La poes¨ªa de la incertidumbre
Hace aproximadamente un par de siglos, cierto sha de Persia visit¨® Londres justo en las fechas en que iba a celebrarse el Derby de Epsom. Preguntaron al magnate oriental si quer¨ªa asistir a la gran carrera y ¨¦l rechaz¨® la invitaci¨®n: "No me interesa, ya s¨¦ que hay caballos que corren m¨¢s que otros". En efecto, por mucho que nos humille a los aficionados al turf, el intr¨ªngulis del asunto se reduce a que unos caballos corren m¨¢s que otros. Pero con un a?adido importante, que se le escapaba al sha: no sabemos de cierto cu¨¢l es ese caballo que corre m¨¢s. Es decir, ignoramos cu¨¢l correr¨¢ m¨¢s hoy, ahora, en esta distancia y en las circunstancias irrepetibles de esta carrera.
Los caballos no son m¨¢quinas, pero a¨²n mejor: ?tampoco son personas! No comentan si les duele algo, si est¨¢n cansados o aburridos, si tienen penas de amores, si se sienten como usted o yo algunos lunes: sin ganas de nada. Tampoco si por el contrario est¨¢n radiantes y felices, capaces de comerse el mundo y dar por fin su galopante do de pecho... De tal modo que caballos que ayer parec¨ªan grandes campeones corren luego como lisiados y aut¨¦nticos pencos sacan de pronto fuerzas milagrosas para deslumbrar a quienes ya no confiaban en ellos. Es lo que t¨®picamente se llama la gloriosa incertidumbre del turf.
Los caballos no son m¨¢quinas, pero a¨²n mejor: ?tampoco son personas!
El pasado fin de semana en Longchamp -dos d¨ªas en que se corre un pu?ado de las mejores pruebas h¨ªpicas europeas, culminando en el gran premio del Arco del Triunfo- nos ha ofrecido a los adictos una aut¨¦ntica sobredosis de incertidumbre, puede que gloriosa pero la verdad algo excesiva. Algunos de los mejores y las mejores purasangres se han portado como si tuviesen patas de madera y han mordido el c¨¦sped ante el empuje de rivales en teor¨ªa de menor renombre.
El mism¨ªsimo Arco del Triunfo ha tenido un cierto componente de sorpresa, al menos negativa: el gran favorito, Authorized, ganador del Derby de Epsom y montado por el jockey m¨¢s cotizado -Lanfranco Dettori- ha defraudado completamente. Situado toda la carrera en las ¨²ltimas posiciones del pelot¨®n, aparentemente a la espera, en el momento decisivo no fue capaz de acelerar y lleg¨® tan a la cola como hab¨ªa salido. El ganador fue el irland¨¦s Dylan Thomas, un competidor muy estimable pero que ya hab¨ªa sido previamente derrotado por Authorized en su ¨²ltima carrera. Y detr¨¢s, muy cerca, llegaron Youmzain, Sagara y Getaway, tres de los menos evidentes aspirantes al triunfo. Para colmo, Dylan Thomas dio un gran bandazo en la recta final -molestando a m¨¢s de uno- y hubo que esperar m¨¢s de media hora hasta saber si los comisarios confirmaban el orden de llegada o le descalificaban. Lo dicho: demasiada incertidumbre.
Puede que alguien crea que el po¨¦tico nombre del ganador es responsable de tanta zozobra. Nada menos evidente, porque, a diferencia de su tocayo humano, Dylan Thomas es uno de los purasangres m¨¢s regulares, trabajadores y menos caprichosos del panorama internacional. Quiz¨¢ sea esta misma honradez acrisolada la que nos ha hecho dif¨ªcil considerarle realmente un aut¨¦ntico fuera de serie... No es el ¨²nico caballo de letras que compite actualmente en las pistas: tambi¨¦n hay un Yeats, un Ant¨®n Chejov y hasta un Literato, hijo de la yegua espa?ola La Cibeles y propiedad del actual ministro de Defensa franc¨¦s. Pero el domingo fue sin duda Dylan Thomas el que obtuvo en Longchamp el dif¨ªcil premio Nobel de las carreras de caballos...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.