La liberaci¨®n de Robinho
El madridista, amparado por Schuster, pide perd¨®n por su retraso, no por la juerga brasile?a
Hay un viejo dilema del mundo del f¨²tbol que pone a prueba a los dirigentes m¨¢s h¨¢biles. Partiendo de la premisa de que existen futbolistas corrientes y casos extraordinarios, los responsables de los clubes se ven obligados, tarde o temprano, a discriminar. Los directivos del Madrid no son una excepci¨®n. Tampoco en este Madrid, cuyo presidente, Ram¨®n Calder¨®n, apela a la memoria marcial de Di St¨¦fano, Pirri o Benito para invocar los valores de sacrificio que cree que inspiraron y deben seguir inspirando a los jugadores de su club. En este Madrid tambi¨¦n hay lo que los dirigentes consideran "un artista". ?se que escapa del molde y la rutina y que exige una consideraci¨®n diferenciada. Ayer se llamaba Ronaldo. Hoy se llama Robinho.
"A los artistas no los puedes atar para que hagan sus mejores obras porque, si se sienten atrapados, no hacen nada", reflexionaba ayer un dirigente del Madrid a ra¨ªz del partido de Robinho contra el Olympiakos (4-2); "Carlos V encerraba a Tiziano sin comida para que pintara cuadros, pero es el ¨²nico caso que se sepa que funcion¨®. Desde entonces, los dem¨¢s artistas necesitan sentirse libres".
Superadas las agon¨ªas de L¨®pez Caro y las mazmorras de Capello, por fin Robinho ha encontrado a un t¨¦cnico y una c¨²pula directiva que se muestran dispuestos a atender sus particularidades con la debida calma. Lo comprob¨® esta semana, cuando el club le abri¨® un expediente para estudiar su retraso tras un partido internacional en R¨ªo de Janeiro. Lejos de castigarlo mand¨¢ndolo al banquillo o la grada como hac¨ªa Capello, su nuevo entrenador, Bernd Schuster, le dijo que lo necesitaba, que no era partidario de multarlo por irse de fiesta a la hora que deb¨ªa embarcarse para Espa?a y que ser¨ªa titular frente al Olympiakos. Igual que hac¨ªan Romario y Ronaldo, Robinho respondi¨® al gui?o de complicidad con una exhibici¨®n dedicada a s¨ª mismo. Robinho hizo casi todo. Dos pases de gol, dos dianas y provoc¨® un penalti con su bicicleta.
"?sta ha sido una semana complicada que termin¨® bien", declar¨® ayer Robinho en una conferencia de prensa que soport¨® con cara de p¨®ker mientras los periodistas le preguntaban sobre su presunta bacanal de R¨ªo. "El m¨ªster s¨®lo me pidi¨® explicaciones por el horario de mi regreso, no por la fiesta. La fiesta es algo normal en la selecci¨®n de Brasil despu¨¦s de ganar partidos y esa noche hab¨ªamos ganado por 5-0. Lo que pasa es que despu¨¦s se me complicaron los vuelos porque pensaba que jug¨¢bamos el domingo, no el s¨¢bado. No pido perd¨®n por la fiesta, sino por la tardanza. Infelizmente, comet¨ª un error. No volver¨¢ a pasar", dijo. "Lo importante para m¨ª es que Schuster me da confianza para que juegue de la manera que m¨¢s me gusta", apunt¨®, "y yo debo responder dando el m¨¢ximo en el campo".
Robinho revel¨® que ha llegado a un acuerdo m¨¢s o menos expl¨ªcito con el entrenador y con los dirigentes del club y que su deber consiste en hacer partidos como el del mi¨¦rcoles ante el Olympiakos, puesto que a cambio obtiene cierto reconocimiento. "Capello me ped¨ªa que bajara a defender cada vez que perd¨ªa la pelota", explic¨®, "y Schuster no me lo pide. De este modo, estoy m¨¢s fresco para hacer el uno contra uno. Corro menos atr¨¢s y no llego tan cansado arriba".
La 'bicicleta' fatal
Rogerio Fidelis Regis, Giovanni Espinoza y Cristos Patsatzoglu est¨¢n unidos por el mismo destino tr¨¢gico. Incapaces de evitar dar el manotazo o la patada, los tres le hicieron penalti a Robinho cuando el brasile?o los encar¨® con su bicicleta.
Rogerio, del Corinthians, pic¨® en la final del campeonato brasile?o de 2002; Espinoza lo hizo en la Copa Am¨¦rica disputada este a?o en Venezuela, y Patsatzogu fue el ¨²ltimo en caer en la trampa, el mi¨¦rcoles pasado, en el estadio Bernab¨¦u.
Con ¨¦l, Robinho inaugur¨® con ¨¦xito en Espa?a su regate m¨¢s personal. Hasta entonces hab¨ªa ensayado su finta, pero sin la misma eficacia. Se?al de que el extremo empieza a sentirse c¨®modo.
"Si la jugada necesita una bicicleta, la har¨¦ con responsabilidad; siempre que as¨ª pueda encarar la porter¨ªa", dijo ayer Robinho cuando se le pregunt¨® por qu¨¦ con la selecci¨®n brasile?a se muestra desinhibido para intentar ese juego de piernas mientras que en el Madrid parece reprimirse.
Lo m¨¢s extra?o del caso es que el profesionalismo no prepar¨® a sus marcadores para soportar el irritante regate al que fueron sometidos.
"En esos casos hay que esperar", dice Miguel Torres, compa?ero madridista y lateral; "pero Robinho es tan h¨¢bil por los dos perfiles que puede hacer que te precipites".
Como dice el argentino Heinze: "A veces, los defensas, con la cantidad de circunstancias que vivimos en los partidos, no sabemos ni lo que hacemos. Despu¨¦s nos vemos por la tele y decimos: '?Madre m¨ªa! ?Qu¨¦ hice?".
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