El pecado original
LA UTILIZACI?N ELECTORALISTA de la muerte de dos soldados espa?oles -uno de ellos oriundo de Ecuador- en Afganist¨¢n a causa de una emboscada no es s¨®lo una maniobra indigna, sino tambi¨¦n una excusa para rehuir el debate pendiente sobre la continuidad de la permanencia de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), creada por la Resoluci¨®n 1386 del Consejo de Seguridad y ahora bajo el mando de la OTAN. Esta vez, el PP no ha podido cebarse en la insuficiente protecci¨®n del convoy, como ocurri¨® hace pocos meses con la muerte de seis soldados en el L¨ªbano: el veh¨ªculo que pis¨® el artefacto explosivo cuando regresaba a la base de Herat estaba dotado de inhibidores.
La Comisi¨®n de Defensa del Congreso debate sobre el car¨¢cter de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganist¨¢n, en la que se integran las tropas espa?olas
Sin embargo, el PP contin¨²a denunciando como una estafa que el Gobierno haya convalidado la presencia de las tropas enviadas a Afganist¨¢n en 2002 y solicitado en el verano de 2005 la autorizaci¨®n necesaria al Parlamento para engrosar la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el L¨ªbano (FINUL), en tanto que el presidente Zapatero se sigue jactando de la repatriaci¨®n en abril de 2004 de los soldados espa?oles mandados a Irak por el Ejecutivo de Aznar. El portavoz del PP en la Comisi¨®n de Defensa del Congreso repiti¨® el pasado martes de manera extempor¨¢nea esa cr¨ªtica al presidente del Gobierno como falso hombre de paz: "Ustedes tienen su pecado original en Irak. En Afganist¨¢n, como en Irak, estamos en guerra, y el tiempo de seguir enga?ando se acaba". Cualquier disc¨ªpulo de Freud dir¨ªa que el diputado L¨®pez-Amor -disciplinado director popular de Televisi¨®n Espa?ola en tiempos de Aznar- no hizo sino proyectar sobre los socialistas la conciencia de culpa de los populares, expulsados del para¨ªso por sus propios errores.
Seg¨²n el PP, las misiones de paz no pueden operar en escenarios de guerra. La infantil logomaquia de esa imaginaria contradicci¨®n inventada por los polem¨®logos del PP puede dar gato por liebre ¨²nicamente a ni?os muy torpes. Las medidas previstas en el cap¨ªtulo VII de la Carta de Naciones Unidas "para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales" frente a la existencia de cualquier "amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresi¨®n" consideradas como tales por el Consejo de Seguridad tienen el prop¨®sito de impedir o poner fin a eventuales enfrentamientos b¨¦licos; no es menos obvio que la instrumentaci¨®n de esos prop¨®sitos exigir¨¢ el empleo de fuerzas militares "a¨¦reas, navales o terrestres" bajo pabell¨®n internacional cuando fracasen medidas de otro tipo como la interrupci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas, econ¨®micas y de comunicaciones.
La negativa del PP a denominar misiones de paz las tareas asignadas a la ISAF en Afganist¨¢n y la FINUL en L¨ªbano no es fruto de la ignorancia acad¨¦mica, sino de la malicia pol¨ªtica: se trata de lavar la mancha cainita impresa sobre la piel de Aznar por la agresi¨®n unilateral a Irak con la sangre derramada por las tropas enviadas a Afganist¨¢n y L¨ªbano bajo la bandera de Naciones Unidas. Pero la invasi¨®n de Irak el 20 de marzo de 2003 fue desencadenada por Estados Unidos y el Reino Unido sin mandato del Consejo de Seguridad tras lanzar cuatro d¨ªas antes -Espa?a complet¨® el c¨¦lebre tr¨ªo de las Azores- un ultim¨¢tum a Sadam; el acta-resumen (incluida en el reportaje de Ernesto Ekaizer publicado el mi¨¦rcoles por EL PA?S) de la conversaci¨®n mantenida en el rancho Crawford entre Aznar -ataviado con el triste uniforme de obsecuente mayordomo- y Bush prueba que la decisi¨®n de atacar Irak sin respaldo del Consejo de Seguridad estaba tomada a finales de febrero. La misi¨®n de guerra realizada con ¨¦xito por los invasores fue ocupar todo el territorio de Irak, triturar su ej¨¦rcito, derribar las instituciones estatales y capturar y ahorcar a su dictatorial jefe del Estado, un antiguo aliado de Estados Unidos contra Ir¨¢n. S¨®lo un tiempo m¨¢s tarde, despu¨¦s de la toma de Bagdad, una Resoluci¨®n del Consejo de Seguridad confiar¨ªa a las potencias ocupantes la administraci¨®n del territorio conquistado previamente por la fuerza sin su mandato. Cuatro a?os despu¨¦s, la guerra contra los invasores contin¨²a, acompa?ada ahora por otros sangrientos conflictos tribales y religiosos.
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