Cosas de la reina Espe
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha demostrado en m¨¢s de una ocasi¨®n que no se corta un pelo ante nadie. Muchas han sido las v¨ªctimas de su sinceridad. No s¨®lo
en el Gobierno, sino en todos los partidos pol¨ªticos, incluido el suyo. Ahora ha sido el Rey la v¨ªctima de su franqueza, a trav¨¦s de unas palabras impertinentes en defensa de su periodista favorito e ide¨®logo de cabecera, el locutor que orienta a las huestes m¨¢s exaltadas del PP con sus arengas matutinas. De bien nacidos es ser agradecidos, y do?a Esperanza lo ha sido con el periodista radiof¨®nico que la jalea y piropea m¨¢s que a cualquier otro dirigente del PP, Aznar incluido. Se lo ha demostrado muchas veces: por ejemplo, con ocasi¨®n de la concesi¨®n de emisoras de radio de ¨¢mbito comunitario madrile?o. Pero tiene escasa gracia que en una ocasi¨®n solemne y en presencia de numerosos testigos se empe?e en defender ante el Rey a quien, entre muchas otras proezas, ha pedido su abdicaci¨®n desde la emisora episcopal.
Aguirre tiene la responsabilidad exclusiva sobre sus acciones, pero no hay duda de que en algo afecta a su partido. Madrid es el feudo m¨¢s s¨®lido del PP, y su Comunidad el asilo donde se refugian muchos desconsolados profesionales de la pol¨ªtica que quedaron apeados en 2004 cuando el PP perdi¨® sin saber c¨®mo las elecciones.
La acci¨®n de Gobierno tambi¨¦n es el escaparate donde las pol¨ªticas m¨¢s radicales de ese liberalismo, tan especial por su conservadurismo, se exhiben con el mismo desparpajo de que hace gala su se?ora presidenta. Pero la herramienta ideol¨®gica m¨¢s directamente empu?ada por la presidenta es la televisi¨®n madrile?a, su televisi¨®n, que es la que transmite mejor que nadie y con mayor ¨¦nfasis lo que piensa el PP sobre la Espa?a que se rompe o sobre esa asignatura de ciudadan¨ªa que, seg¨²n ella, quiere implantar un modelo bolchevique en la escuela espa?ola.
No sorprende que Aguirre piense en fichar para Telemadrid a este savonarola de las ondas, pero s¨ª que que antes pretenda obtener sin ruborizarse una venia real para la operaci¨®n. Es la pieza que le falta a la corte de esta reina Esperanza tan poco respetuosa con el Rey constitucional.
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