Un oficio en v¨ªas de extinci¨®n
Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez de Heredia, reconocido por la calidad de sus quesos, ejerce como pastor a la antigua usanza
Las 350 ovejas de Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez de Heredia (Hermua, ?lava, 1946) nutren de leche a la peque?a empresa familiar que elabora los quesos en unas dependencias de la planta baja del caser¨ªo, en Larrea. Su mujer, Mar¨ªa Carmen L¨®pez de Sabando, es la encargada de esta tarea, mientras Txurtxil, como tambi¨¦n se le conoce a Jos¨¦ Ignacio y sobrenombre que ha dado marca a sus productos, se dedica al pastoreo, con pr¨¢cticas muy parecidas a las que aprendi¨® de peque?o de su propio padre. "Entonces, no hab¨ªa Land Rover que nos ayudara en las tareas; todo el d¨ªa con el palo, el perro y andando o a caballo de una pradera a otra en busca de los mejores pastos", recuerda.
No hay tiempo para la conversaci¨®n reposada. Es momento de trabajo y Txurxil va de un lado a otro en su Land Rover, mientras desgrana sus experiencias. Conoce cada una de sus ovejas, aunque no tienen nombre. "Para qu¨¦ les voy a poner nombre, si estoy yo solo; cuando compartes el pastoreo con otro, s¨ª tiene sentido, con el fin de avisar cuando una se encuentra enferma o est¨¢ de parto, por ejemplo". A Jos¨¦ Ignacio le ayuda un joven chileno, entre diciembre y septiembre, los meses m¨¢s duros. Lo conoci¨® en la Escuela del Pastor de Arantzazu, donde acude para participar en los tribunales de fin de curso. "Pero, el chaval, aunque pone mucha voluntad, no conoce las ovejas, y eso que ya lleva tres a?os conmigo".
Tiene el ganado repartido en tres reba?os: en lo alto del pueblo, en la sierra de Elgea, bajo los grandes molinos aerogeneradores pastan las mayores, con una media de seis a?os. El pasado jueves, las ovejas de Jos¨¦ Ignacio estaban mezcladas con otro reba?o de un vecino de Larrea. Para Txurtxil eso no es problema. Ya desde lo lejos, reconoce las suyas a la primera. Lleva en el monte con las ovejas desde los ocho a?os. "Era muy sacrificado y muchos d¨ªas perd¨ªamos la escuela, pero a m¨ª me gustaba. Adem¨¢s, al no ir a clase, te ibas quedando rezagado y al final, ya no te gustaba ir, con lo que casi no te quedaba m¨¢s remedio que seguir de pastor", recuerda. Pero eso no quiere decir que Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez de Heredia no pensara en los estudios. A los 18 a?os compatibiliz¨® su trabajo en el campo con los estudios nocturnos de Formaci¨®n Profesional en el Instituto Jes¨²s Obrero de Vitoria. "Iba y volv¨ªa en bicicleta, pero al final lo dej¨¦ tambi¨¦n porque era muy duro aquello de recorrer 40 kil¨®metros (20 de ida y otros tantos de vuelta) de noche, despu¨¦s de trabajar, y eso que entonces era ciclista aficionado", explica.
Mientras atiende las ovejas, -"me conocen mejor ellas a m¨ª y al Land Rover", apunta con modestia-, desgrana c¨®mo decidi¨® quedarse en el campo, al final, en un momento en que tantos j¨®venes de su pueblo se marchaban a trabajar a la ciudad. "Yo tambi¨¦n estuve en una f¨¢brica, incluso pens¨¦ en marcharme a Am¨¦rica como pastor, pero al final me cas¨¦ con una chica de Larrea y nos quedamos atendiendo su casa". El joven matrimonio ya sab¨ªa a lo que se expon¨ªa. Duras jornadas de trabajo, sin vacaciones ni fines de semana."Es que el de pastor no es un oficio, es una forma de vida", resume.
Entonces, eran casi autosuficientes. Ten¨ªan ovejas, vacas, cerdos y gallinas; huerta, tierras para cereal y praderas. Pero hace 20 a?os, Txurtxil tom¨® una determinaci¨®n, que le ha salido bien; decidi¨® dedicarse a elaborar quesos destinados a la venta. "Tenemos seis hijos, entonces hab¨ªa que criarlos y no llegaba porque los precios se estancaron. Bueno, todav¨ªa siguen siendo los mismos: un cordero se vende por lo mismo que hace treinta a?os y el litro de leche de oveja se paga al mismo precio que hace veinte; sin olvidar que esquilar nos cuesta dinero", explica.
Con la ayuda de la asociaci¨®n Artzain Gazta, aprendieron los rudimentos del oficio de quesero, mientras se especializaba en el pastoreo de ovejas, ampliando su reba?o, y dejaba los otros animales y la agricultura. Jos¨¦ Ignacio, eso s¨ª, mantuvo las pr¨¢cticas tradicionales. "Por ejemplo, hoy mucha gente ensila, es decir, corta la hierba y la empaca en verde en bolas de pl¨¢stico; yo sigo enfard¨¢ndola seca, con lo que eso tiene de riesgo porque tienes que dejar la hierba en la pradera durante d¨ªas en plena primavera. Y eso se nota en la calidad de la leche, claro, como tambi¨¦n influye ese pienso vegetal, con granos de ma¨ªz, con el que complementa la alimentaci¨®n de las ovejas de un a?o.
A sus 61 a?os, Txurtxil tiene las rodillas desgastadas y el m¨¦dico le ha dicho que ande lo menos posible. Tiene claro que se jubilar¨¢ a los 65. Entonces, desaparecer¨¢ una manera de entender la vida. "Eso s¨ª, tengo claro que vivimos en la cultura del dinero y en no mucho tiempo, llegar¨¢n las multinacionales que construir¨¢n grandes naves con el ganado estabulado y a producir de cualquier manera", concluye.
Quesos de concurso todos los d¨ªas
43.000 litros de leche al a?o. ?sa es la cantidad que orde?a Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez de Heredia, con la ayuda de un zagal en los ¨²ltimos tiempos, y con la que elabora unos 6.000 quesos que se los quitan de las manos. "Tuvimos la fortuna de que el primer a?o, nos llevamos los premios de queso de oveja de Euskadi y ?lava, y eso nos vino muy bien, porque hicimos una buena clientela desde el principio". Y luego, han mantenido la calidad como muestra el cartel que luce en la puerta del caser¨ªo, desde mediados de agosto en el que informan de que se les han acabado las existencias de esta campa?a. No hay queso hasta marzo.
Peregrinaci¨®n
Y la peregrinaci¨®n de clientes volver¨¢ a vivirse en el caser¨ªo de Txurtxil. "Nosotros no hacemos un queso para el d¨ªa del concurso, elaboramos queso de concurso todos los d¨ªas", afirma. La materia prima es fundamental en este proceso. "Hemos mejorado lo que ya sab¨ªamos desde ni?os; conseguimos evitar enfermedades y perfeccionado la dieta de las ovejas; y as¨ª tambi¨¦n obtenemos una mejor producci¨®n".
Pero los tiempos modernos llevan aparejados unos gastos que hacen inviable comenzar desde cero en el oficio de pastor. "Por eso se pierde, porque poner en marcha una explotaci¨®n similar a la m¨ªa sale por casi medio mill¨®n de euros; al final, la gente apuesta por la estabulaci¨®n continua", resume. Sin olvidar que la forma de vida actual lleva aparejadas muchas esclavitudes legales. "Ahora, el papeleo ocupa mucho de nuestro tiempo". Aunque tambi¨¦n reconoce que la difusi¨®n del queso de Idiazabal o los concursos han ayudado en el negocio. "S¨ª, en cuesti¨®n de folklore hemos adelantado mucho", confirma con sorna.
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