Delirio y retorno
Delirio. Hab¨ªa visto un par de d¨ªas el resumen de El cortijo en 1907, y pens¨¦ que quiz¨¢s fuese interesante un coloquio sobre la adaptaci¨®n de los concursantes a la vida de hace un siglo y otros temas de ese tipo. Pero lleg¨® el domingo y con ¨¦l la "gala" en la que se supone que iba a hacerse esa reflexi¨®n. Lo que yo vi, al menos hasta las doce menos diez de la noche, fue uno de los espect¨¢culos m¨¢s rid¨ªculos y bochornosos que Canal Sur ha puesto en antena. Produce verg¨¹enza ajena, bochorno (abochorna ver a Rafael Cremades haciendo el chiste del follaje y la farfolla) y finalmente asombro. Nada es cre¨ªble porque nadie ten¨ªa la menor intenci¨®n de hacer algo m¨¢s que un sainete demasiado largo y con una gracia de vuelo muy bajo. Si a este estropicio inclasificable se suma el no menos rotundo patinazo de Se llama copla, hay que empezar a pensar que la televisi¨®n auton¨®mica andaluza ha cruzado el umbral del delirio. Recomiendo abstenerse.
El retorno. La vuelta de Jes¨²s Quintero se ha venido anunciando con el eslogan "Vuelve Jes¨²s". Y el martes ¨¦l mismo confirm¨® el car¨¢cter mesi¨¢nico de su retorno; empez¨® diciendo que ha vuelto porque todav¨ªa hace falta. La primera media hora de programa, no obstante, se fue en hablar con su amigo de Tarifa de "ella", o sea, la picha, y termin¨® cuando Quintero le cont¨® a su amigo que uno de los hermanos Del R¨ªo la tiene tan grande que cuando va a un hotel pide una cama supletoria para "ella". Realmente, hac¨ªa mucha falta que volviera.
Objetividad. A prop¨®sito de medias verdades: el viernes pasado Los Reporteros emiti¨® un reportaje titulado 'La tormenta' en el que se hac¨ªa una informaci¨®n pormenorizada del desarrollo de la tormenta ca¨ªda sobre Almu?¨¦car la semana anterior y una descripci¨®n minuciosa de los da?os causados por la misma. Todo fue narrado y mostrado con el estilo de una irreprochable acta notarial, cargado de una precisi¨®n de objetividad que en este caso desmienten tanto el sentido com¨²n como las informaciones que por otros sitios afloran. Nadie niega que la tormenta fue brutal, lo que sucede es que la tormenta cay¨® sobre una ciudad que tiene m¨¢s de la mitad de sus casas construida sobre parcelas inundables. Consulten el diario Ideal de Granada de primero de mes y ver¨¢n las fotograf¨ªas a¨¦reas de lo que ha ocurrido en los ¨²ltimos cuarenta a?os en los lechos del r¨ªo Verde y el r¨ªo Seco. Ideal cita a un periodista que, a prop¨®sito de unas lluvias igualmente torrenciales de 1941, escribi¨® que "las aguas irrumpieron por el campo"; en la actualidad, el ¨²nico campo que queda en el lecho del r¨ªo Verde es el de f¨²tbol. Obviar esto es decir una media verdad que oculta la parte de responsabilidad en los desastres que no cabe achacar a los fen¨®menos naturales. Por esta vez (y bien que lo siento), Los Reporteros equivoc¨® el sentido de la objetividad en la informaci¨®n.
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