Cruel como Artaud
No modelar¨¢s a tu descendencia", dijo Yahv¨¦ Dios a Mois¨¦s, que se olvid¨® de transmit¨ªrnoslo. Aurora Rodr¨ªguez, ferrolana, ilustrada y atea, someti¨® a su hija Hildegart a un programa educativo inmisericorde. La ni?a creci¨® con don de lenguas, fue pionera de la sexolog¨ªa en Espa?a, se carte¨® con H. G. Wells y empez¨® a apartarse del camino marcado por su madre, que, disgustada, la mat¨® de cuatro tiros, con 17 a?os. Tambi¨¦n la se?ora de Jelinek educ¨® a la peque?a Elfriede para que fuese un prodigio, con resultados parad¨®jicos: su unig¨¦nita obtuvo el Nobel de literatura, pero las fobias que florecieron con su genialidad le impidieron ir a recogerlo. Los padres de Katurian Katurian Katurian, protagonista de El hombre almohada, son del lote peor de esa estirpe: hay que ser aviesos para bautizar al ni?o con su apellido d¨²plex. Su hijo empez¨® a escribir precozmente y gan¨® el primer concurso literario al que se present¨®. Al comienzo de la representaci¨®n encontramos a Katurian ya adulto, arrestado y con los ojos vendados, mientras dos detectives lo interrogan sobre sus cuentos in¨¦ditos: los protagonistas de la mayor¨ªa son ni?os acosados y torturados. Todos tienen el aroma cruel de la literatura popular recogida por los Grimm. El polic¨ªa bueno le lee en voz alta Los tres condenados, y le hace leer La ciudad sobre el r¨ªo, donde habla, sin desvelarlo hasta el final, de los protagonistas de El flautista de Hamelin. El hermano del autor, discapacitado ps¨ªquico, tambi¨¦n ha sido detenido. Katurian cree que esta situaci¨®n puede obedecer a que alguien poderoso ha le¨ªdo sus relatos en clave pol¨ªtica: vive en un pa¨ªs indeterminado de Europa del Este, antes de la ca¨ªda del tel¨®n de acero. Pero no ha sido arrestado por eso. Se le acusa de la muerte de cuatro ni?os, asesinados todos con procedimientos descritos en sus cuentos. No desvelo m¨¢s, El hombre almohada es una comedia de suspense cuyos giros se producen a golpe de relatos sucesivos, un teatro de la crueldad en la palabra que seguro hubiera fascinado a Antonin Artaud.
Martin McDonagh, nacido en Londres en 1970 en una familia irlandesa, tiene pulso de narrador, adem¨¢s de filo de dramaturgo, como el dublin¨¦s Conor McPherson, autor de La presa, otra obra espl¨¦ndida enhebrada con cuentos. El p¨²blico espa?ol conoce a McDonagh por La reina de belleza de Leeninne, ¨¦xito de Mario Gas. El hombre almohada es un texto tan bueno o mejor, muy bien dirigido por Denis Rafter. Relata el lado oscuro de la vida como si fuera una fabulilla y lo pone sobre la mesa en crudo, con humor macabro. Est¨¢ tallado con la madera de La noche del cazador, la pel¨ªcula ¨²nica de Charles Laughton, y es mucho m¨¢s terrible que Sweeney Todd. Habla tambi¨¦n de c¨®mo la obra de arte es siempre biogr¨¢fica en alguna medida, y, en nivel metaf¨®rico, de que, tal y como est¨¢ organizado el mundo, el beneficio propio suele cimentarse en un da?o ajeno directamente proporcional. Est¨¢ estupendamente interpretado por Jos¨¦ Vicente Moir¨®n, Javier Magari?o y Gabriel Moreno. Luis Mariano L¨®pez Brega con el clich¨¦ del discapacitado ps¨ªquico. El mejor texto que he visto en lo que va de temporada se merece un sitio en las carteleras madrile?a y barcelonesa. Por una vez, no es un t¨®pico decir que a nadie dejar¨¢ indiferente.
El hombre almohada. Guadalajara. Teatro Moderno. 26 de octubre. Haro La Rioja. Teatro Bret¨®n de los Herreros. 18 de noviembre.
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