Memoria de ambos bandos

"Le abrieron el vientre, como a un cochino", dice su hermana. Pero ni a los cerdos los matan as¨ª. No los despiezan ni los queman cuando a¨²n est¨¢n vivos. De poco le sirvi¨® a Juan Duarte esconderse en el campo; de poco, refugiarse en casa al abrigo de la familia. De nada. Los culatazos de los milicianos republicanos atronaban en la puerta. Se lo llevaron. Era un seminarista de 24 a?os que estaba pasando las vacaciones de 1936 en Yunquera, su pueblo de M¨¢laga, donde a¨²n no hab¨ªan entrado los nacionales. Cuando la madre se enter¨® de lo que le hab¨ªan hecho a su hijo se le hel¨® el coraz¨®n. No tardaron en enterrarla. Los seis hermanos ya s¨®lo eran cinco, al cargo del padre. En esa guerra ellos tambi¨¦n fueron del bando de las v¨ªctimas.

71 a?os despu¨¦s, un sobrino nieto del t¨ªo Juan pasa largas horas rodeado de papeles, repasa los art¨ªculos con sus compa?eros socialistas, negocia con otros partidos, redondea la ley que se va a votar en el Congreso. Con ella se rehabilita la memoria de las v¨ªctimas de la Guerra Civil. El diputado Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora, amigo personal del presidente Zapatero, es uno de los ponentes de ese texto.

En paralelo, la Iglesia hace sus deberes y prepara la beatificaci¨®n en Roma de casi 500 religiosos v¨ªctimas de aquella guerra. Torres Mora no es creyente pero viajar¨¢ a Italia con toda la familia para la ocasi¨®n. Tambi¨¦n ir¨¢ la ¨²nica hermana del t¨ªo Juan que queda viva, la monja de clausura Carmen Duarte.

Torres Mora siempre visitaba a su t¨ªa a trav¨¦s de dos rejas. Apenas pod¨ªan tocarse las manos. La vio fuera del convento en 1985, cuando sacaron del cementerio el ata¨²d del t¨ªo Juan para enterrarlo en la iglesia del pueblo y distinguirle con el t¨ªtulo de venerable. Ahora la ver¨¢ otra vez, en Roma. El diputado socialista va a la ceremonia de beatificaci¨®n porque se trata de su familia, por "honrar" la memoria del joven di¨¢cono asesinado. Pero sabe que ese homenaje tiene un "punto d¨¦bil": all¨ª s¨®lo estar¨¢n los religiosos muertos por los republicanos. Franco tambi¨¦n fusil¨® un buen pu?ado. Son "asimetr¨ªas" que no comprende, pero la Iglesia, dice, "es una organizaci¨®n privada". "Si un partido decide hacer un homenaje a sus v¨ªctimas, yo no me siento legitimado para discutir p¨²blicamente c¨®mo hace su lista". Sin embargo, como representante p¨²blico, quiere que la ley incluya a todas las v¨ªctimas. "No oigo a la derecha criticar las beatificaciones, pero s¨ª a las asociaciones que tratan de saber qu¨¦ paso con aquellos que est¨¢n enterrados en las cunetas. Lo que ¨¦stos quieren no es distinto de lo que quiso mi familia entonces: rescatar un cad¨¢ver y enterrarlo dignamente. Es cruel que durante a?os se le pidiera a una parte de la sociedad espa?ola que esperara, y ahora se le diga que es demasiado tarde. Quieren que les ayudemos a recuperar los huesos y la memoria, no me parece una petici¨®n exagerada", dice.

Cuando Torres Mora era el ni?o Jos¨¦ Andr¨¦s sus padres emigraron a Alemania y ¨¦l se qued¨® con la abuela paterna. All¨ª vio la primera foto de su vida, la del t¨ªo Juan. Con 14 o 15 a?os se fue a regar con su padre al campo. "Mientras esper¨¢bamos el agua le pregunt¨¦ qu¨¦ le pas¨® al t¨ªo Juan". Y el padre le cont¨® la historia completa.