El secreto del senador don Ram¨®n
El ex alcalde de La Carolina minti¨® sobre su edad y desvirtu¨® la constituci¨®n de la Mesa del Senado
El senador del PP Ram¨®n Palacios, que fue alcalde de La Carolina desde 1960 hasta el pasado mes de mayo, minti¨® al Senado sobre su verdadera edad al presentar su credencial como parlamentario. En concreto, se quit¨® cinco a?os. Seg¨²n consta en la Secretar¨ªa General de la C¨¢mara alta, Ram¨®n Palacios naci¨® en La Carolina (Ja¨¦n) el 27 de septiembre de 1925. As¨ª se puede leer en su ficha biogr¨¢fica de la web del Senado (www.senado.es). La documentaci¨®n consultada por este peri¨®dico confirma el d¨ªa, el mes, el siglo y la d¨¦cada. Pero tiene el mal gusto de poner como a?o de nacimiento 1920. Ram¨®n Palacios tiene 87 a?os, como por otra parte es p¨²blico y notorio en Ja¨¦n, y no 82 como ha hecho creer al Senado.
El asunto trasciende m¨¢s all¨¢ de la coqueter¨ªa o despiste de Palacios, con quien este peri¨®dico no logr¨® ponerse en contacto para conocer su versi¨®n.
De haberse conocido su verdadera edad, el senador del PP deber¨ªa haber presidido la Mesa de Edad del Senado en la jornada de constituci¨®n de esta legislatura, el 2 de abril de 2004. Sin embargo, el senador del PP Miguel Barcel¨® (Alicante, 28 de diciembre de 1923), presidi¨® la Mesa de Edad hasta que fue elegido el presidente definitivo, el socialista Javier Rojo. Nadie sab¨ªa en ese momento que, en realidad, el senador de m¨¢s edad de la C¨¢mara era Ram¨®n Palacios. ?l tampoco advirti¨® a nadie ni sac¨® a los letrados de su error. Esta misma situaci¨®n se dio en la constituci¨®n del Senado en la anterior legislatura, donde tambi¨¦n Palacios era el senador m¨¢s viejo y no presidi¨® la Mesa debido a su enga?o.
El senador no ha enga?ado solamente a la C¨¢mara alta, sino tambi¨¦n a su propio partido. Fuentes del PP de Ja¨¦n confirmaron sin problemas la verdadera edad de Ram¨®n Palacios. Sin embargo, en la p¨¢gina web del partido (www.pp.es) aparece el mismo dato err¨®neo: 27 de septiembre de 1925.
Consultadas fuentes de la C¨¢mara alta, es dudoso que la mentira de Palacios, aunque desvirtu¨® la Mesa de Edad del Senado y un acto tan solemne, sea perseguible judicialmente. Si se valora el da?o causado, en realidad no se puede decir que haya afectado a la composici¨®n de la C¨¢mara o de la Mesa, que haya alterado el normal funcionamiento de la instituci¨®n o que haya viciado sus decisiones de alguna manera.
La C¨¢mara alta tampoco cuestiona los datos aportados por los parlamentarios. Rellenan una credencial, pero nadie les pide documentaci¨®n alguna para acreditar lo que all¨ª pone. No hay tampoco previsto un r¨¦gimen de sanciones para el caso de mentir en la documentaci¨®n enviada a la C¨¢mara. No contraviene ning¨²n art¨ªculo concreto del Reglamento, que no prev¨¦ semejante situaci¨®n.
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