El Fandi pone Zaragoza en pie
Lo siento, imposible resistirse. La temporada taurina est¨¢ tocando a su fin; ha sido larga e intensa, casi vertiginosa en acontecimientos, y las neuronas, fatigadas, no est¨¢n ya para troteras ni danzaderas (que dir¨ªa un ilustre taurino) y no hallan cosa en qu¨¦ poner los ojos que no sean ya recuerdos de otras suertes (que dir¨ªa otro). As¨ª que ayer nos lo pusieron como a Felipe II, y no hubo forma de rechazarlo: toros de El Pilar en El Pilar. Y salieron embistiendo con tanta nobleza como escasa fuerza. Menos el ¨²ltimo.
El Fandi cort¨® una oreja a cada uno. Y a poco arma un esc¨¢ndalo de ca?¨®n. Al primero lo recibi¨® tan pegado a tablas que sonaban los pitones a madera en los remates hasta que sali¨® a las rayas e improvis¨® chicuelinas. Mientras se jaleaban, el toro trastabillaba y s¨®lo unas desamparadas palmas de tango exig¨ªan la fortaleza que se precisa en esta plaza. Pero ning¨²n clamor hab¨ªa de enturbiar la alegr¨ªa de la v¨ªspera del Pilar y se dio paso al festival de banderillas con el burel mermado que El Fandi coloc¨® con su habitual facilidad. La misma que mostr¨® con la escorada muleta. Porque no se cay¨® el bicho y se hinch¨® a dar pases con ambas manos. Entre palmas y protestas dio el toro la vuelta al ruedo. Iba sin una oreja y dej¨® un camino de fragilidad y nobleza.
El Pilar / Finito, El Juli, El Fandi
Toros de El Pilar, de pareja presencia, flojos y de noble embestida; vuelta al 3?, gazap¨®n el 5? y m¨¢s entero el 6?. Juan Serrano, Finito de C¨®rdoba: dos pinchazos (silencio); media contraria y descabello (pitos). Juli¨¢n L¨®pez, El Juli: media (saludos); pinchazo y algo ca¨ªda (saludos). David Fandila, El Fandi: desprendida y descabello -aviso- (oreja); ca¨ªda y descabello (oreja). Plaza de la Misericordia, 11 de octubre. 7? de abono. Lleno.
Tambi¨¦n el sexto fue noble, pero no fr¨¢gil. Sali¨® con otro aire y El Fandi lo llev¨® recortando toreramente al caballo, luego altern¨® chicuelinas y tafalleras, remat¨® con farol y lo volvi¨® a dejar. Pignatelli era un mar de aplausos y en banderillas se palmeaba El gato mont¨¦s cuando, en un giro forzado, el toro lo alcanz¨®. P¨¢lido y rehecho volvi¨® al juego y premi¨® el paroxismo con un cuarto par al viol¨ªn que puso la plaza en pie. Cojeando se fue a por ¨¦l, se arrodill¨® entre ol¨¦s, se pidi¨® m¨²sica a gritos y volvi¨® El gato mont¨¦s a acompa?ar el griter¨ªo entre los derechazos r¨¢pidos y alegres con que el granadino El Fandi rend¨ªa la plaza de Zaragoza. Hasta cuando le enganchaban los naturales, se le jaleaba, y al hilar un redondo completo entre la tosquedad de suertes, pareci¨® pasar un tren. En la estocada ca¨ªda, Agustina hab¨ªa vencido de nuevo a la ilustraci¨®n.
Ilustraci¨®n tiene EJ. Y mucha. As¨ª cuando se llev¨® al segundo con tres ver¨®nicas y una media serena, rompieron las palmas. Hab¨ªa visto Juli¨¢n la flojedad del primero tras la vara y no quiso dar metralla. Cambi¨® la puya por tres chicuelinas pero el toro cant¨®, no obstante, su debilidad, y ni los buenos pares de Carretero ni el punto exacto de altura de la muleta permitieron la emoci¨®n, aunque se jale¨® su ilustrada labor. Labor que a¨²n lo fue m¨¢s en el quinto, un gazap¨®n apenas picado al que EJ solvent¨® complicaciones citando a medio pecho, y sin dejarle escapar con derechazos de plano corto. Pero lo desarm¨® dos veces. Y no mat¨® a ley.
Finito, sin coraz¨®n: hiperb¨®lica cautela para la bondad deslucida y fr¨¢gil del primero, con depurados derechazos que apenas sujetaban sus manos enclenques, y un puyazo de Cruz en el cuarto, aguardando el crep¨²sculo, que dur¨® cientos de evoluciones de un murci¨¦lago, y acab¨® con el desvar¨ªo de sus extremidades. Muy finito, Finito.
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