Calculando fuerzas
Calcular la fuerza real de Esperanza Aguirre dentro del Partido Popular (PP) se ha convertido en uno de los ejercicios m¨¢s frecuentes y solicitados en el aparato del PP. Sus partidarios aseguran que controla sin fisuras la organizaci¨®n de Madrid, la m¨¢s poderosa y rica del PP y la que m¨¢s militancia tiene. Sus adversarios, que la presidenta de Madrid no es capaz de convertirse en el punto de encuentro de los otros barones del partido. Ni el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, ni el presidente del partido en Andaluc¨ªa, Javier Arenas, se mueven c¨®modamente en torno a Aguirre. Esta es, de momento, la principal baza de Mariano Rajoy para controlar el Partido Popular y para garantizarse un papel relevante en la elecci¨®n de su sucesor, caso de no ganar las elecciones de marzo.
Aguirre no es capaz de actuar como el punto de encuentro de los otros barones del PP, lo que ayuda a Rajoy La pr¨®xima campa?a ser¨¢ la primera desde hace 15 a?os que girar¨¢ en torno a debates cara a cara en televisi¨®n
La batalla por el poder interno dentro del PP se desarrolla de manera soterrada pero con mucha fuerza. Nadie pone en entredicho la candidatura de Rajoy a las elecciones generales ni su autonom¨ªa a la hora de dise?ar su propia campa?a. Pero nadie cede un palmo de terreno en el control de los mecanismos internos de poder. El PP valenciano contar¨¢ con un buen n¨²mero de compromisarios en el pr¨®ximo congreso, al igual que la organizaci¨®n andaluza, que no toca poder auton¨®mico pero que es potente en cu¨¢nto a n¨²mero de afiliados. Arenas, que no es fan de Aguirre, ha ido remodelando la organizaci¨®n andaluza para extender lo m¨¢s posible su control personal y compensar su "neutralizaci¨®n" a nivel nacional. El ex ministro se mueve bien en el entorno de Francisco Camps y mantiene buenas relaciones con otras organizaciones regionales menos potentes. "Arenas no pretende pelear ahora por ning¨²n cargo "visible", pero desde luego, buscar¨¢ tener el m¨¢ximo de influencia posible en el partido y que se tenga que contar con ¨¦l y con sus patrocinados, si llega la hora de preparar recambios", explica un diputado popular que ha coincidido varias legislaturas con ¨¦l. Camps, por su parte, tiene todav¨ªa alguna fisura en el entorno de Eduardo Zaplana, fuera de Valencia capital.
Todos los dirigentes regionales saben que su fuerza dentro de sus propias organizaciones territoriales se valorar¨¢ seg¨²n la capacidad que tengan para "colocar" a sus candidatos en las listas electorales de marzo.
En el caso concreto de Esperanza Aguirre, su fuerza se valorar¨¢ no tanto en quienes consigue colocar de su entorno y de su organizaci¨®n en la lista de diputados por Madrid sino, mucho m¨¢s, en quienes consigue que no vayan. En especial, en si logra finalmente que el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, sea relegado, como obligatoriamente le sucede a ella misma, a un esca?o en el Senado. En sentido inverso, si Gallard¨®n lograra colocarse en un buen lugar en la lista al Congreso por Madrid, su victoria ser¨ªa interpretada por buena parte de la organizaci¨®n popular como un fracaso de la presidenta y, sobre todo, como un signo de aislamiento en relaci¨®n con los otros barones y de debilidad cara a la inmediata guerra posterior.
El principal problema de Gallard¨®n, asegura un dirigente regional simpatizante de Aguirre, es que su imagen de moderaci¨®n, que podr¨ªa ayudar al PP fuera de Madrid, no aporta gran cosa dentro de la capital, donde el voto del PP es uno de los m¨¢s extremistas. "Para ganar en Madrid", se ufana, "no hace falta hacer ning¨²n gui?o a la moderaci¨®n".
En cualquier caso, en el PP madrile?o nadie parece dar la batalla ni por ganada ni por perdida, a la espera de entrar en la recta final de la elaboraci¨®n de candidaturas. "De aqu¨ª a febrero, en que empiece aut¨¦nticamente la campa?a electoral, ese es el ¨²nico asunto que de verdad importa en todas las agendas: nombres, nombres y nombres", asegura.
En lo que todo el mundo parece de acuerdo dentro del PP es en el temor a las campa?as demasiado largas y a los desastres que propician. "Un ejemplo evidente ha sido la metedura de pata de Rajoy respecto a la lucha contra el cambio clim¨¢tico. En plena campa?a, probablemente eso no hubiera pasado porque en esos d¨ªas todo el mundo sabe qu¨¦ tiene que decir y sobre qu¨¦. Lo malo son estas semanas, en las que el presidente del partido va dando tumbos por un lado y otro y en las que son posibles todas las desgracias", bromea un especialista del PP en campa?as electorales. La broma no oculta la preocupaci¨®n por las consecuencias de la sonada metedura de pata de Rajoy y el efecto acumulado y desastroso que tienen este tipo de cosas sobre su imagen pol¨ªtica. Para colmo, se lamenta ese asesor, en los d¨ªas siguientes el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, se pronunci¨® claramente sobre a ese problema, advirtiendo que es cierto y muy grave.
"A la hora de la verdad", asegura este mismo especialista popular en cuestiones electorales, "esta campa?a se puede terminar decidiendo en los dos debates cara a cara que habr¨¢, como m¨ªnimo, ante las c¨¢maras de televisi¨®n y que supondr¨¢n un cierto regreso a la modernidad: el ¨²ltimo debate que se hizo en televisi¨®n entre candidatos a la presidencia del Gobierno fue entre Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hace la friolera de quince a?os. -
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