Soledad Carrasco Urgoiti, una peque?a gran mujer
Fue profesora en la Universidad de la Ciudad de Nueva York
Julio Caro Baroja, por quien Soledad Urgoiti sent¨ªa gran admiraci¨®n, escribi¨® una vez que inici¨® la vida en un tren de primera, en torno a su t¨ªo, y por culpa de la guerra y del franquismo hubo de continuarla en uno de tercer¨ªsima. A ella, pocos a?os m¨¢s joven, le sucedi¨® otro tanto, s¨®lo que prefiri¨® bajarse pronto de ese ferrocarril para desarrollar su carrera intelectual en los Estados Unidos. Era nieta de Nicol¨¢s Mar¨ªa de Urgoiti, fundador de El Sol, y como en el caso de su madre, sus primeros a?os transcurrieron en el ambiente de modernizaci¨®n democr¨¢tica que aqu¨¦l creara, y que a partir de 1939 s¨®lo pudo sobrevivir en algunos lugares que constituyeron, antes que islas, refugios de libertad. No es casual que al terminar sus estudios en la Complutense, iniciara su labor docente en el Colegio Estudio. La tradici¨®n institucionista queda reflejada en los apellidos del c¨ªrculo de sus mejores amigas -Zulueta, Viguera, Tamames, Urcelay-, y sobre todo en el sentido ¨¦tico que marc¨® su personalidad. Aquella mujer de trato delicioso, menuda y fr¨¢gil de apariencia, parec¨ªa en su concepci¨®n del trabajo, en su racionalismo, en sus gotas de intransigencia, e incluso en sus preferencias est¨¦ticas, una disc¨ªpula directa de don Francisco Giner de los R¨ªos. Aunque en realidad lo fuese de su abuelo Nicol¨¢s.
Desde su tesis doctoral, El moro de Granada en la literatura, le¨ªda en 1955 en la Universidad de Columbia, hasta la conferencia que pensaba pronunciar dentro de unos d¨ªas en Granada, su labor investigadora gir¨® siempre en torno al tema morisco. Fue una historiadora precisa, obsesionada por el contraste de las fuentes y por la utilizaci¨®n rigurosa de aportaciones anteriores, amen de penetrante lectora, lo cual dio como resultado multitud de peque?as monograf¨ªas esclarecedoras: ejemplo, su estudio sobre el Critic¨®n de Graci¨¢n, presentado al V Congreso de la Asociaci¨®n de Hispanistas. O dentro de una perspectiva m¨¢s amplia, la introducci¨®n al Marcos de Obreg¨®n en Castalia. Pero sobre todo Soledad Carrasco destac¨® pronto por una sensibilidad especial para analizar el problema morisco en tanto que relaci¨®n de alteridad, en que historia real y literatura pueden moverse con ritmos y contenidos dispares. Fue tal vez el resultado de haber vivido, y sentido en ese orden familiar que tanto estimaba, el desgarramiento de "ser otro" despu¨¦s de la guerra civil. De ah¨ª tambi¨¦n la significaci¨®n de los distintos niveles de la producci¨®n literaria -visible en su Los moriscos y Gin¨¦s P¨¦rez de Hita, de 2006- y la relevancia de la fiesta, tema en que fue pionera, recogido en El moro retador y el moro amigo (Estudios sobre fiestas de moros y cristianos). "Entr¨® un rey ledo en Granada; el otro llorando va": en torno a esa dualidad, reflejada en el romance que cita al inicio de un estudio reciente, gira una propuesta interpretativa que desarroll¨® en sus sucesivos trabajos.
Soledad Carrasco Urgoiti fue profesora en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, recibi¨® varios homenajes a su obra, tanto por la calidad de la misma como por lo que represent¨® para analizar desde la literatura al "otro", con los distintos grados y cauces de maurofilia y maurofobia. Recibi¨® los premios Angel Ganivet y Mar¨ªa Zambrano. Ahora pensaba cumplir uno de sus m¨¢s profundos deseos: recopilar y publicar los escritos de su abuelo, Nicol¨¢s Mar¨ªa de Urgoiti. Las complicaciones sucesivas a un infarto se lo han impedido. Perdemos una persona ejemplar.
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