Juvenilismo
De la misma manera que hace tiempo que los urbanistas coincidieron en que ampliar las v¨ªas para la circulaci¨®n no aliviaba el tr¨¢fico en el centro de las ciudades sino que animaba a multiplicarlo y no fueron escuchados, tampoco parecen serlo aquellos educadores que se dedican valerosamente a repetir que las facilidades excesivas para que todos los alumnos acaben la ense?anza media no hace sino ralentizar y entorpecer la educaci¨®n de los estudiantes realmente interesados y hacer que el profesor deba enfrentarse a una doble tarea, la de luchar contra la falta de inter¨¦s acad¨¦mico y el mal comportamiento. La consecuencia l¨®gica de que el acento se ponga continuamente en el bachillerato es que se desvanece el prestigio social de la educaci¨®n de los oficios, a los que se suele llegar por intuici¨®n o necesidad y no por haber seguido un correcto adiestramiento. Los padres, t¨ªmidamente, vamos saliendo del sue?o del profesor majete, el padre colega, la madre cachonda y los mundos de Yupy acolchonados en los que pretend¨ªamos, no dudo que por amor, que vivieran nuestros hijos sin llevarse un mal rato. Digo que vamos despertando t¨ªmidamente porque la propia vida nos abre los ojos: criamos a los ni?os para ser pr¨ªncipes, nos encontramos con que el mercado de trabajo les ofrece una realidad m¨¢s dura que aquella para la que estaban preparados y pasamos los a?os aumentando la cifra basura de sus sueldos. Para colmo, la autoridad no ayuda, porque padece esa enfermedad que atac¨® a nuestra generaci¨®n pero de la que algunos, en nuestra calidad de padres maduros, nos estamos curando, el juvenilismo, un mal que aumenta sorprendentemente cuando se acercan tiempos de campa?a y nadie quiere quedarse atr¨¢s en el espect¨¢culo de halagar a la juventud ofreciendo desde becas para remolones hasta cursos que se aprueban en c¨®modos plazos. Los esforzados ex juvenilistas vemos claro que para ayudar a esa juventud de la que ya no formamos parte hay que empezar por fomentar el esfuerzo escolar desde el principio, pagar al joven un sueldo digno, acabar con el chollo empresarial del becario permanente y gozar de guarder¨ªas gratuitas. Y todo esto no es con el objetivo de que puedan ser independientes a una edad razonable: ?es para ser independientes nosotros!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.