El chico que volvi¨® del infierno
Se estrena 'Sin destino', sobre las vivencias del Nobel Imre Kert¨¦sz en Auschwitz
?C¨®mo pedir una descripci¨®n de lo indescriptible? Es obsceno, o casi, preguntar a un superviviente del Holocausto, atrapado en Budapest por los nazis con apenas 13 a?os, sobre c¨®mo sobrevivi¨® a semejante tragedia, e incluso c¨®mo la vivi¨®. El silencio es la ¨²nica pregunta. Dejar hablar, a ver si por el camino de la memoria cabe alguna interrogaci¨®n. Y a esa memoria ha dedicado su vida Enrique Valdor quien el viernes asistir¨¢ a la entrega del Premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia al Museo de la Memoria del Holocausto de Jerusal¨¦n.
Tampoco es f¨¢cil hacer preguntas a los que salieron con vida de Auschwitz. Esa es la evidencia que subyace bajo la pel¨ªcula Sin destino, del director h¨²ngaro Lajos Koltai, en torno a la estremecedora experiencia personal del escritor y premio Nobel de Literatura Imre Kert¨¦sz. El filme se estrena este viernes en las pantallas espa?olas.
Enrique Valdor ten¨ªa 13 a?os en 1944 y viv¨ªa en Budapest (Hungr¨ªa) con su familia, cuando, sin saber por qu¨¦, como el Joseph K. de El proceso de Kafka, fue detenido una ma?ana para hacer trabajos forzados o instrucci¨®n militar en los ratos libres. Su destino m¨¢s probable, la muerte; en su chaqueta de ni?o, mal cosida, la estrella de David que le se?alaba como v¨ªctima irremediable.
Ten¨ªa un a?o menos que Imre Kert¨¦sz, hoy premio Nobel de Literatura, tambi¨¦n habitante de Budapest. Pero tuvo mejor suerte. Un d¨ªa, el diplom¨¢tico ?ngel Sanz Briz, el Schindler espa?ol, libr¨® de su pu?o y letra un salvoconducto para la madre y el hermano de Valdor. Lograron llegar a Barcelona sanos y salvos. All¨ª sigue, vigoroso a sus 76 a?os, con los recuerdos intactos. Valdor es un superviviente, pero sobre todo un combatiente para que siga viva esa memoria. En Oviedo estar¨¢ acompa?ado por su hermano Jaime, tambi¨¦n salvado por Sanz Briz. Enrique Valdor ense?¨® ayer a los periodistas, en la Casa-Sefarad de Madrid, la fotocopia del milagroso salvoconducto.
El Nobel Imre Kert¨¦sz no tuvo la suerte de Valdor aquel oto?o de 1944. Una tarde, el autob¨²s en que viajaba el adolescente Kert¨¦sz, en vez de regresar al centro de Budapest, tom¨® el camino de
Auschwitz, donde aquel ni?o flaco y larguirucho vivi¨® lo que no se puede contar salvo que seas un superdotado de las palabras, como Primo Levi, Jean Am¨¦ry, pocos m¨¢s.
Imre Kert¨¦sz es hoy uno de los grandes novelistas europeos, un hombre de una autoridad moral inmarcesible. Ha escrito mucho sobre el Holocausto, y sobre su vida despu¨¦s de Auschwitz, porque "escribir le salv¨® la vida", ha dicho varias veces. Y tambi¨¦n porque "que sucediera [Auschwitz] una vez, significa que hay la posibilidad de que se repita". Con esta frase present¨® el pasado 26 de septiembre en Barcelona su ¨²ltimo libro, Dossier K, de evidentes resonancias kafkianas como la propia vida de Europa en el siglo pasado, el m¨¢s criminal de la historia, quiz¨¢.
A partir de otro libro de Imre Kert¨¦sz, el m¨¢s c¨¦lebre y vendido, Sin destino (editado en Espa?a por Plaza & Jan¨¦s en 1996), se fragu¨® la pel¨ªcula que se estrena este viernes, y que fue presentada con ¨¦xito en el Festival de Berl¨ªn en febrero de 2005. A su preestreno en Madrid, ayer, acudi¨® Vandor, que ley¨® en el cine uno de esos textos que encogen el alma del oyente. "Es dif¨ªcil representar lo irrepresentable. Con palabras de Kert¨¦sz, yo no s¨¦ lo que es el infierno, s¨®lo s¨¦ lo que es un campo de detenci¨®n y, en su caso, un campo de concentraci¨®n. Las experiencias de este tipo provocan cierto mutismo entre quienes las hemos sufrido porque, ?puede alguien comprender que todo un pueblo quisiera exterminar a otro?, ?hay alguien que pueda entender un horror as¨ª?", dijo.
La propia experiencia de Vandor servir¨ªa para comprender no s¨®lo la extrema brutalidad de la guerra, sino "el aislamiento, la soledad y la verg¨¹enza" de muchos de los que sobrevivieron a aquella tragedia. Todav¨ªa mediados los a?os sesenta, a este jud¨ªo nacido en Viena, crecido en Budapest y nacionalizado espa?ol, con d¨¦cadas ya de residencia en Barcelona, le pidieron el certificado de bautismo cuando acudi¨® en Madrid al Ministerio de Justicia a preguntar por el papeleo para hacerse espa?ol. "La normalidad de su vida", ironiz¨® ayer en un desayuno con media docena de periodistas.
Donde se acaba la l¨®gica
Sin destino no es una pel¨ªcula m¨¢s sobre el Holocausto, como La lista de Schindler (Spielberg), El pianista (Polansky) o La vida es bella (Benigni). El espectador sabe que esas historias, pese a reflejar realidades terribles y hablar de v¨ªctimas con apellidos ciertos, han sido escritas por hombres que no estuvieron all¨ª. La naturaleza imita al arte,
ciertamente, pero sobrecoge m¨¢s saber que la mirada de ese chico que vuelve a Budapest tras sobrevivir de milagro en Auschwitz es la de Imre Kert¨¦sz. El escritor h¨²ngaro, Nobel en 2002, vivi¨® exactamente eso a los 14 a?os.
De mayor, Kert¨¦sz escribi¨® que donde empieza Auschwitz se acaba la l¨®gica. Pero en el libro, llevado ahora al cine con gui¨®n del propio Kert¨¦sz, ese chico jud¨ªo, regresado a una vida cotidiana donde todos parecen haberse olvidado de una tragedia general, s¨®lo busca reconciliarse con una normalidad que no comprende y, en fin, que alguien le quiera como se quiere a un perro, aunque sea un perro perdido.
Sin destino estuvo a punto de triunfar en el Festival de Berl¨ªn, hace casi tres a?os, pero llega a Espa?a por casualidad. Extravagancia de los distribuidores, obnubilados por la liviandad americana y una taquilla segura. Antoni Badimon i Vives, ejecutivo de Baditri, rescat¨® la pel¨ªcula despu¨¦s de verla en Londres. Merece el premio de los amantes del cine, que ayer comparti¨® al lado del superviviente Enrique Vandor durante el preestreno en Madrid.
La historia del adolescente Kert¨¦sz ha sido dirigida por Lajos Koltai, con actores tan estupendos -adem¨¢s del jovenc¨ªsimo Marcell Nagy en el papel principal (?qu¨¦ mirada de desolaci¨®n la suya!)- como Dani Szab¨® y Daniel Craig, ¨¦ste cuando todav¨ªa no se hab¨ªa hecho famoso como James Bond. La m¨²sica, imponente, es de Ennio Morricone.
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