Dos de mayo
El 2 de mayo siempre me provoca sentimientos encontrados. Por un lado, c¨®mo no sentir orgullo de aquellos madrile?os de alpargatas que se echaron a la calle con piedras y palos para combatir a pecho descubierto al ej¨¦rcito m¨¢s poderoso del mundo. C¨®mo no admirar el arrojo y la generosidad de un pueblo que decidi¨®, espont¨¢neo, defender su independencia con absoluto desprecio de la propia vida. Y por contra, cu¨¢nto sacrificio y cu¨¢nto valor gastado en una causa que tr¨¢gicamente frenaba los vientos de la Ilustraci¨®n, tan necesarios para despejar de ignorancia, regresi¨®n y absolutismo aquella Espa?a empobrecida y retr¨®grada. Puedo imaginar lo duro que fue para la progres¨ªa de entonces defender los aires de libertad trepando por aquella catarata de pasiones patri¨®ticas y cargando con la etiqueta de afrancesados. Napole¨®n nunca debi¨® meter sus bayonetas en Espa?a y, sobre todo, nunca debi¨® convertir en deseado al monarca m¨¢s indeseable de nuestra historia. La gran paradoja es que por malo que fuera Jos¨¦ Bonaparte, nunca hubiera sido un rey tan nefasto como ese gran cabr¨®n que reinar¨ªa bajo el t¨ªtulo de Fernando VII. El tipo que traicion¨® a los patriotas que le salvaron el culo, enfrent¨® a su pueblo y lo conden¨® por d¨¦cadas al atraso y la incultura. Pero Napole¨®n Bonaparte no era espa?ol, y enfrentarse al orgullo de una naci¨®n es un error estrat¨¦gico indigno del genio militar de aquel peque?o gran corso. Es, pues, el orgullo como pueblo y su enorme valor el que debemos celebrar cada 2 de mayo y ninguna otra cosa, porque los sucesos posteriores a esa fecha no le hicieron justicia a la sangre derramada por nuestros h¨¦roes.
Si los del 2 de mayo hubieran sido yanquis, el mundo entero conocer¨ªa las andanzas de Daoiz y Velarde
El pr¨®ximo 2 de mayo se cumplir¨¢n 200 a?os de aquella gesta y Madrid debe celebrarlo a lo grande, tanto por el necesario homenaje a sus protagonistas como por la fuerza de cohesi¨®n que proporciona un pasado glorioso en com¨²n. El bicentenario es una oportunidad ¨²nica de potenciar esa ligaz¨®n en un momento en el que todo parece conjurarse para enfrentarnos y disgregarnos. Resulta por ello especialmente impresentable que los pol¨ªticos hayan acometido la organizaci¨®n de esos actos tir¨¢ndose los trastos a la cabeza desde el minuto cero. El alcalde y la presidenta han abierto en su rivalidad un nuevo frente con las celebraciones del Dos Mayo como escenario. El m¨®vil de la bronca es el protagonismo en la organizaci¨®n del evento, que ahora se disputan a codazos estimulados por el Gobierno central. La Moncloa ha primado arteramente a Gallard¨®n, proponi¨¦ndole presidir una de las dos subcomisiones nacionales para chinchar a do?a Esperanza y devolverle un poco de lo que la Aguirre les chincha a ellos en todo lo que puede. Y as¨ª, como si fueran ni?os mal criados, andan a hostia limpia por ver qui¨¦n saca m¨¢s pecho en ese bicentenario. Lo que est¨¢ claro es que la Comunidad de Madrid quiere echar el resto en la efem¨¦ride, y para ello ha montado una fundaci¨®n con el patri¨®tico apelativo de Naci¨®n y Libertad. All¨ª ha metido de patronos a los alcaldes de M¨®stoles y Aranjuez, lo que tiene todo el sentido; al de Madrid, que ha puesto sus condiciones para aceptar; y al ex presidente Joaqu¨ªn Leguina, que les cae bien porque es un se?or culto y saben que va por libre y raja de Zapatero. Adem¨¢s de la fundaci¨®n, habr¨¢ pelicul¨®n. Es verdad que, m¨¢s all¨¢ de aquella serie de Televisi¨®n Espa?ola titulada Diego de Acevedo, nuestro cine apenas le ha sacado partido al episodio. Si los del 2 mayo hubieran sido yanquis, con la mitad de argumento hist¨®rico el mundo entero conocer¨ªa las andanzas de Daoiz y Velarde, que ser¨ªan dos tipos cachas, y de Manuela Malasa?a, que tendr¨ªa los pechos operados y un culo estupendo. Y as¨ª lo ha entendido Jos¨¦ Luis Garci, el agraciado director al que do?a Esperanza ha encomendado el largometraje, y que pone a Elsa Pataki al pie del ca?¨®n haciendo de Malasa?a junto a otras hero¨ªnas de ficci¨®n, como la chica de Bustamante, que tampoco est¨¢ de mal ver. Los 15 millones de eurazos de dinero p¨²blico tienen que dar al menos para financiar un levantamiento sexy contra el franc¨¦s. No habr¨¢ Curros Jim¨¦nez ni Algarrobos, y navajas, las justas. Con un poco de suerte, los se?ores pol¨ªticos guardan las suyas y conmemoramos la guerra de la independencia sin dial¨¦ctica de guerra civil.
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