Madres de la paz en el Kurdist¨¢n
Los familiares de los guerrilleros claman por el fin del conflicto con Ankara
Si Turqu¨ªa, la UE y EE UU consideran a los 3.500 miembros de la guerrilla del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) como una organizaci¨®n terrorista, ?c¨®mo es que el Gobierno del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, aliado de EE UU, no persigue con algunos de sus 200.000 soldados o peshmergas a los terroristas? ?C¨®mo es que no detienen ni encarcelan a ninguno de los guerrilleros? ?Tan rec¨®nditas son las monta?as iraqu¨ªes donde se esconden despu¨¦s de atentar contra los militares turcos? Una parte de la respuesta puede encontrarse en el Kurdist¨¢n turco, en el relato de las madres del PKK. Y la otra parte, en una peque?a aldea del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, y en lo que en ella viene sucediendo cada noche.
Con cada proyectil turco que cae sobre Irak, los rebeldes ganan m¨¢s adeptos
El d¨ªa en que el hijo de Emine Ozber, de 53 a?os, decidi¨® unirse al PKK no se despidi¨® de su madre. "Si me lo hubiera dicho yo no lo habr¨ªa dejado. A pesar de que s¨¦ que lo hizo para luchar por mis derechos. Yo tengo que hablar turco a la fuerza, aunque no sepa. No hay en Turqu¨ªa ninguna escuela para aprender kurdo. Mi hijo decidi¨® luchar para que todo esto cambie alg¨²n d¨ªa. Ten¨ªa 19 a?os. Iba muy bien en sus estudios. Pero la polic¨ªa lo presionaba, lo persegu¨ªa. Y se fue a la monta?a. Desde entonces no lo he visto. Ahora tiene 26 a?os. S¨¦ que me echa de menos. Pero no hablamos por tel¨¦fono porque todos sabemos que lo tenemos pinchado".
Emine Ozber, igual que Otisah Ozgen, de 67 a?os, pertenece a la Asociaci¨®n de Madres por la Paz, que integra a 30 mujeres en Diyarbakir, capital del Kurdist¨¢n turco. "Yo ten¨ªa tres hijos", relata Ozgen. "El menor de ellos entendi¨® que viv¨ªa en un pa¨ªs sin democracia y cuando ten¨ªa 17 a?os se march¨® a la monta?a. A los tres a?os, el mayor de mis hijos, con 20 a?os, le sigui¨®. Y muri¨® a los 23. En el PKK le hab¨ªan pedido que luchara en la ciudad en vez de en la monta?a. Los turcos lo hirieron en Estambul en 1992. Yo lo ve¨ªa por la tele en el hospital. All¨ª lo torturaron para que hablara y lo mataron. Nunca me devolvieron su cuerpo. El peque?o ascendi¨® muy pronto en el PKK. Lo nombraron comandante. Y entonces los soldados turcos vinieron a nuestra aldea y quemaron nuestra casa dos veces. Nos mudamos a la ciudad a ver si dejaban de seguirnos. Pero tambi¨¦n nos persegu¨ªan en Diyarbakir. Hasta que un d¨ªa se llevaron a mi marido. Le mandaron a decir a mi hijo peque?o que si se entregaba liberar¨ªan al padre. Mi hijo les contest¨® que ¨¦l luchaba por todos los padres del pueblo kurdo. Desde entonces no lo volv¨ª a ver. Mi hijo peque?o muri¨® en 1999. Y al mediano lo apresaron y se ha pasado en la c¨¢rcel 15 a?os. Lo ¨²nico que pido es que acabe todo esto. Los soldados turcos que mueren tambi¨¦n tienen madres. Tambi¨¦n ellas sufren".
Al otro lado de la frontera, en Zakho, nada m¨¢s entrar en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª, cuando se le pregunta a un alto cargo del Gobierno aut¨®nomo si considera terrorista a la guerrilla del PKK, su respuesta es instant¨¢nea: "En absoluto. Nosotros no tenemos nada que ver con ellos. Los del PKK viven escondidos en la monta?a. Pero entiendo que luchan por los derechos del pueblo kurdo. Es el Ej¨¦rcito turco el que aterroriza a la poblaci¨®n civil".
Para demostrar que ese terror es real y reciente, el representante del Gobierno se refiere a los habitantes de la aldea Sharanish, a unos 10 kil¨®metros de la frontera turca. "All¨ª viven varias decenas de familias cristianas. Llegaron hace tres a?os huyendo de la violencia en Bagdad. El Gobierno del Kurdist¨¢n les ofreci¨® casas. Y desde hace tres d¨ªas, debido a los bombardeos turcos, las han abandonado".
En Sharanish, los peshmergas llamaron ayer al alcalde de la aldea, Amir Nisam, de 49 a?os, para que explicara c¨®mo los turcos est¨¢n bombardeando la zona desde hace tres d¨ªas. El hombre dijo que de su aldea nadie se hab¨ªa ido. Un oficial kurdo le susurr¨® algo y entonces aclar¨® que los habitantes de m¨¢s abajo s¨ª que se hab¨ªan marchado, aunque no los de su aldea. "Ayer lanzaron varias bombas. Una de ellas cay¨® sobre mi granja". El jefe de los peshmergas le susurraba algo en kurdo y el alcalde continuaba: "La granja la tengo a unos tres kil¨®metros de aqu¨ª y me la han dejado quemada".
No obstante, el jefe de los peshmergas dec¨ªa que no se pod¨ªa visitar esa zona por motivos de seguridad. Los pocos j¨®venes que sab¨ªan ingl¨¦s en la aldea y que no hablaban bajo el control del traductor del Ej¨¦rcito kurdo confirmaron que varios aviones planearon ayer sobre la aldea y que el d¨ªa anterior bombardearon la zona.
Entre medias mentiras y medias verdades, lo ¨²nico que parece claro es que con cada proyectil que Turqu¨ªa lanza sobre Irak, m¨¢s adeptos gana el PKK en el Kurdist¨¢n. Y menos se le asocia al terrorismo.
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