Eva (y Juan) al desnudo
Amaral actu¨® para un grupo de admiradores en La Boca del Lobo, una de las primeras salas donde se dieron a conocer en Madrid
No hab¨ªa m¨¢s de 100 personas el martes por la noche viendo actuar en directo a Amaral, el d¨²o zaragozano que llena estadios y plazas de toros y despacha cifras espectaculares de cada uno de los cuatro discos que ha editado. Ten¨ªa su l¨®gica. S¨®lo unos cuantos allegados y una veintena de socios de su club de fans sab¨ªan de antemano que Juan Aguirre y Eva Amaral iban a estar en La Boca del Lobo protagonizando otra sesi¨®n m¨¢s del ciclo Canciones desnudas, que viene organizando la sala y que tiene tambi¨¦n expresi¨®n radiof¨®nica en Radio 1, de Radio Nacional de Espa?a, a trav¨¦s de los programas que dirige y presenta el cr¨ªtico musical Diego Manrique. Fuera de ese c¨ªrculo, imposible saberlo. La sala y la radio hab¨ªan sellado sus labios para que el asunto no se les fuera de las manos.
El grupo mostr¨® que la fama y el ¨¦xito no han mermado la qu¨ªmica que les une
As¨ª que la ocasi¨®n era especial, casi un privilegio. En el techo de la planta inferior de la sala a¨²n se lee la frase El sol sale para todos. Amaral la incluy¨® en Un d¨ªa m¨¢s, una de sus primeras canciones. La noche del martes fue la primera en sonar, de las 18 que al final interpretaron.
A Eva le vali¨® la frase para recordar sus primeras actuaciones en Madrid, cuando Juan y ella llegaron de Zaragoza, hace poco m¨¢s de 10 a?os, siendo unos desconocidos, pero con todas las ganas de dedicarse a la m¨²sica de lleno. Y la aprovech¨® para reconocer lo que le deb¨ªan a La Boca del Lobo, uno de los garitos que confiaron en ellos antes. Adem¨¢s, la utiliz¨® para sembrar tambi¨¦n misterio con algo de broma: "Dicen que el sol sale para todos es una frase que utilizan los masones. No s¨¦ si es verdad, pero a ver si as¨ª propagamos que hay mensajes ocultos en las canciones de Amaral".
La filosof¨ªa de Canciones desnudas intenta descubrir qu¨¦ hay detr¨¢s de cada canci¨®n. A preguntas de Manrique, que ejerci¨® para la ocasi¨®n casi de psicoanalista sin div¨¢n, Eva y Juan fueron revelando curiosidades y an¨¦cdotas. Sali¨® mucho a relucir Menorca, pues fue en esa isla donde ellos compusieron 1997 o donde recibieron la llamada de que Antonio Vega era admirador suyo y quer¨ªa cantar con ellos C¨®mo hablar, que ya figuraba en el segundo disco del d¨²o, Una peque?a parte del mundo. "Admir¨¢bamos tanto a Antonio Vega que no pod¨ªamos creer que al otro lado del tel¨¦fono ¨¦l estuviera cant¨¢ndonos nuestra canci¨®n", confes¨® casi emocionada Eva.
"La verdad es que pasamos de actuar en Caracol [con un aforo para 1.500 personas] a sitios para 18.000 o 20.000 personas en poco m¨¢s de 15 d¨ªas", dijo Juan para intentar resumir la velocidad con la que todo sucedi¨® para ellos entre el fin del siglo pasado y el inicio de ¨¦ste, un poco antes de que editaran Estrella de mar, su tercer disco, con el que ya en 2002 se convirtieron definitivamente en las estrellas del pop espa?ol.
Desnudos, figuradamente, ante el reducido grupo de amigos y aficionados, Amaral mostraron que la fama y el ¨¦xito no ha mermado la qu¨ªmica que les une. Parecen tan compenetrados art¨ªsticamente como cuando empezaron, pero el psicoanalista ocasional quiso indagar m¨¢s y dej¨® en el aire una frase que se le adjudica a Andr¨¦s Calamaro -"La lucha, une; el ¨¦xito, separa"- para preguntarles si su uni¨®n, aunque ya no sentimental desde hace a?os, es tan fuerte como parece. "S¨ª, de momento, s¨ª", fue la escueta contestaci¨®n de Juan Aguirre, que un poco antes hab¨ªa reconocido que el d¨²o ya no era tan inocente como cuando llegaron de provincias.
Enamorado de las guitarras, Aguirre visti¨® sus canciones desnudas luciendo para cada una casi un instrumento distinto. La m¨ªtica Rickenbacker fue la marca el¨¦ctrica estrella, tanto en 12 como en seis cuerdas, as¨ª como otra ac¨²stica que parec¨ªa tener el disco de un CD en el agujero de la caja de resonancia. Con Eva se intercambi¨® otra descuajeringada y llena de inscripciones y dibujos en rotulador. Eva tir¨® tambi¨¦n muchas veces de arm¨®nica, como su admirado Dylan, aunque confes¨® que era la primera vez que se pon¨ªa "algo tan ortop¨¦dico" como al artilugio que la sujeta al cuello a la vez que toca la guitarra: "Si Dylan lo hace, es que mola", reconoci¨® resignada.
La tanda ¨²ltima fue un repas¨® a las canciones de P¨¢jaros en la cabeza, su cuarto y ¨²ltimo disco, que a¨²n parece reci¨¦n estrenado aunque lleva ya dos a?os en el mercado. A Eva se le nublaron los ojos en dos ocasiones: al abordar la ecologista En el r¨ªo, en la que cita a su padre fallecido, con el que iba a pescar de ni?a; y al recordar el d¨ªa que cant¨® Revoluci¨®n en Pek¨ªn, dentro de la Ciudad Prohibida, ante las autoridades de un r¨¦gimen que hubiera censurado su letra si la hubiera traducido antes al chino.
Fue Revoluci¨®n... la ¨²ltima prevista, aunque luego se arrancaron con una versi¨®n de Universal, una de las primeras canciones de los granadinos Lagartija Nick, para finalizar con un ruego del propio Manrique, Marta, Sebas, Guille y los dem¨¢s. Juan y Eva al desnudo. Amaral en estado puro. Pero no cabe lamentar no haber estado en esa noche m¨¢gica. En pocos d¨ªas, lo que pas¨® el martes en un peque?o garito de Madrid, podr¨¢ escucharse enterito por la radio.
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