Ruge el le¨®n

Hay gente para m¨ª (no mucha) cuya opini¨®n legitima. A?¨¢dase el tono expresivo, el conocimiento, la autoridad moral, el curr¨ªculum, la personalidad. I?aki Gabilondo posee esos dones. Pocas veces le he visto mosqueado ante el micr¨®fono, pero cuando ocurre, su contundencia es temible. Que le pregunten al heroico intelectual Otegi cuando I?aki le pregunt¨®: "?Usted piensa que yo soy un fascista?". El estadista Aznar tambi¨¦n se llev¨® alg¨²n inaplazable viaje de Gabilondo ante la siniestra movida de Irak: "Repetir muchas veces una mentira no hace una verdad".

En la complaciente entrevista que perpetr¨® Quintero con Jim¨¦nez Losantos en La noche de Quintero, el segundo narr¨® con regocijada astucia que en una ¨¦poca en la que fustigaba diariamente a Gabilondo desde su programa en la Cope ¨¦ste jam¨¢s se daba por aludido, para frustraci¨®n de la estrategia de su agresor se negaba a entrar al trapo, fing¨ªa ignorarle, elud¨ªa su pertinaz provocaci¨®n. Pero a los cuatro meses su desde?osa presa le respondi¨®. El sinuoso cazador respir¨® aliviado. El emperador de las ondas condescend¨ªa a soltarle un manotazo a su incansable mosc¨®n. Bueno para la publicidad, la guerra, el negocio.

En el informativo de la noche del lunes el austero le¨®n volvi¨® a ense?ar las garras a su incansable perseguidor. Le record¨® que la libertad de expresi¨®n y de agravio no es un cortijo privado que se utiliza en funci¨®n de lo que te salga de los genitales. Tambi¨¦n avis¨® a los impolutos obispos del peligro de la doble moral. Que se lo piense el clero.