Putin piensa ya en el relevo en Washington

El anuncio de Vlad¨ªmir Putin de que se liberar¨¢ de las obligaciones que le impone el Tratado de Armas Nucleares de Alcance Medio (INF), salvo que otros pa¨ªses se sumen al plan, es un nuevo ¨®rdago del hombre fuerte de Rusia, actual y futuro, a una Administraci¨®n republicana en la puerta de salida, empe?ada en instalar un escudo antimisiles en Polonia y la Rep¨²blica Checa que Mosc¨² considera inaceptable. El Kremlin podr¨¢ tener unas relaciones m¨¢s fluidas con un Washington flexible y dem¨®crata, viene a insinuar Putin.

Tras denunciar el Tratado de Fuerzas Convencionales y reanudar los vuelos nucleares estrat¨¦gicos, Putin esgrime ahora el abandono del bilateral INF, salvo que se cumpla la imposible condici¨®n de que terceros no identificados (China, India, Pakist¨¢n, entre otros, debidamente dotados de misiles nucleares de alcance medio) suscriban los mismos principios.

La actitud rusa puede debilitar la seguridad europea y abrir fisuras en la OTAN

La firmeza del Kremlin "tendr¨¢ gran impacto en la futura Casa Blanca", dice un analista

Oksana Antonenko, experta en Rusia del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos de Londres, subraya el car¨¢cter de imposible (por complejo y largo proceso en el que dif¨ªcilmente se puede implicar a todas las partes) de lo pretendido por el presidente ruso. El resultado es que el Kremlin va a tener las manos libres que busca para actuar conforme considere. "El Putin de ahora es parecido al Bush del principio, cuando en Washington dijo que los tratados eran ¨²tiles en la medida en que serv¨ªan a los intereses nacionales", apunta Antonenko. "Lo que ocurre es que ahora el entorno es diferente, hay peor ambiente y m¨¢s desconfianza".

En Rusia, las elecciones legislativas del pr¨®ximo diciembre y las presidenciales de marzo de 2008 van a dejar las cosas como est¨¢n, pero las presidenciales de noviembre de 2008 en Estados Unidos apuntan al cambio. "Rusia apuesta fuerte a que una nueva Administraci¨®n cambiar¨¢ su relaci¨®n con Mosc¨² y quiere que abandone el escudo antimisiles", dice una fuente diplom¨¢tica europea, secundando la idea de Antonenko de que la firmeza de Putin "tendr¨¢ gran impacto en la futura Administraci¨®n norteamericana". Lo que no es seguro es que el impacto sea el buscado: un Putin crecido no tiene porqu¨¦ hacer m¨¢s flexible a Washington.

Europa -que en su vertiente de UE no es una alianza defensiva, aunque tenga una pol¨ªtica de seguridad- asiste como invitado de piedra a este pulso militar. En el flanco castrense encarnado por la Alianza Atl¨¢ntica existe riesgo de que aparezcan fisuras ante las diferentes sensibilidades frente a Rusia, con los nuevos miembros m¨¢s propensos que los viejos a reforzar lazos con Estados Unidos ante las amenazas llegadas desde el gran vecino del Este. "As¨ª se debilitar¨ªa la seguridad europea", alerta Antonenko.

En la OTAN, donde no hay comentarios oficiales a los ¨²ltimos movimientos de Putin, no se acepta la idea de que la presi¨®n de Putin vaya a derivar en debilitamiento - "todos los pa¨ªses est¨¢n de acuerdo en la necesidad de un escudo antimisiles", se?alan las fuentes- y se pone como ejemplo de vigor el que en la cumbre la OTAN de la pr¨®xima primavera en Bucarest se vaya a dar el visto bueno a una nueva ampliaci¨®n (con tres pa¨ªses aspirantes: Albania, Croacia y Macedonia) mientras pa¨ªses hist¨®ricamente neutrales como Suecia y Finlandia se inquietan ante los vientos que soplan del Este.