasura. Pero todo esto es anecd¨®tico. Como tambi¨¦n lo ser¨ªa un sector del periodismo conservador, a la b¨²squeda siempre de una revoluci¨®n pendiente que nos devuelva el orden eterno de la derecha, si no fuera que responde a una idea de fondo compartida por algunas familias del PP.
Aznar fue el primer presidente que dio muestras de incomodidad y desd¨¦n con la Corona. Y las se?ales que durante su mandato emiti¨® han fertilizado en algunas mentes del partido conservador y su entorno. El malestar de Aznar tiene su origen concreto en la formaci¨®n de su primer Gobierno. En aquel entonces, recibi¨® enormes presiones de la Zarzuela y de algunos poderes f¨¢cticos para que nombrara ministro de Defensa a Eduardo Serra, que hab¨ªa sido n¨²mero dos de este ministerio con Felipe Gonz¨¢lez. Aparecieron entonces varios argumentos: desde la necesidad de que alguna zona protegida del Estado no pasase por demasiadas manos, hasta la condici¨®n de jefe de las Fuerzas Armadas del Monarca. Y es l¨®gico que a Aznar no le gustara nada tener que aceptar este tr¨¢gala, que pod¨ªa dar a entender una sumisi¨®n inaceptable de la Presidencia del Gobierno a la Corona.
Esta an¨¦cdota aliment¨® el malestar de fondo de la derecha con la Corona. El Rey, a medida que iba avanzando la Transici¨®n, se hab¨ªa ido desmarcando del papel que la derecha ten¨ªa pensado para ¨¦l. Quer¨ªa un Rey de su lado y se encontr¨® con un Rey tratando de jugar un papel neutral y con muy buen entendimiento con los l¨ªderes socialistas. Esta es la queja de la derecha que aflora c¨ªclicamente. Y este s¨ª es un peligro para la Monarqu¨ªa mucho mayor que las fogatas de Girona. La derecha piensa que el Rey es una especie de colch¨®n del sistema que favorece a sus adversarios en la medida en que hace de airbag cuando la batalla se endurece. La derecha cree que a ella le beneficia una pol¨ªtica agresiva de pelea frontal y permanente con la izquierda y que la elecci¨®n de presidente de la Rep¨²blica facilitar¨ªa esta estrategia. No hay mucho m¨¢s que eso, pero hay runr¨²n. Un runr¨²n que choca con el silencio de la izquierda socialista, republicana por ideolog¨ªa, que ha optado por el principio realista de no complicar las cosas con un conflicto innecesario. El d¨ªa que la Corona deje de ser ¨²til a los ojos de los ciudadanos, lo dem¨¢s se dar¨¢ por a?adidura.
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