Un carrusel de emociones
Los pacientes con trastorno bipolar alternan los s¨ªntomas depresivos con fases de man¨ªa hiperactiva y creativa
Geniales y creativas o tristes y depresivas. Las personas que sufren un trastorno bipolar viven en un carrusel continuo de emociones que potencian su creatividad para sumirlas posteriormente en una depresi¨®n profunda, que incluso puede conducirles al suicidio. Casi un 2% de la poblaci¨®n mundial (m¨¢s de 800.000 personas en Espa?a) vive en este permanente tiovivo de emociones. Sin embargo, la mayor¨ªa de los afectados lo ignora, porque en un gran porcentaje de casos "el diagn¨®stico correcto tarda un media de 10 a?os en realizarse", asegura Nassir Ghaemi, director del Programa de Investigaci¨®n sobre Trastorno Bipolar de la Universidad de Emory de Atlanta (EE UU).
Se cree que el 40% de las personas que sufre un trastorno bipolar est¨¢ mal diagnosticado, en su mayor¨ªa como enfermos depresivos unipolares. La causa principal de este error, explica Ghaemi, radica en que "la depresi¨®n es un s¨ªntoma muy com¨²n en ambos casos". No es la misma enfermedad, "aunque se puede afirmar que el trastorno bipolar es otro tipo de depresi¨®n", a?ade.
El 40% de los pacientes bipolares est¨¢ mal diagnosticado como depresivos unipolares
"Un ¨²nico episodio de man¨ªa basta para diagnosticar un trastorno bipolar", sostiene Ghaemi. Pero para ello hay que conocer la presencia previa de episodios de man¨ªa o hipoman¨ªa, y esto no es nada f¨¢cil, seg¨²n este especialista, pues el propio paciente no lo reconoce: "Casi el 50% de los bipolares no reconocen haber sufrido episodios de man¨ªa, especialmente cuando se encuentran en la fase depresiva".
El problema es que un mal diagn¨®stico conlleva un tratamiento incorrecto. "En el trastorno bipolar", explica Ghaemi, se usan estabilizadores del ¨¢nimo y antiepil¨¦pticos, "que tienen eficacia a largo plazo, tanto en man¨ªa como depresi¨®n aguda". Sin embargo, los antidepresivos, muy ¨²tiles en depresi¨®n unipolar, "s¨®lo sirven en menos del 20% de los pacientes", afirma, por lo que si hay un mal diagn¨®stico, "los enfermos pueden empeorar".
En cerca de un 30% de los individuos mal diagnosticados y mal tratados con antidepresivos, la enfermedad progresa m¨¢s r¨¢pidamente. Y lo que es peor, sin un tratamiento correcto los pacientes pasan por situaciones extremas. Prueba de ello es que en la fase de depresi¨®n, el paciente llega a pensar que no merece la pena vivir, pudiendo llegar al suicidio. "Un 20% de los afectados se suicida en fases depresivas agudas", afirma Ghaemi.
Puede decirse que el desorden bipolar ha empezado a definirse hace apenas 30 a?os y ha sido gracias a las aportaciones de Kay R. Jamison, psic¨®loga y profesora de psiquiatr¨ªa de la Universidad Johns Hopkins (EE UU), que abord¨®, como especialista, el problema de la bipolaridad en su libro Una mente inquieta. No era la primera vez que trataba en un ensayo aspectos relacionados con la depresi¨®n, pero s¨ª la primera que se propon¨ªa a s¨ª misma como caso, contando su propia y estremecedora experiencia como enferma maniaco-depresiva. Una experiencia que la puso en condiciones de vivir en su propia carne los infiernos de ese mal tan universal y, al mismo tiempo, tan mal conocido.
Despu¨¦s escribir¨ªa Tocados por el fuego, una obra que explora la relaci¨®n entre el trastorno bipolar y la creatividad. En este libro comenta que algunas figuras hist¨®ricas y artistas como Lord Byron, Winston Churchill o Virginia Wolf, para los est¨¢ndares del d¨ªa de hoy, podr¨ªan f¨¢cilmente ser considerados bipolares.
Menos conocido, pero asimismo recomendable para apreciar lo que es el d¨ªa a d¨ªa de una persona con desorden bipolar, es la pel¨ªcula documental The Devil and Daniel Johnston, que descubre la fascinante y terrible historia del cantautor norteamericano Daniel Johnston, un genial compositor, cantante y artista maniaco depresivo a quien las drogas y su bipolaridad llevan a imaginarios encuentros con el diablo.
Y es que el trastorno bipolar es un carrusel en el que los episodios depresivos se ven interferidos por la aparici¨®n de fases de euforia, hiperactividad an¨®mala e irritabilidad, es decir, las llamadas fases de man¨ªa, que tambi¨¦n significa locura. Estas fases de exaltaci¨®n, alegr¨ªa desenfrenada o irritabilidad y groser¨ªa "alternan con otras etapas de depresi¨®n intensa, con bajo estado de ¨¢nimo, incapacidad para disfrutar, falta de energ¨ªa, ideas negativas y, en casos graves, ideas de suicidio", afirma Ghaemi.
Lo m¨¢s semejante a los efectos del trastorno bipolar, explica, "son los que produce la coca¨ªna", pues se piensa que el episodio de man¨ªa es "una fase de sobreactividad de dopamina o noradrenalina, y la coca¨ªna genera una actividad muy fuerte de dopamina".
Ghaemi reconoce que durante las fases de man¨ªa, "m¨¢s que una enfermedad, el trastorno bipolar puede parecer una virtud, un don", porque permite hacer cuatro o cinco cosas al mismo tiempo. Se produce una fuga de ideas permanente, una mayor creatividad y confianza en sus posibilidades. La fase maniaca se caracteriza por emociones y conductas que son "an¨¢logas al proceso creativo", como una sensibilidad m¨¢s acentuada, una mayor fluidez, facilidad y frecuencia de pensamientos, una concentraci¨®n aguda o una capacidad de rendir con pocas horas de sue?o.
En ciertas personas con trastorno bipolar las caracter¨ªsticas maniacas mejoran su creatividad, mientras que la fase depresiva se caracteriza por introspecci¨®n, reflexi¨®n y dolor intenso, "algo que puede a?adir profundidad y significado al trabajo creativo". Esto justificar¨ªa, aunque parcialmente, la profunda creatividad que se observa en muchas personas con trastorno bipolar. No obstante, advierte Ghaemi, la hipoman¨ªa "es una ayuda en el trabajo, pero dura poco y se acompa?a de una depresi¨®n que se puede prolongar durante meses".
La lista de personas que han padecido enfermedad bipolar es muy extensa: escritores como Balzac, Hemingway, Dickens, Baudelaire, Tennessee Williams, Emily Dickinson, Poe o Emile Zola; m¨²sicos como Mahler, Schumann, Tchaikovsky o Kurt Cobain, y pintores como van Gogh o Jackson Pollock. Pero, como recuerda Ghaemi, la mayor¨ªa de las personas con trastorno bipolar no son genios.
No s¨®lo el diagn¨®stico supone un problema para el trastorno bipolar. Se sabe que la enfermedad tiene un origen gen¨¦tico. Uno de cada cinco padres de personas afectadas sufre tambi¨¦n esta enfermedad, y el 10-15% de los familiares padecen alteraciones del car¨¢cter, aunque tampoco se tiene mucha informaci¨®n acerca de los mecanismos biol¨®gicos o ambientales que causan estos cambios ciclot¨ªmicos.
Para Ghaemi, "los ritmos circadianos o relojes biol¨®gicos est¨¢n relacionados con esa alternancia de estados de ¨¢nimo". Los pacientes bipolares tienen un ritmo circadiano m¨¢s veloz de lo normal, con una duraci¨®n inferior a 24 horas. Por eso duermen menos y tienen m¨¢s energ¨ªa. Sin embargo, apunta, "este es s¨®lo un factor biol¨®gico implicado en el trastorno bipolar, pero no podemos decir que es la causa. Hay otros factores en investigaci¨®n, como las prote¨ªnas G y los segundos mensajeros, que son prote¨ªnas neuronales implicadas en los procesos de sinapsis".
Tampoco se ha avanzado mucho en los tratamientos. "Tradicionalmente se ha utilizado con buenos resultados el litio", apunta el profesor Ghaemi, aunque hay otros medicamentos que est¨¢n dando buenos resultados. Tambi¨¦n se aconseja la psicoterapia, y hoy d¨ªa se recomienda vivamente que las personas con des¨®rdenes bipolares cuenten con una red de apoyo.
LLEGA EL LITIO
Mucha tristeza nunca le humill¨®
pero tem¨ªa el hondo pozo oscuro
que ¨¦l envolvi¨® en sus aguas cenagosas.
Mucho haloperidol; pinchazos de antab¨²s
prob¨® electroterapia varias veces
y sali¨® disparado hacia una vida
que ahora ya no recuerda: quince a?os
hasta que lleg¨® el litio: quince a?os
perjudicando a todos los que amaba
pues gast¨® su dinero y el ajeno
en alcohol, en viajes y en delirios.
Pero el litio lleg¨® y est¨¢ en su sangre
y ahora es su compa?ero de por vida
hasta la oscuridad o la luz total
Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.