Uceda torea serio y hondo
El programa esperaba de Uceda "la faena que lleva dentro". ?Por qu¨¦ todos saben que Uceda lleva una faena dentro, que est¨¢ a punto de hacerla y no la hace? Hoy pareci¨® confirmarse. Asom¨® la faena oculta de Uceda. Inici¨® los lances al 1? bajo el sol en sombra del reloj, buen hacer sin rematar, y el toro acometi¨® al peto para que el picador esbozase estampas de regusto antiguo. Quit¨® Jim¨¦nez con tres chicuelinas secas y se fue Uceda, muy repeinado y con mucha plata en el vestido lila, a por ¨¦l al 7. Prob¨® la diestra -un derrote feo-, pas¨® a la otra y all¨ª, apartado del cruce, altern¨® naturales bien compuestos y airosos remates con descompuestas precauciones y desairado desarme. Tras la estocada el toro fue a morir a chiqueros, y all¨ª se resisti¨® a caer. Mansedumbre de bravo. O bravura de manso. De nuevo se quedaba dentro la faena, pero dej¨® pistas. Y al 4?, Espantado, un cinque?o casta?o, armado y astifino, le dibuj¨® buenas ver¨®nicas y tres medias en el quite serias y hondas. Serios y hondos fueron los muletazos de recibo; doblones y trincheras que llenaron el aire de ol¨¦s. Y siguieron las series de redondos, de en¨¦rgica cadencia y lento semic¨ªrculo. Se hab¨ªa hecho silencio cuando cambi¨® de manos y continu¨®, serio y hondo, toreando al natural; el remate bajo, la suerte en el sitio, y aunque enganchaba a veces, lig¨® una segunda de emoci¨®n torera que remat¨® al pecho entre un baladro de aprobaci¨®n. Una serie m¨¢s -sin agobiar- ayudados bajos, trinchera, y, como el burel merec¨ªa, una estocada seria y honda.
N¨²?ez del Cuvillo / Uceda, Jim¨¦nez, Tejela
Toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez del Cuvillo de buen juego y aceptable presentaci¨®n; aplaudidos 3? y 4?. Uceda Leal: estocada (silencio); estocada (oreja). C¨¦sar Jim¨¦nez: cuatro pinchazos, estocada y dos descabellos -aviso- (silencio); estocada (silencio). Mat¨ªas Tejela: baja (saludos); tres pinchazos, media y tres descabellos -aviso- (silencio). Plaza de Las Ventas, 30 de septiembre. Segunda de abono. Casi lleno.
C¨¦sar Jim¨¦nez le pon¨ªa, muy envarado, una barbilla y unos morros al 2? toro que no se sab¨ªa si era desaf¨ªo, rega?ina o asco. Despu¨¦s le puso el capote y el bicho, de un susto, se lo quit¨®. En el quite no le hac¨ªa ni caso -tan severo estaba- y hubo de salir Tejela a probar suerte. Sin embargo, en la muleta tom¨® distancia y el animal, menos impresionado, alejado el gesto, acudi¨® ligero. No respondi¨® Jim¨¦nez a la reconciliaci¨®n y le movi¨® la tela con violencia, apartando el cuerpo cuanto pudo. Postura, que no apostura. El cinque?o que sali¨® 5? y C¨¦sar estuvieron distantes en el tercio, sin molestarse ni rozarse, como dos funcionarios que cumplen su horario y se ignoran mutuamente. Uno citaba y otro acud¨ªa, sin ardor ni pasi¨®n, sin hacerse da?o, sin asomo de arte, sin dejar un recuerdo ni un borr¨®n.
Tras la voltereta que le dio un trote de cuartos renqueantes, el 3?, asaz cinque?o, se fue recuperando con un buen par de Villalpando y la impecable lidia de Carlos ?vila, que mantiene el fuste torero de la m¨ªtica promoci¨®n que fund¨® la escuela taurina madrile?a, y al que una voz persistente gritaba "?Fuera ese capote!". Entonces Tejela, con gusto y sabor, se lo llev¨® en la derecha, jugando la mu?eca, buscando equilibrio y sal con la palma abierta que bailaba en el brazo contrario a media altura. Iba el toro y Mat¨ªas, nervioso, entre pases, dudas y ansias, precipit¨® una faena de trazo repentizado que debi¨® ser maciza.
El 6? recibi¨® largas dobladas y dos dilatadas puyas para corresponder a su fijeza en el peto. Tras los pares honrosos de ?vila, el bello choreao empez¨® a perseguir la muleta con los pitones cercanos y son regular, repitiendo, sin m¨¢s inter¨¦s que el de la tela. Tard¨® Tejela en acompasarse al buen temple del toro y s¨®lo alg¨²n natural, alg¨²n redondo, correspondieron a su bondadosa condici¨®n. El toro lo debi¨® abroncar. Y no lo cogi¨® porque no quiso.
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