El mejor Robinho, el Casillas de siempre

No cautiva el Madrid, que lo mismo dimite en el calentamiento de Montju?c como resulta indigesto ante un equipo de perfil bajo como el Olympiakos, que, encima, jug¨® con un futbolista menos durante 80 minutos. Con un ritmo paquid¨¦rmico, una partitura de movimientos previsibles y una defensa de parvulario, el equipo de Schuster perdi¨® el hilo por completo en un encuentro sencillo. S¨®lo un agitado tramo final del mejor Robinho y la excelencia del Casillas de toda la vida evitaron una sonrojante derrota del grupo de Schuster, sin sosiego pese a tener ventaja en el marcador al segundo minuto.

Ra¨²l acudi¨® puntual a su id¨ªlica cita con la Liga Campeones, pero el Madrid se grip¨® de inmediato. Cinco minutos despu¨¦s del tanto del capit¨¢n, Djordjevic fundi¨® a M¨ªchel Salgado, privilegiado espectador de un repertorio de amagos del serbio, que termin¨® por sentar de culo al lateral madridista. El capit¨¢n del equipo griego asisti¨® a Galletti, clavado en el punto de penalti sin vigilancia alguna. El empate del argentino destempl¨® al Madrid, que hipnotiz¨® el partido para deleite del Olympiakos, que, expulsado Torosidis, se atrincher¨® con ocho jugadores por detr¨¢s de la pelota y tir¨® serpentinas por la contemplaci¨®n rival.

Schuster y Mijatovic han perfilado una plantilla en la que no abundan los velocistas y mucho menos los regateadores. Y el equipo lo paga porque se embuda y se aleja de las orillas. Robinho es el ¨²nico que electriza el juego, pero desde su deb¨² en C¨¢diz, y ya han pasado m¨¢s de dos a?os, nunca ha sido fiable. Al menos, anoche, en pleno plebiscito de Chamart¨ªn por sus romer¨ªas nocturnas con Brasil, fue el gran animador del Madrid. En realidad, el ¨²nico. ?l le quit¨® la pelota a Antzas en el tanto de Ra¨²l, marc¨® dos goles y forz¨® el penalti que fall¨® Van Nistelrooy. Cuando el Olympiakos hac¨ªa presagiar una bronca de la hinchada local, estupefacta desde el tanto de Julio C¨¦sar, explot¨® Robinho. Eso s¨ª, en el perfil izquierdo, no en el derecho como le aline¨® de inicio Schuster. El brasile?o acudi¨® al rescate como nunca. Pese a su poca constancia, en el Madrid s¨®lo ¨¦l tiene una chistera. Es diferente de todos. Para lo bueno y lo malo.

Por el otro costado, el t¨¦cnico alem¨¢n insiste con Sneijder, tambi¨¦n desaparecido desde su impactante estreno a principios de septiembre. El holand¨¦s es un buen pasador y tiene pegada, pero no es profundo, requisito indispensable para despegar por las bandas. Quiz¨¢ por esta raz¨®n Sneijder es hoy un futbolista invisible, fuera de plano en la mayor¨ªa de los partidos, en los que no pesa nada. En el extremo no es da?ino y pierde panor¨¢mica, con lo que el angular del equipo se reduce a los pies de Guti, muy mal auxiliado por Gago, que no encuentra el rumbo que le encumbr¨® desde juvenil en Boca. Esta vez, Schuster se vio obligado a retirar a Sneijder, aunque fuera a cambio de un marginal como Balboa, con el que no cuenta para nada en sus planteamientos.

El trecho final del ca¨®tico encuentro del Madrid retrat¨® de mala manera al conjunto local. Despu¨¦s de haber empinado el marcador y con un rival asfixiado tras un largo recorrido con s¨®lo diez jugadores, resulta que Casillas se convirti¨® en el otro h¨¦roe de la noche. Lejos de gobernar el juego hasta el cierre, el Madrid se vio al borde del abismo una y otra vez. Tres paradas magn¨ªficas de Casillas le dejaron a salvo y con Chamart¨ªn homenajeando a su milagroso guardameta. Una p¨¦sima noticia para el Madrid, que est¨¢ tan agrietado que hasta debe tirar de su portero incluso en d¨ªas de aparente faena de ali?o.

El Madrid no despega. Y, lo que es peor, cada semana que pasa multiplica las dudas. El equipo no cuaja y Schuster tiene claro su ideario, el que motiv¨® su contrataci¨®n, pero no da con los int¨¦rpretes adecuados. Con rotaciones o sin ellas, el Madrid actual est¨¢ mal enhebrado.