Fieras mexicanas sueltas
Los Tigres del Norte hacen bailar y vibrar a m¨¢s de mil personas con el repaso de sus ¨¦xitos
Antonio Fern¨¢ndez lleg¨® de M¨¦xico hace un a?o y medio a Espa?a y trabaja como mariachi para una empresa madrile?a. Ayer, con botas de serpiente, chaqueta de flecos y sombrero de vaquero, encendi¨® el puro que guardaba en la solapa justo a las 21.30, hora en la que Los Tigres del Norte lanzaban su primer rugido en la sala Joy Eslava, en pleno coraz¨®n de Madrid.
Con la m¨ªtica El jefe de jefes comenz¨® su concierto el quinteto mexicano, el ¨²ltimo de su reciente gira espa?ola. Enfrente, m¨¢s de 1.000 personas, la mayor¨ªa mexicanos, que bailaban, beb¨ªan y cantaban como en un karaoke, con una sonrisa de oreja a oreja. Ataviados con chaquetas de lentejuelas y unos impecables peinados que rozaban lo kitsch, Los Tigres atacaron su repertorio m¨¢s conocido (La banda del carro rojo, La huella del alacr¨¢n) y las nuevas canciones de su ¨²ltimo disco Detalles y emociones.
"Son la poes¨ªa del pueblo", seg¨²n Arturo P¨¦rez-Reverte, que acudi¨® al concierto
Porque no s¨®lo de narcocorridos viven las fieras. Vale que Los Tigres del Norte son conocidos desde los a?os setenta por cantar las andanzas de los narcotraficantes que abundan en su regi¨®n natal, Sinaloa, al norte de M¨¦xico. Pero hay m¨¢s. Sus canciones hablan de amor, celos, periodistas muertos, espaldas mojadas y hasta de culebrones.
Nada de mecheros. "Saquen su celular de la vida moderna", dijo pegado a su acorde¨®n Jorge Hern¨¢ndez, cantante l¨ªder y hermano mayor de la banda que completan Hern¨¢n, Eduardo y Luis, junto a su primo ?scar.
Tampoco hubo repertorio fijado. La banda prefiri¨® improvisar sus ¨¦xitos, entrecalados por las peticiones que el p¨²blico le entregaba en forma de hojas arrugadas. Para Nicaragua, Honduras... "y de la g¨¹erita Patricia para su chilango que le ense?¨® a amar en M¨¦xico... y despacito", dec¨ªa uno de los cientos de papelitos que llegaron al escenario.
Es tal la pasi¨®n que desata el grupo mexicano que el p¨²blico, en ocasiones, invadi¨® con amor el escenario. Sub¨ªan y se hac¨ªan fotos con ellos. "?Es que son la hostia!", espet¨® el periodista y escritor Arturo P¨¦rez-Reverte, que se encontraba entre el p¨²blico. "Son la poes¨ªa del pueblo. Y, adem¨¢s de buenos tipos, llevan su orgullo mexicano con hombr¨ªa". La cantante Bebe, vestida de negro, tambi¨¦n bailaba las verdades del grupo mexicano al fondo de la sala.
Al sonar La reina del Sur, la canci¨®n de la que Reverte rob¨® unos versos para su famosa novela, la sala estall¨® en locura. J¨®venes tatuados, padres de familia con sombrero vaquero, suramericanos y espa?oles, incluso ni?os de familia bien. Todos bailaron cuando Jorge Hern¨¢ndez levant¨® una bota de vino, que vol¨® desde el p¨²blico. "Somos m¨¢s americanos que toditos los gringos", grit¨® el cantante tras cantar Somos americanos.
No importa que Jorge desafine en ocasiones. La suya es la voz de un pueblo. La verdad palpitante de un pa¨ªs orgulloso. Los Tigres demostraron ayer que son los h¨¦roes de la autenticidad. "Me han encantado", dijo Alejandro al terminar el concierto, dos horas y media despu¨¦s, y con el puro acabado entre los dedos. "Me siento muy identificado con sus canciones. Cuando vine a Espa?a no fue f¨¢cil, extra?aba mucho mi pa¨ªs. Y hoy con Los Tigres me he sentido m¨¢s cerca de M¨¦xico".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.