El milagro malasio
No hace mucho se cumpl¨ªa el 50? aniversario de la Merdeka malasia: la independencia tras m¨¢s de 400 a?os de colonialismo. La lucha no violenta de Malaisia tal vez no haya recibido la misma atenci¨®n que Mahatma Gandhi en la India, pero lo que Malaisia ha logrado desde entonces es impresionante, y tiene mucho que ense?ar al mundo, tanto en materia de econom¨ªa como en el modo de construir una vibrante sociedad multirracial, multi¨¦tnica y multicultural.
Los propios n¨²meros dicen mucho. En el momento de la independencia, Malaisia era uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Aunque es dif¨ªcil encontrar datos fiables, su PIB (en paridad de poder adquisitivo) era comparable al de Hait¨ª, Honduras y Egipto, y aproximadamente un 5% inferior al de Ghana. Hoy, la renta malasia es 7,8 veces superior a la de Ghana, cinco mayor que la de Honduras y m¨¢s de 2,5 veces superior a la de Egipto. En las tablas de crecimiento mundiales, Malaisia se encuentra en la franja superior, junto a China, Taiwan, Corea del Sur y Tailandia.
Si Malaisia hubiera seguido en 1997 las recomendaciones del FMI, habr¨ªa destruido el tejido social creado en las cuatro d¨¦cadas anteriores
Adem¨¢s, las ventajas del crecimiento se han compartido. Para 2007 se espera haber eliminado la pobreza extrema y que la tasa de pobreza total disminuya al 2,8%. Malaisia ha conseguido reducir notablemente las divisiones de renta que separaban a los diferentes grupos ¨¦tnicos no rebajando la situaci¨®n de los de arriba, sino elevando el nivel inferior.
Parte del ¨¦xito del pa¨ªs en la reducci¨®n de la pobreza refleja la fuerte creaci¨®n de empleo. Mientras que el desempleo es un problema para la mayor parte del mundo, Malaisia importa mano de obra. En los 50 a?os transcurridos desde la independencia, se han creado 7,24 millones de empleos, un aumento del 261%, que equivaldr¨ªan a la creaci¨®n de 105 millones de empleos en Estados Unidos.
Hab¨ªa muchas razones para no esperarse el ¨¦xito malasio. En la ¨¦poca en la que el pa¨ªs recuperaba su independencia, el premio Nobel de Econom¨ªa Gunnar Myrdal escribi¨® un influyente libro titulado Asian Drama, en el que auguraba un futuro l¨®brego a la regi¨®n.
Malaisia es rica en recursos naturales. Pero, con pocas excepciones, tales pa¨ªses se ven afectados por la llamada "maldici¨®n de los recursos naturales": los pa¨ªses con abundancia de recursos no s¨®lo no obtienen tan buenos resultados como cabr¨ªa esperar, sino que, de hecho, son peores que los de otras naciones carentes de tales ventajas. Aunque la riqueza en recursos deber¨ªa facilitar la creaci¨®n de una sociedad m¨¢s igualitaria, los pa¨ªses con m¨¢s recursos por lo general est¨¢n marcados por una mayor desigualdad.
En el momento de la independencia, Malaisia afrontaba una insurgencia comunista. Era necesario ganarse "el coraz¨®n y la mente" de los habitantes rurales, y eso significaba proporcionarles beneficios econ¨®micos y minimizar los da?os colaterales a civiles inocentes, una lecci¨®n importante para el Gobierno de Bush en Irak, si estuviera dispuesto a escuchar a alguien ajeno a su c¨ªrculo cerrado.
Malaisia aprendi¨® de sus vecinos. Demasiadas ex colonias, rechazando su herencia colonial, se acercaron a Rusia y al comunismo. Malaisia fue sabia y tom¨® un curso alternativo, y sigui¨® el ejemplo de pa¨ªses muy pr¨®speros del este de Asia. Invirti¨® en educaci¨®n y tecnolog¨ªa, foment¨® una elevada tasa de ahorro, instaur¨® un programa de medidas afirmativas fuerte y eficaz.
Malaisia reconoci¨® tambi¨¦n que el ¨¦xito exig¨ªa un papel activo del Estado. Eludi¨® la ideolog¨ªa, siguiendo o rechazando los consejos de los extranjeros de acuerdo con motivos pragm¨¢ticos. De la manera m¨¢s reveladora, durante la crisis financiera de 1997 no adopt¨® las pol¨ªticas del FMI, y como resultado experiment¨® la recesi¨®n m¨¢s corta y menos profunda de todos los pa¨ªses afectados. Cuando resurgi¨®, no estaba cargada de deudas y empresas en quiebra como muchos de sus vecinos.
Este ¨¦xito, por supuesto, no s¨®lo se debi¨® a la econom¨ªa: si Malaisia hubiera seguido las pol¨ªticas recomendadas por el FMI, habr¨ªa destruido el tejido social creado en las cuatro d¨¦cadas anteriores.
Por consiguiente, el ¨¦xito de Malaisia deber¨ªa ser observado por quienes buscan la prosperidad econ¨®mica y por quienes intentan comprender c¨®mo puede vivir unido nuestro mundo, no s¨®lo con tolerancia, sino tambi¨¦n con respeto, compartiendo la humanidad y colaborando para alcanzar objetivos comunes.
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