Las cenizas del Progreso
DESDE MIMOUN hasta Los viejos amigos, Rafael Chirbes transita por el espinoso camino de la historia espa?ola del ¨²ltimo medio siglo. Con una escritura de precisi¨®n cl¨ªnica en la que a veces recala un medido lirismo, el escritor de Valencia no cede al olvido de la grande y peque?a historia de nuestro pa¨ªs. Como si Benito P¨¦rez Gald¨®s vigilara. Tambi¨¦n podr¨ªa estar vigilando Balzac, que fabul¨® sobre la Restauraci¨®n borb¨®nica. O ?mile Zola, que lo hizo sobre el Segundo Imperio de Luis Napole¨®n. Mucho se ha hablado del realismo de Chirbes. Y no siempre entendido con fundamento. Hay una apariencia de cr¨®nica hist¨®rica en sus novelas, en La larga marcha y La ca¨ªda de Madrid, inmediatamente neutralizada por un rico y fin¨ªsimo mecanismo de relato intimista incrustado en el mural de la Historia de Espa?a.
En Crematorio, Rafael Chirbes hace menci¨®n, incluso en la p¨¢gina final de agradecimientos, a una serie de autores. Pero es en la p¨¢gina 366 donde se nos da una sutil pista: "?A qui¨¦n no le gusta el Par¨ªs que naci¨® de la corrupci¨®n?". ?A qu¨¦ Par¨ªs se refiere el arquitecto de Chirbes? Al Par¨ªs del bar¨®n Haussmann. A la misma ciudad que Zola, poco despu¨¦s de la derrota de la Comuna, dedic¨® La jaur¨ªa. Esta novela fue la primera que se escribi¨® sobre la especulaci¨®n inmobiliaria en Europa. Hay algunas citas de Baudelaire en Crematorio. Ten¨ªa que haberlas. Al dandismo del autor de Las flores del mal ya le iban bien las reformas de Haussman. Aunque era consciente de que en el precio por ese tipo de progreso iba incluido que ¨¦l perdiera su aura de poeta esencial. Del Progreso, sus cenizas y dem¨¢s desilusiones nos habla Rafael Chirbes desde su poder¨ªo narrativo.
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