Arquitectura y espect¨¢culo
Llega un gallego a Manhattan a primera hora de una tarde oto?al y despu¨¦s de un buen paseo para neutralizar el desajuste horario regresa a su hotel. Como a¨²n falta, cuando menos, una hora para echarse a dormir conforme a las pautas del reloj neoyorquino enciende el televisor. Y con el primer zapping en uno de los canales principales aparecen im¨¢genes de la City of Culture compostelana. El presentador se encarama, incluso, a los tejados en construcci¨®n y habla con arquitectos y operarios, de varias nacionalidades, acerca de las caracter¨ªsticas y dificultades de la obra.
La realizaci¨®n televisiva es excelente y ofrece, desde la colina de Gai¨¢s, perspectivas in¨¦ditas del Santiago hist¨®rico al que luego se trasladan las c¨¢maras para justificar el novedoso di¨¢logo entre una ciudad barrocomedieval y un complejo arquitect¨®nico posmoderno. Expresivas recreaciones virtuales del proyecto, desde los planos y maquetas hasta la realizaci¨®n final, proporcionan una idea muy clara de la magnitud de la empresa. Y el presentador no escatimar¨¢ superlativos cuando despide el programa: la experiencia ha sido inolvidable y el conjunto le parece lo nunca visto.
"La Cidade da Cultura proyectar¨¢ en el tiempo, espectacularmente, la imagen de Galicia"
El programa que pude ver en Nueva York hace unos d¨ªas andar¨¢ ya circulando por el mundo entero. Quiere ello decir que nuestra Cidade da Cultura, aun antes de ser concluida, figura ya en el repertorio internacional de la arquitectura concebida como espect¨¢culo que de un tiempo a esta parte viene triunfando, y tiene en el Guggenheim bilba¨ªno su emblema m¨¢s acreditado.
A diez a?os de su inauguraci¨®n, ya se habla sin remilgos del "efecto Bilbao", del "efecto Guggenheim" o del "efecto Ghery". No es impensable que llegado el momento se hable tambi¨¦n del "efecto Eisenman" para referirse a un nuevo hito en el desarrollo de una arquitectura que en una exposici¨®n del Museo de Arte Moderno de Nueva York se presentaba en 1988 como deconstructivista e inclu¨ªa entre sus protagonistas no s¨®lo a los dos nombres antes mencionados, sino tambi¨¦n a Rem Koolhaas, cuyas torres Eisenman ha incorporado ya a su proyecto.
Los cr¨ªticos de esta tendencia hablan de una arquitectura no funcional, escult¨®rica, intelectualista, fragmentada, ca¨®tica. Y lo que ellos denuncian como defectos no viene a ser sino un amplio repertorio de efectos deliberadamente buscados, estrategias que redundan en la espectacular impredecibilidad y el poderoso efecto de asombro que semejantes obras causan. Esto ¨²ltimo, por cierto, era lo mismo que los barrocos buscaban, lo que tiende un lazo de coherencia diacr¨®nica entre las dos ciudades, la de Casas N¨®voa y la de Eisenman.
Son proyectos pol¨¦micos desde su misma concepci¨®n, independientemente de otras consideraciones no menos importantes referidas a su gesti¨®n y coste. El propio Gehry, en la pel¨ªcula que le dedic¨® en 2005 Sidney Pollack, cuenta que cuando visit¨® por primera vez su obra ya acabada no pudo sino exclamar: "?Dios m¨ªo! ?C¨®mo me han dejado hacer esto?". Y en su caso el programa del edificio era sencillo: un museo subsidiario. El que corresponde a Gai¨¢s es mucho m¨¢s complicado, pero no creo que sea impertinente apuntar que ese aspecto no ocupaba un lugar preeminente en la agenda de Eisenman, sino el portento de "deconstruir" una colina y proyectar sobre ella la cuadr¨ªcula de un haz de rutas que conducen ecum¨¦nicamente al Santiago barroco y medieval. El arquitecto se ha centrado, pues, en la espectacularidad y ha conseguido desde ya mismo que ¨¦sta trascienda cuando la obra a¨²n no est¨¢ terminada.
Lo que cumple ahora es resolver definitivamente la sostenibilidad del complejo en lo que se refiere a su funcionamiento. Descartadas, al parecer, posibilidades desmedidas -la ¨®pera ha ido evolucionando, en todo el mundo, hacia unos costes insoportables-, la opci¨®n bibliotecario-muse¨ªstica es la que parece m¨¢s razonable. En todo caso, nuestra Cidade da Cultura est¨¢ repertoriada ya como una de las obras arquitect¨®nicas m¨¢s representativas del nuevo siglo y su efecto ser¨¢ el de proyectar en el tiempo, espectacularmente, la imagen y la cultura de Galicia.
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