El largo adi¨®s de Sophie Calle
El largo adi¨®s de Sophie Calle1Ayer Sophie Calle me envi¨® su libro Prenez soin de vous (Cu¨ªdate). Cuando vi que pod¨ªa tambi¨¦n traducirse por Que dios te ampare, sent¨ª un cierto escalofr¨ªo. ?Se estar¨ªa sutilmente despidiendo de m¨ª?
2
Las cartas de amor -dec¨ªa Pessoa- son rid¨ªculas. Pero ?qu¨¦ decir de las de ruptura? Sin duda tambi¨¦n pueden serlo. La que Sophie Calle recibi¨® no hace mucho (un e-mail para ser m¨¢s exactos) conten¨ªa una serie de explicaciones por parte de G. que desembocaban en una fr¨ªa, glacial despedida: "Prenez soin de vous".
No sabiendo Sophie Calle qu¨¦ responder y no acabando de entender la ir¨®nica y cruda recomendaci¨®n final, decidi¨® pedir a 107 mujeres que interpretaran esa carta. Y as¨ª comenz¨® una de las m¨¢s interesantes aventuras est¨¦ticas de los ¨²ltimos a?os, el libro Prenez soin de vous. En ¨¦l encontramos bailarinas, crimin¨®logas, periodistas, astr¨®logas, poetas, matem¨¢ticas, dramaturgas, traductoras, pintoras: todas interpretando, subrayando, mordiendo, analizando sint¨¢cticamente, decodificando el mensaje de G.
"Recib¨ª un e-mail de ruptura", explica Sophie en su libro. "No supe qu¨¦ responder. Fue como si no fuera conmigo aquello. Terminaba diciendo: 'Cu¨ªdate'. Tom¨¦ la recomendaci¨®n al pie de la letra. Ped¨ª a 107 mujeres que me ayudaran a interpretar el e-mail. Que lo analizaran, lo comentaran, lo representaran, lo bailaran, lo cantaran, lo disecaran, lo agotaran. Que hicieran el trabajo de comprender por m¨ª. Que hablaran en mi lugar. Una manera de tomarme mi tiempo para romper. A mi ritmo. En definitiva, cuidarme".
En Prenez soin de vous se observa que aquello que nos toca en lo m¨¢s ¨ªntimo -la ruptura de un amor, por ejemplo- no tiene por qu¨¦ necesariamente ser un asunto personal. Al contrario, se inscribe en un campo com¨²n, universal. ?Qui¨¦n no ha cruzado, en alg¨²n momento de su vida, por una historia as¨ª? Alan Pauls analiz¨® espl¨¦ndidamente el amor despu¨¦s del amor en su novela El pasado, obra maestra sobre el tema. Sobre este asunto lo cierto es que todo el mundo tiene algo que contarte. Son famosas unas palabras de Woody Allen: "Mi mujer se fue con otro; entonces, yo la dej¨¦".
3
En cuanto al amor, cualquier definici¨®n de vitalidad est¨¢ ligada de alg¨²n modo a ¨¦l. Fue interesante, el otro d¨ªa, la respuesta de Imre Kert¨¦sz cuando le preguntaron si tuvo momentos felices en Auschwitz: "S¨ª que los tuve, surgen de lo profundo de uno, y como el mar te inundan, pasan muy r¨¢pido, pero dejan el recuerdo, es la vitalidad". El amor, cuando hay ruptura, tambi¨¦n pasa r¨¢pido y es la vitalidad y surge, en efecto, de lo m¨¢s profundo y deja el recuerdo, tambi¨¦n el recuerdo -a veces lamentable- de la ruptura: a veces lamentable, s¨ª, pero en otras alegre, porque yo siempre he visto un lado liberador en ciertas rupturas.
El libro de Sophie me ha recordado Carta breve para un largo adi¨®s, la gran novela de Peter Handke. Al regresar a su hotel, el Wayland Manor, cerca de Nueva York, un hombre de 30 a?os recibe del portero las llaves de su habitaci¨®n y un sobre con una carta (breve) que dice as¨ª: "Estoy en Nueva York. Por favor, no me busques; no te resultar¨ªa agradable encontrarme".
Tras la carta breve de ruptura y a modo de instintiva reacci¨®n de supervivencia, el hombre se abrir¨¢ al mundo, viajar¨¢ a lo largo y ancho de Estados Unidos, leer¨¢ emocionado El gran Gatsby -la biblia de los amores truncados- y convertir¨¢ su peque?o asunto personal en un asunto de todos, en un viaje de apertura hacia el paisaje de los dem¨¢s, en un libro sobre la historia de su largo adi¨®s. En cierta forma, el personaje de Handke act¨²a de un modo parecido a Sophie Calle con su e-mail o carta breve. S¨®lo que Sophie parece tener mejor humor. En las p¨¢ginas finales de su libro aparece fotografiada una cacat¨²a que tambi¨¦n lee el e-mail de G. y acaba metiendo su pezu?a en ¨¦l. Puede que haya cartas de amor rid¨ªculas, pero tambi¨¦n las hay muy peligrosas.
4
A veces hay personas que, sin saber que estaban enamoradas, se despiden para siempre. En un cuento muy breve de Ray Bradbury titulado Hasta nunca suena un golpe suave en la puerta de una cocina que da a un jard¨ªn. Cuando la se?ora O'Brian abre, se encuentra con su mejor inquilino, el se?or Ram¨ªrez, acompa?ado de dos polic¨ªas de inmigraci¨®n. Despu¨¦s de 30 meses de estancia all¨ª, su mejor inquilino ha sido descubierto y, por no tener papeles legales, va a ser devuelto al otro lado de la frontera. El se?or Ram¨ªrez est¨¢ all¨ª para despedirse de la se?ora O'Brian. "Adi¨®s, se?ora, se ha portado usted bien conmigo. Adi¨®s, se?ora. No nos veremos nunca m¨¢s", le dice. Cuando ella se queda sola y entra en su casa y sus hijos le reclaman la comida, se queda de pronto muy pensativa. "?Qu¨¦ te pasa, mam¨¢?", preguntan. La se?ora O'Brian les dice, con una gran pena s¨²bita: "Que me acabo de dar cuenta de que no ver¨¦ nunca m¨¢s al se?or Ram¨ªrez".
Cada d¨ªa nos despedimos de alguien a quien no veremos m¨¢s. Como siempre estamos peligrosamente despidi¨¦ndonos, hay tardes en las que me despido de todo el mundo y, cuando me quedo solo, decido retardar mi regreso a casa para evitar que me ocurra lo de una amiga que se despidi¨® y ya nunca la volvimos a ver. Voy entonces a lugares extra?os y hablo con desconocidos y de todos luego me despido: "?Adi¨®s, se?ora O'Brian, ya no nos veremos m¨¢s!". Son simples precauciones, vacunas para evitar que el vac¨ªo de cualquier desaparici¨®n, por ¨ªnfimo que sea, termine por agrandarse en cualquier momento, en la noche menos pensada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.