EE UU incluye a Ir¨¢n en su guerra contra el terrorismo
Washington ha comenzado a sembrarel terreno ante posibles acciones militares
Frustrado por la resistencia del Consejo de Seguridad de la ONU a aprobar nuevas sanciones y acuciado por la situaci¨®n en Irak, el Gobierno de Estados Unidos ha comenzado a construir el caso contra Ir¨¢n, aumentando la presi¨®n internacional sobre su r¨¦gimen, atribuy¨¦ndole graves responsabilidades como c¨®mplice de los terroristas que matan estadounidenses y alertando sobre el serio peligro que representar¨ªa el rearme iran¨ª en un plazo de muy pocos a?os.
Los expertos calculan que Teher¨¢n podr¨ªa tener la bomba at¨®mica en cinco a?os. Antes, tal vez
Aunque, oficialmente, la Administraci¨®n insiste en que trata de resolver el conflicto por la v¨ªa diplom¨¢tica, algunos expertos creen que la posibilidad de una acci¨®n militar contra Ir¨¢n crece cada d¨ªa. La acumulaci¨®n de diferentes datos que apuntan hacia ese riesgo es inquietante. Tanto, que el lunes los dem¨®cratas pusieron en marcha en el Senado una ley que intenta obligar al presidente a solicitar al Congreso fondos espec¨ªficos para Ir¨¢n en el caso de que decida atacar.
Los congresistas est¨¢n preocupados de que la Casa Blanca justifique eventuales acciones militares en Ir¨¢n como parte de su guerra global contra el terrorismo y act¨²e, sin previo aviso, con los fondos que ya tiene disponibles para Irak y Afganist¨¢n.
La preocupaci¨®n del Congreso est¨¢ m¨¢s que justificada despu¨¦s de que la pasada semana el mismo Senado aprobara por una mayor¨ªa abrumadora una resoluci¨®n en la que se animaba al presidente, George Bush, a declarar la Guardia Revolucionaria (una fuerza de ¨¦lite de las Fuerzas Armadas iran¨ªes) como un grupo terrorista.
Muchos dem¨®cratas, como Hillary Clinton, que votaron a favor, se alarmaron despu¨¦s por el riesgo de que la Casa Blanca la utilizara para incluir eventuales objetivos de la Guardia Revolucionaria en Ir¨¢n como parte del mismo combate para derrotar al terrorismo.
El Pent¨¢gono ha denunciado reiteradamente (en ocasiones, con presuntas pruebas) que elementos de la Guardia Revolucionaria son responsables de la introducci¨®n en Irak de materiales y artefactos que se usan para matar a soldados estadounidenses. El ¨²ltimo que hizo esta denuncia fue, el mes pasado, el jefe de las tropas de EE UU en Irak, general David Petraeus, en su comparecencia ante el Congreso.
Ayer mismo, el diario The New York Post publicaba una entrevista con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en la que ¨¦sta afirmaba que "Ir¨¢n se est¨¢ comportando de una manera muy extra?a", particularmente en el sur de Irak, y advert¨ªa que "hacer lo que est¨¢n haciendo tiene sus costes".
En el ¨²ltimo n¨²mero de la revista The New Yorker, el periodista Seymour Hersh asegura que esos costes est¨¢n pensados y discutidos por la Administraci¨®n, y que s¨®lo resta una decisi¨®n final para atacar. Seg¨²n Hersh, Bush inform¨® este verano por medio de una videoconferencia al embajador estadounidense en Bagdad, Ryan Crocker, que estaba planeando bombardear objetivos iran¨ªes en la frontera con Irak y que el Reino Unido estaba de acuerdo.
El periodista a?ade que el vicepresidente, Dick Cheney, sostuvo en una reuni¨®n celebrada este verano que los ataques ser¨ªan presentados como acciones defensivas y que, si los dem¨®cratas protestaban, se les recordar¨ªa que Bill Clinton lanz¨® acciones preventivas contra Afganist¨¢n, Irak y Sud¨¢n.
El contenido del art¨ªculo de Hersh fue desmentido el lunes por la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, que record¨® que el mismo periodista ha escrito en los ¨²ltimos dos a?os y medio otros reportajes anunciando la guerra con Ir¨¢n. Perino no quiso profundizar en las circunstancias que han cambiado en esos dos a?os y medio.
Ha cambiado, por ejemplo, el sentido de urgencia. Los expertos calculan que Ir¨¢n, cuyo presidente, Mahmud Ahmadineyad, aboga por la destrucci¨®n de Israel, podr¨ªa tener una bomba at¨®mica en cinco a?os. Antes, tal vez.
Detener esa cuenta atr¨¢s con sanciones econ¨®micas no parece f¨¢cil. En primer lugar, porque, como han demostrado las conversaciones de la semana pasada en la ONU, algunos miembros permanentes del Consejo de Seguridad (especialmente Rusia) no son partidarios de nuevas sanciones.
Pero es que, adem¨¢s, a¨²n con nuevas sanciones ser¨ªa dif¨ªcil garantizar la desnuclearizaci¨®n de Ir¨¢n. Selig Harrison, una autoridad en la materia, escrib¨ªa ayer que todos los sectores de la sociedad iran¨ª defienden el desarrollo nuclear y que, para detenerlo, Teher¨¢n pondr¨ªa condiciones tales como la paralizaci¨®n de la planta nuclear israel¨ª de Dimona y la verificaci¨®n de que EE UU no transporta armas nucleares en el golfo P¨¦rsico. Condiciones inaceptables para Washington.
As¨ª pues, la opci¨®n militar se presenta hoy m¨¢s real. No s¨®lo para Estados Unidos. En los ¨²ltimos meses se ha sumado un importante agitador a la causa norteamericana contra Ir¨¢n: Francia. La posici¨®n del presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, rompe el aislamiento que Washington sufr¨ªa desde el comienzo de la guerra de Irak y le da a Estados Unidos una nueva autoridad, ante la comunidad internacional y ante su opini¨®n p¨²blica.
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