Pereiro, de amarillo en lo alto del podio

El 18 de julio de 1959, Fermina, ataviada con un vestido de corte cl¨¢sico confeccionado por la mejor modista de Toledo, bes¨® a su marido, Federico Mart¨ªn Bahamontes, vestido con un maillot amarillo de lana, en el palco del estadio del Parque de los Pr¨ªncipes, en Par¨ªs, donde acababa de proclamarse campe¨®n del Tour, el primer ciclista espa?ol que consegu¨ªa la proeza.

Ayer, 15 de octubre -no en julio-, en Madrid -no en Par¨ªs, no en los Campos El¨ªseos, ni en La Cipale, ni en el Parque de los Pr¨ªncipes ni en otros sagrados lugares de la capital francesa en los que el Tour ha terminado a lo largo de sus 104 a?os de historia-, Mar¨ªa, doctora en Sociolog¨ªa y esposa de ?scar Pereiro ni estren¨® vestido ni estaba al lado de su marido, que acababa de ser proclamado campe¨®n del Tour de 2006, "el campe¨®n m¨¢s tard¨ªo", seg¨²n Christian Prudhomme, el director de la grande boucle, casi 15 meses despu¨¦s de haber terminado. "No, Mar¨ªa no ha podido venir. Est¨¢ preparando oposiciones y no puede dejar de estudiar ni un d¨ªa", explic¨® Pereiro, a quien por la ma?ana, horas antes del acto en el que recibi¨® el maillot amarillo, celebrado en la sede del Consejo Superior de Deportes (CSD), s¨®lo le asaltaba una duda: "?Soy el quinto o el sexto? Porque, claro, cronol¨®gicamente, soy el quinto espa?ol que gana el Tour despu¨¦s de Bahamontes, Luis Oca?a, Perico Delgado y Miguel Indurain y antes de Alberto Contador. Pero, como no lo he ganado oficialmente hasta ahora, despu¨¦s de la victoria de Contador este julio...". Y la duda no era tanto una cuesti¨®n met¨®dica como sintom¨¢tica de la surreal manera en que el ganador del Tour de 2006 pudo al final tocar los emblemas de su triunfo, el maillot y el c¨ªrculo de cristal.

"A nadie le podr¨ªa desear una penitencia como esa con la que tendr¨¢ que cargar Landis toda su vida", confes¨® el espa?ol

"Aunque te entreguemos el 'maillot' en un despacho, ganaste en la carretera", le dijo Prudhomme, el director de la carrera

"El quinto, eres el quinto", le aclar¨® en cuanto pudo Prudhomme, franc¨¦s racional, cartesiano, que no abandon¨® el c¨¢lculo ni a la hora de lanzar su discurso, tan lisonjero y tan medido que se qued¨® a un palmo de lo peloteril, pero sin llegar. "Eres el quinto porque en el libro de la historia del Tour se leer¨¢ antes qui¨¦n gan¨® el Tour de 2006 que el de 2007", le dijo Prudhomme, presentador de telediario antes que director de carrera, quien, puro oficio, tuvo el gusto de regalar varias frases redondas, grandes titulares a las decenas de periodistas presentes en la sala del CSD -"me dicen que s¨®lo una vez ha habido aqu¨ª m¨¢s expectaci¨®n", comentaba Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte, que tambi¨¦n particip¨® en el acto, "y fue cuando el caos de la Liga de 22, cuando lo del no descenso del Celta y el Sevilla"-, que se qued¨® peque?a para el acto. "El Tour m¨¢s largo de la historia tiene finalmente un vencedor", dijo Prudhomme; "un vencedor tard¨ªo, pero un campe¨®n verdadero". Tan tard¨ªo que uno de los patrocinadores que figuraba en su maillot, Illes Balears, al lado de Caisse d'?pargne, ya no existe como tal.

Lo de tard¨ªo es lo que peor ha llevado Pereiro, quien termin¨® el segundo en el podio de Par¨ªs en 2006 tras Floyd Landis y quien pocos d¨ªas despu¨¦s supo, como todo el mundo, que el estadounidense hab¨ªa dado positivo por testosterona sint¨¦tica en el control antidopaje de la etapa en la que puso la carrera patas arriba, en Morzine. Desde entonces, finales de julio 2006, hasta ayer, 15 meses de proceso judicial, que concluy¨® con la sanci¨®n al norteamericano en septiembre, y reuniones, movimientos diplom¨¢ticos de la Federaci¨®n Espa?ola y la Vuelta para lograr que el Tour m¨¢s ins¨®lito -recu¨¦rdese, como lo record¨® Prudhomme, que una escapada permitida de 29m 57s en Mont¨¦limar permiti¨® a Pereiro vestirse de amarillo cinco d¨ªas; un Pereiro que dijo entonces que Landis, pese a ser su amigo, no se enteraba de nada, que no sab¨ªa qui¨¦n era de verdad ?scar Pereiro- terminara de la manera m¨¢s inusitada, traslad¨¢ndose al menos en alma a Madrid para finalmente terminar.

"Tienes desde ahora tu plaza en la galer¨ªa de ganadores del Tour", le dijo Prudhomme a Pereiro; "aunque te entreguemos este maillot en un despacho, has ganado el Tour en la carretera. En la presentaci¨®n del Tour de 2008, el jueves 25, s¨®lo queremos hablar de futuro. Porque queremos que en el futuro el ganador del Tour siempre se proclame en la carretera, en el momento adecuado. Por eso hemos querido venir a tu casa para decirte que eres el verdadero ganador".

Pereiro, que es fr¨ªo, no cre¨ªa que le pod¨ªa pasar lo que le estaba pasando entonces, que pudiera emocionarse, que se le empaparan los ojos. Pereiro, que no es de los que llenan su casa de recuerdos ciclistas, tuvo que reconocer que, aunque fuera excepcional, acabar¨ªa haciendo un hueco al maillot en sus paredes. Pereiro, que, educaci¨®n cat¨®lica por delante, se neg¨® a condenar a Landis como hombre -"a nadie le podr¨ªa desear una penitencia como esa con la que tendr¨¢ que cargar toda su vida", dijo-, aunque s¨ª como deportista: "Pero en el deporte hay reglas que hay que respetar". Y dicho esto se subi¨® al improvisado podio all¨ª erigido y se visti¨® de amarillo, flanqueado por las banderas de Francia y Espa?a. El quinto espa?ol que ha ganado el Tour, uno m¨¢s que a?adir a la retah¨ªla: Bahamontes, Oca?a, Perico, Indurain, Pereiro, Contador...