El 'shock'
La doctrina del shock es la ¨²ltima obra de la canadiense Naomi Klein, otro aldabonazo ¨¦tico de la autora del c¨¦lebre No logo, aparecido en el 2001, una especie de manifiesto revolucionario y mordaz contra el poder de las supermarcas y la esclavitud del consumidor. De lo que trata ahora es de las t¨¦cnicas de sometimiento en la globalizaci¨®n. El m¨¦todo tradicional ha sido la llamada pol¨ªtica "del palo y la zanahoria", aunque los pueblos pueden contar en su historia muchos palos y pocas zanahorias. Ser¨ªa muy aleccionadora una Historia de los Palos. Lo que llamamos memoria hist¨®rica es, en el fondo, una memoria de palos, el recuerdo rebelde por los palos impunes. Ahora el palo es el shock. El palo virtual. La producci¨®n sistem¨¢tica de intranquilidad, de piel de gallina. El diagn¨®stico de Klein se refiere al auge del capitalismo en una "cultura del desastre", pero pareciera inspirado por un seguimiento de la actividad febril de nuestras acreditadas F¨¢bricas de Poner Pelos de Punta. El pa¨ªs del pelo pincho. El producto m¨¢s vendido de los ¨²ltimos a?os ha sido el shock. Se dice que la derecha espa?ola no tiene programa, pero esa es una visi¨®n anacr¨®nica. Tiene lo que hay que tener: el shock. La raz¨®n de que sigamos hablando de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no es por sus dotes como estadista. Un gran estadista dejar¨ªa en herencia un dep¨®sito de esperanza. Lo que nos fascina en ¨¦l es su doctrinarismo shock. Ese don genuino para popularizar el abismo, para entusiasmarnos con el desastre. Hay d¨ªas en que Espa?a parece el gran laboratorio de la doctrina del shock. El peinado del shock. La pol¨ªtica del shock. La comunicaci¨®n del shock. La religi¨®n del shock. Los budistas recomiendan invertir en sukkha, en bendici¨®n. Los obispos espa?oles s¨®lo predican shock. Han pasado de la igualitaria Ep¨ªstola a los G¨¢latas ("Ya no hay jud¨ªo ni griego...") a la sectaria Ep¨ªstola del Shock, mientras en las cunetas siguen apareciendo los restos de Cristos asesinados por la "cruzada" franquista. Es el fundamentalismo del shock. Incluso exist¨ªa el temor a que algunos transformaran la fiesta de la Hispanidad en la fiesta del Shock. Lo que tiene el shock es que te acostumbras. "El caf¨¦, ?va con shock o sin shock?", pregunta amable el camarero. "P¨®ngamelo sin caf¨¦".
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