Intensidad y cercan¨ªa

Silvio Rodr¨ªguez afirm¨® que mientras tuviera 60 a?os se dedicar¨ªa a recuperar canciones que el p¨²blico le hab¨ªa ido solicitando en sus cuatro d¨¦cadas de carrera. Con esa premisa inici¨® el martes su gira hispana en el BTM barcelon¨¦s, que no se llen¨® por una pobre publicidad.

Ante el anuncio de un concierto as¨ª podr¨ªa esperarse una recolecci¨®n de ¨¦xitos. No es el estilo de Silvio: no fue as¨ª. Incluso rehuy¨® temas emblem¨¢ticos, como Unicornio o Te doy una canci¨®n, para centrarse en un repertorio po¨¦tico, trufado con canciones m¨¢s populares que conservan su fuerza, si bien el tiempo puede haber cambiado su lectura. Playa Gir¨®n, Peque?a serenata diurna, La canci¨®n del elegido... resurgieron con frescura.

La continuidad del concierto s¨®lo fue rota por el cantautor cubano afincado en Barcelona Karel Garc¨ªa, interrupci¨®n innecesaria y t¨®pica. Tambi¨¦n innecesaria fue una canci¨®n al Che que Silvio nunca hab¨ªa interpretado en p¨²blico a pesar de crearla hace 35 a?os. No aporta nada a lo cantado ya al personaje.

Silvio habl¨® poco y dej¨® que el p¨²blico cantase logrando una cercan¨ªa gratificante. Fueron algo m¨¢s de dos horas, incluidos cinco bises, y, a la salida, el regusto de un gran concierto de canci¨®n. Silvio volvi¨® a ser el mago capaz de tejer ese mundo imaginario rebosante de palabras de profundo significado.