"Soy un lector que escribe libros; si fuera s¨®lo escritor estar¨ªa muerto"
El pintor de batallas, El Club Dumas, La Reina del Sur, Un asunto de honor, Cabo Trafalgar, Corsarios de Levante, No me coger¨¦is vivo, La sombra del ¨¢guila... Para un escritor debe ser extraordinario encontrarse de pronto con gran parte de su obra en las estanter¨ªas de las librer¨ªas y de los quioscos... Arturo P¨¦rez-Reverte est¨¢ acostumbrado. Y ahora se volver¨¢ a ver delante de sus propios t¨ªtulos, recogidos en la biblioteca que lleva su nombre y que pone a disposici¨®n del p¨²blico Punto de Lectura. Hablamos con ¨¦l de lo que siente ante la avalancha de su propia obra.
Pregunta. ?Qu¨¦ impresi¨®n tiene?
Respuesta. Que el tiempo pasa. Al verlos todos juntos, parece que fue ayer cuando empec¨¦ a escribir los primeros libros. Y se han ido acumulando muchos. Es una obra variada, sin duda, con muchos registros distintos: novela, aventura, thriller policiaco-cultural, historia sentimental... He tocado muchos palos.
"Yo no fui periodista. Fui reportero. Yo era un cazador; podr¨ªa haber cazado animales, obras de arte, pero cazaba im¨¢genes. Sab¨ªa cazar vida"
"El Club Dumas' surge como un desaf¨ªo en un momento en que en Espa?a hab¨ªa que escribir como Faulkner y contar historias estaba mal visto"
"Soy un lector todo el tiempo, no soy un escritor, no soy Javier Mar¨ªas"
"Estoy harto de corderos que se dejan degollar. No voy a dejarme matar"
P. Empecemos por El pintor de batallas, que es quiz¨¢ el libro con mayor madurez humana...
R. Bueno, de ese libro han pasado dos a?os. Fue una experiencia muy intensa para m¨ª. Fue producto de una reflexi¨®n que me oblig¨® a mirar hacia atr¨¢s, muy en serio. Los recuerdos, las im¨¢genes, mi propia edad, las canas en mi barba, las marcas por dentro y por fuera. Fue un acto de reflexi¨®n, intenso y agotador. Es de las novelas que me han dejado m¨¢s exhausto en cuanto a intensidad. Y eso que es relativamente corta.
P. ?Cu¨¢l fue el chispazo?
R. Un cuadro. Siempre son cuadros. Bueno, son varias cosas que se cruzan. Estaba en Florencia viendo un cuadro y en ese cuadro vi la historia de mi vida. Vi el fondo, el camino largo que he hecho desde que me fui a los 18 a?os, con una mochila. Decid¨ª no contar mi vida, sino intentar exponer, negro sobre blanco, las conclusiones a que he llegado en mi vida. Duras conclusiones. Amargas, descarnadas. Un libro muy fuerte y muy duro.
P. Un libro de adi¨®s definitivo del periodismo. ?Sinti¨® nostalgia en alg¨²n momento de la profesi¨®n?
R. No, de eso no se puede tener nostalgia. Yo no fui periodista. Fui reportero, que es otra cosa. No digo que una cosa sea mejor que otra, pero es muy distinta. Yo era un cazador; podr¨ªa haber cazado animales, obras de arte, pero lo que cazaba eran im¨¢genes. Yo sab¨ªa cazar vida. Mi periodismo era el reporterismo. Cuando dej¨¦ de ser reportero dej¨¦ el periodismo. No hab¨ªa nada que yo quisiese hacer. Nostalgia de mi trabajo no ten¨ªa, ten¨ªa nostalgia de mi juventud. Adem¨¢s, de esos lugares por los que yo transit¨¦ no puedes tener nostalgia. Ni de Sarajevo, ni de Beirut. Sent¨ª nostalgia de cuando era joven y hab¨ªa chicas y viajes, y adrenalina y aventura. Eso s¨ª. Pero nostalgia de reportero, no. Lo dej¨¦ porque estaba asqueado. Muy harto. Harto de ser un mercenario honrado. As¨ª que me fui. Y tard¨¦ diez a?os en poder escribirlo. Necesitaba distancia.
P. Su libro m¨¢s propio, por decirlo as¨ª, es El Club Dumas. ?C¨®mo lo hizo?
R. Es uno de mis libros favoritos. En ¨¦l cuaja toda mi vida como lector. Leo desde los seis a?os. Y crec¨ª con libros toda mi vida. En casa tengo 20.000 libros en este momento. Un d¨ªa estaba releyendo a Alejandro Dumas y de pronto vi la trama. El Club Dumas surge en un momento en que en Espa?a hab¨ªa que escribir como William Faulkner, y todo lo que era contar historias estaba mal visto. Entonces el libro surge como un desaf¨ªo, en un tiempo en que no se hablaba de clubes ni de nada de esto; fui un pionero. Fue una apuesta, y es el libro m¨¢s agresivo que he hecho en plan desaf¨ªo a lo que se estilaba en ese momento. Una declaraci¨®n de principios. Estaba m¨¢s solo que la una. Es un libro con una estructura complej¨ªsima, con gui?os a la literatura del siglo XIX, de donde saqu¨¦ las herramientas. Es la novela de la que m¨¢s he disfrutado. Pero sobre todo fue una patada en los cojones a los que ten¨ªan secuestrada la literatura en ese momento.
P. Estaba claro Dumas, ah¨ª detr¨¢s. ?Qu¨¦ otras sombras visibles hay en el trasfondo de su obra?
R. Para m¨ª las sombras siguen siendo las mismas, con una dosis de mi propia sombra. Cada semana sigo leyendo al azar a Virgilio, a Homero, a Chateaubriand, a Conrad. Leo p¨¢ginas, leo registros..., para m¨ª son sagrados. No los leo para deleitarme. Los leo como uno que va al gimnasio y hace flexiones. Es mi gimnasia, mi afinador de herramientas.
P. La Reina del Sur. En ella usted ensaya muchos puntos de vista narrativos a la vez...
R. ?Hasta los narcos la han le¨ªdo, en M¨¦xico!... Trataba de contar la historia de una mujer, y quer¨ªa cambiar registros de lenguaje, de hecho empieza a hablar en mexicano y acaba en espa?ol, y dentro hay m¨²sica, mucha m¨²sica... Es una novela musical. Quer¨ªa jugar con planos y puntos de vista tanto del lector como de los propios personajes... Muy compleja. Pero me hubiera parecido de una pedanter¨ªa total que se manifestara esa complejidad. Me descojono cuando leo una novela en la que se dice que el escritor ha hecho un alarde estructural... Digo, pero, vamos a ver, ?est¨¢ diciendo lo listo que es? No hay que ense?ar la carpinter¨ªa. Yo una vez que he hecho la casa quito el andamio, retiro la estructura.
P. ?Y qu¨¦ pasa cuando est¨¢ escribiendo un libro as¨ª? ?Se va sorprendiendo de lo que encuentra?
R. Yo pongo el andamio. En mi caso necesito que todo est¨¦ perfecto. Son novelas tan minuciosamente complicadas que si no te haces una falsilla ser¨ªa un engendro incompleto. Una vez hecha la estructura me pongo a escribir... Una estructura no es r¨ªgida, la rompes, la modificas... Son mecanos, hasta ling¨¹¨ªsticos. El novelista, si tiene talento, ha de ocultarlo. Y justamente el error del novelista es cuando no lo oculta.
P. Un asunto de honor. ?C¨®mo nace?
R. Me lo pidi¨® un amigo, para EL PA?S. El h¨¦roe, el camionero, el chaval, la chica. Un cuento de hadas. De pr¨ªncipes, princesas y dragones... Yo hab¨ªa hecho un programa de radio, Un d¨ªa en la calle, con camioneros, con prostitutas... Y ten¨ªa ese punto muy fresco: el mundo de la delincuencia, el chico que est¨¢ en la c¨¢rcel... Quer¨ªa contar esa atm¨®sfera, el camionero machote y heroico, la ni?a guapa e ingenua, los malvados... Una road movie. Con el correcaminos, el coyote y esas cosas...
P. Cabo Trafalgar. Ah¨ª se tiene la sensaci¨®n de que usted aborda una novela hasta con efectos especiales.
R. Yo buscaba la eficacia. Cada novela tiene un objetivo: con esta quiero recordar, con esta otra quiero divertir... La batalla de Trafalgar ya estaba contada por Gald¨®s. Yo ten¨ªa que contar lo que no contaba Gald¨®s: la batalla desde dentro de los barcos, desde el punto de vista de un marinero. Quer¨ªa contar lo que fue la tragedia de ser espa?ol, en manos de los mismos hijos de puta de siempre. Lo sorprendente, supongo, es que a pesar de estar muy documentada est¨¢ contada en plan gamberro. Yo quer¨ªa que el lector normal, el chaval joven, supiera de esa historia, con un lenguaje apropiado. Y una historia del mar tiene un lenguaje muy espec¨ªfico, que puede ser muy limitado al p¨²blico. Pero abriendo el registro quiz¨¢ el p¨²blico que no sabe de ese lenguaje del mar se acerque a la historia. Eso quise hacer, y eso creo que logr¨¦.
P. ?Y c¨®mo se adentra usted en una historia que pas¨® hace tanto tiempo?
R. Tengo una biblioteca enorme; de los 20.000 libros, 12.000 son de historia. Hay historia naval del siglo XVIII y XIX, y de todo eso tengo much¨ªsimo. Tengo todo lo que se ha publicado, pr¨¢cticamente. ?S¨¦ m¨¢s de esto que del mundo de Alatriste! Quer¨ªa hacer un libro gamberro que funcionara. Quer¨ªa divulgar Trafalgar para un lector que no ten¨ªa ni idea.
P. ?Qu¨¦ le dio Gald¨®s a la hora de escribirlo?
R. Gald¨®s fue el que me abri¨® el apetito. Le¨ªdo Gald¨®s ahora, con 55 a?os, ya no es el mismo que fue.
P. Y aqu¨ª est¨¢, en esta biblioteca suya de bolsillo Corsarios de Levante...
R. En Levante hay varios factores. Ya no me bastaba la aventura; el lenguaje surge como un desaf¨ªo. Hab¨ªa que rescatar palabras, expresiones, giros ling¨¹¨ªsticos que estaban en desuso. Crear un lenguaje que tuviera un aroma cl¨¢sico. Y fue muy gratificante.
P. ?Y desde cu¨¢ndo le preocupa el lenguaje como elemento constituyente de sus libros?
R. Desde siempre. Me ayuda a madurar, a avanzar en la vida. En los ¨²ltimos tiempos tengo m¨¢s control de mis recursos, puedo permitirme un mayor control de todos los elementos narrativos.
P. Aqu¨ª est¨¢ La sombra del ¨¢guila.
R. Me la pidi¨® EL PA?S tambi¨¦n. Ah¨ª est¨¢ Napole¨®n, a quien tengo muy presente, conozco bien el tema. Es una historia de espa?oles con Napole¨®n, Espa?a en el contexto europeo. Es un libro con el que me re¨ªa mientras lo escrib¨ªa; me re¨ªa de mi propia invenci¨®n. No me ha ocurrido ni antes ni despu¨¦s. ?Es tan espa?ola la historia! Y me re¨ªa solo de lo que iba ocurriendo.
P. ?Se siente un lector mientras escribe?
R. Soy un lector todo el tiempo. No soy un escritor, no soy Javier Mar¨ªas. Soy un lector que escribe libros. Si yo fuera s¨®lo escritor estar¨ªa muerto. Ser¨ªa un te¨®rico. Estar¨ªa seco. Por eso no tengo dos novelas iguales. Ganar¨ªa una pasta horrorosa y ser¨ªa m¨¢s c¨®modo, pero igual que me apetece como lector leer cosas diferentes, me apetece escribir cosas como Agatha Christie y cosas como Joseph Conrad. Estoy vivo como escritor porque soy lector.
P. No me coger¨¦is vivo, su libro de recopilaci¨®n de art¨ªculos. Ese t¨ªtulo, ?no es una divisa?
R. S¨ª, realmente es una buena definici¨®n, es una divisa. Es un buen lema. Estoy harto de corderos que se dejan degollar. Harto de que todos los sinverg¨¹enzas se hagan solidarios, de tanto cantama?anas, de tanta demagogia. No voy a dejarme matar. S¨¦ que no voy a cambiar nada, pero lo que no se puede hacer es el silencio de los corderos. No dependo de Aznar, ni de Zapatero ni de Gonz¨¢lez, y si un d¨ªa me echan de este pa¨ªs, me voy a Francia, escribo all¨ª, o en Italia o en Argentina. Puedo hacerlo en cualquier sitio, mentarle la madre a quien sea sin esconderme. ?sa es la libertad que me da lo que he hecho hasta ahora. Y me encanta lo de morir matando. Hay que morir matando. Gandhi no cambia nada.
P. ?Morir qu¨¦ es?
R. Morir es acabar. Lo que estoy haciendo es prepararme para morir. No necesito el perd¨®n del enemigo porque le he dado su merecido antes de morirme.
P. Y en este momento, ?qu¨¦ es para usted la literatura?
R. Vivo de eso y me gano la vida bien. La literatura es el ¨²nico consuelo y el ¨²nico analg¨¦sico posible. No elimina la causa del dolor pero ayuda a soportarlo.
Babelia
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